Capitulo 1

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Lia y un hombre en sus cuarentas con una camisa blanca y unos pantalones de mezclilla desgastados caminaban por la casa. Ella no se acordaba de nada, después de que la secuestraron, simplemente despertó. Estaba en el sofá de lo que aparentaba ser una sala de estar, y el hombre le pidió que se levantara y la siguiera.

Se dirigieron al comedor. La única razón por la que su boca no emulaba sonido era por la cinta adhesiva que la cubría. Sus manos estaban atadas también con una cuerda . El señor le señaló a que se sentara en la silla y ella hizo caso. En eso entra a la casa otro hombre, vestido de una forma similar pero más presentable. Llega al comedor y se sienta enfrente de Lia, aunque su mirada se enfocaba en el primer tipo.

—¿Qué hago con ella? —preguntó. Lia solo lo miraba toda confundida. Aunque su expresión siempre fue seria e indiferente, por dentro se encontraba temblando de temor.

El primer hombre colocó sus manos sobre la mesa y lo mira fijamente.

—El jefe quiere que te encargues de ella por un tiempo. Sólo hasta que cumpla los 18. Luego nos la llevamos a Nueva York, si es que Will no paga la deuda... Le costó muy caro el accidente.

—¿Accidente? ¿De qué hablas?

—Perdió la bolsa con los 5 millones que nos dieron para soltar al Doctor. El jefe no está seguro si se la robó o si en verdad la perdió, así que se lo llevó. Y ahora te toca a ti llevarte a la mocosa.

—¿Qué me ve? ¿Tengo cara de mandadero?

—Bueno es tu trabajo, ¿no? Solo llévala al Rancho del Búho.

Ella sabía que sus padres trabajaban con el tráfico de drogas y el lavado de dinero. Tenía 15 cuando lo descubrió, sin embargo desde niña sus padres le habían inculcado a no ser débil, o no mostrarlo, a tener un corazón frío, y ver siempre por sí misma. No tenía ningún amigo, despreciaba a los de su edad por ser "mimados" e incompetentes. Reside en Nueva York, es obvio que con gente consentida iba a crecer si o si.

Suspiró el segundo hombre, más conocido como Zach, el también miró a la chica. Haciendo una mueca de frustración, se levantó de su silla, y le indicó a Lia que se levantara. Le costó un poco considerando que sus manos se encontraban atadas, pero por suerte sus piernas no. Aunque tampoco es como si le sirviera de algo, ya que los pasillos eran muy estrechos, y entre los dos hombres podían encontrar la manera de detenerla en caso de que se echara a correr y escapar de ahí.

El primer hombre se puso atrás de ella y la tomó fuertemente de sus dos manos atados.

—Camina pendeja —le susurró en el oído con rudeza.

—Dan, no es necesario que seas así con la niña —le regañó Zach, y tanto él como Lia rodaron los ojos. Ela lo hacía por el hecho de que le llamara "niña". Sentía que estaba lejos de ese apodo.

Se dirigieron hacia la salida de esa casa, posteriormente ya estaban llegando al auto. El tipo abre la puerta del asiento de copiloto a la chica. Ella entra sin opción alguna, y luego la cierra. Su mente estaba paralizada. No estaba preocupada, era como si ella se dispuso a realizar que esto si era su realidad. Seguía el consejo de sus padres. Designarse, no tener miedo y admitir lo que pasaba. No pelear de vuelta o las cosas saldrían peores era lo que le advertían. Respiró hondo cuando el hombre, Zach, entraba al auto en el asunto de piloto.

—Lo lamento, no es mi decisión, es parte de mi trabajo —encendió el auto. Miró a la chica por un instante. Un sentimiento de lástima recorría por su pecho. Podía ya tener en mente que lo que estaba haciendo no era moralmente correcto, sin embargo era la primera vez que le daban un rol tan grande—. Mira, te voy a desamarrar las manos, pero solo ten en cuenta que si intentas escapar doy órdenes a que maten a tus padres.

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora