Mi desgracia comienza aquí.

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¡Hola! Mi nombre es Laura Marano. ¿Mi historia? Quizás ya muchas la conocen, pues... la vida de todos es algo parecida, sólo que algunos sufrimos más que otros. Por mí parte yo intentó ver lo positivo de la vida, y lo bueno que hay en cada persona.

-¡Laura! -me llama la voz de Jill, mientras suena la campana que tanto odio.

Sí, así es mi vida. Debo atender a Jill. ¿Qué por qué? Bueno... les contaré, pero no es algo muy lindo.

Cuando tenía seis años, mi madre murió. No tengo muchos recuerdos de ella, sólo que era muy linda, le encantaba interpretar muchos personajes, porque en su juventud ella daba clases de actuación. A mí siempre me dijo que era talentosa y que con eso llegaría lejos. Pero nunca pasó, o quizás algún día pase, no sé. Porque por como son las cosas... lo dudo.

Dije suspirando.

¿Y mi papá?

De hecho, la historia de él es incierta aún. Un día partió de casa, pero según mi tía Jill, enviaron una carta donde informaban que él había fallecido. ¿Saben algo? Nunca vi esa carta, nunca lo creeré.

-¡Ally, quiero comer! -grita fuertemente. Yo terminó de arreglar las bandejas, acomodó el pan, el huevo y el café que ya está listo y subo la bendita escalera, con sumo cuidado, ya que en ocasiones un molesto gato se pone de por medio.

Golpeo la puerta y espero el famoso "Adelante".

-¡Pasa de inmediato! -Obedezco. Me inclino ante ella y deposito la bandeja en sus piernas, ella está en su cama -Tardaste un montón.

-Oh, lo siento es que...

-No quiero tus explicaciones -dice interrumpiéndome -Quiero que vayas a la tintotería y de paso, quiero que vayas a comprar algunas cosas para comer.

-¿Yo? Pero si usted nunca me pide salir a mí -pregunté guardando la emoción.

-Lo sé, pero todas las demás están ocupadas. No puedo pedirle a nadie más, y aunque seas una estúpida, tienes algunas facultades que pueden servir -dijo mirándome fríamente- Sólo pido que no demores tanto. Vuelve antes de que sea muy tarde.

-Sí, señora -dijo y salgo corriendo.

Voy a la cocina y tomo un poco de dinero, vuelvo a subir y Jill me da una pequeña lista, donde dice que debo comprar leche, galletas, pan y unos cuatro o cinco huevos. ¡Perfecto! Es como para tardarme un poquito. Y en la tintoreria debo recojer el vestido de Maia, para la fiesta de la semana que viene. Bueno...

Me pongo un chaleco rojo, y me cubro con un gorro del mismo color. Tía Jill dice que no es bueno que vean a la servidumbre salir de esa casa, sí, ella es demasiado fría. Pero uno se acostumbra con el tiempo a que las personas sean malas con uno. Yo vivo con ella desde los nueve años, y creo que podría morir con ella. ¡JÁ! Apenas sea mayor de edad, me iré para que se las arreglen sola.

Voy al pueblo y compró todo lo que me han encargado. Pero antes de ir por el torpe vestido, me voy a un "bosque" (cada vez que me dejan salir paso por ese lugar) Es muy lindo, tiene muchos árboles, muchas sillas, flores, plantas hermosas. ¡Y eso me fascina! Dejó las compras en el suelo, y empiezo a trepar árboles, me columpio en sus ramas, y siento libertad. Sonrió como una niña pequeña, y tengo ganas de gritar. ¡Y lo hago! ¡Grito a todo pulmón mientras el viento golpea mi rostro!

Pero en ese momento...

Siento un ruido, y algo cae del árbol, parece... ¿una persona? Y seguido de ello, cae una guitarra sobre esa persona. ¡Grita! ¡Grita de dolor!

Yo me mantengo arriba del árbol, pero me escondo detrás de una rama. ¿Qué pasa si esa persona es mala o peligrosa? Tía Jill dice que el mundo está lleno de pesonas que nos quieren dañar, herir, o hacer sentir menos. Bueno... ella es un ejemplo de esas personas. Pero... ¿y si tiene un arma?

-¡¿Quién está ahí?! -Grita, es un chico, su voz lo demuestra. Quiero ver por el rabillo del árbol, pero me da miedo ser descubierta -Muéstrate. ¡Vamos! -Sigue insistiendo.

No. No puedo hacerlo.

Continuará...

Un amor de ensueño.Where stories live. Discover now