sour • soobin

Capítulo 24

—Llaves —estiró su mano el hombre mientras le hablaba en tono serio a su hijo. Soobin fue hacía él y se las entregó—. Están prohibidas las salidas de aquí hasta nuevo aviso. Para los dos —remarcó "los dos" y los señaló con el dedo, ambos jóvenes recargados sobre la barra de la cocina—. Empiecen a lavar los trastes por mientras, un acumulado de tres días porque quien se encarga de estos no vino a limpiarlos.

Se dirigieron al lavabo, y tomaron un plato con una esponja, la enjuagaban con jabón y comenzaron a limpiar.

—Mientras te cuento Soobin, que el papá de Maddie vino a la casa.

—¿Y eso?

—Pasaba a invitarte a ir con su familia a Miami este fin de semana, ya que quiere conocerte más y ver tus aptitudes para tu futuro. Se van el Viernes, después de que tú y tu novia salen de la escuela, toman un vuelo de 3 horas y llegan, se van el Domingo por la noche.

—Papá, Maddie no es más mi novia —levantó su mirada hacia el.

—Ya sé pero el señor cree que si lo son y por eso te está invitando. Míralo como una oportunidad para ingresar a una universidad de prestigio como lo es Columbia. Es una de la liga Ivy. En Nueva York así que está cerca —pasó a estar más cerca de su hijo—. Tampoco me niego a que si ingresas a otra de esas más lejos, pero si tienes la oportunidad justo enfrente, puedes aprovecharla, ¿no crees? —le dio unas palmadas en su hombro— Y cómo estás castigado eso significa que vas a ir.

—¡¿Qué?! ¡No puedo! —exclamó— Tengo aun tareas que entregar, y la temporada de asesorías en demanda está más cerca, necesito prepararme y esta semana me dedicaré a ello.

—No es mi culpa que te hayas decidido largar a un concierto en una ciudad que está como a 20 horas de aquí solo para impresionar a la huérfana.

—¡Papá! —esta vez estaba molesto!

—Está bien, no me ofende —interrumpió Liv—. Al fin y al cabo, es la verdad, ¿si, no? —miró al señor de forma cínica y el solo hizo una mueca con su boca.

—Eso es todo —habló por última vez el señor—. Los dejo solos para que terminen de limpiar todo.

Se fue de la cocina, dejando a los dos solos.

—¡Maldita sea! —lanzó el plato hacia la barra. Tenía suerte que era de plástico.

—Soobin... ¿Tu quieres ir a esa Universidad?

—Ya dije que es una de mis opciones, quiero estar en la liga Ivy. ¡Pero no quiero ingresar por ser el interés romántico de la hija del director! —levantó la voz— Quiero ingresar por mi propio esfuerzo, ¿ok?

—Deberías hablar con ella.

—Eso haré mañana que la vea en la escuela.

—Solo te digo Soobin, que tú solo ve por lo que a ti te interesa, y no hagas nada que no quieras hacer. Toma esto del mejor modo posible, y es que te puedan conocer más y tus aspiraciones. Créeme que ese señor tendrá un gusto enorme por saber más de ti.

—Eso espero.

Los dos seguían enjabonando los platos, y Lia se puso a tararear una canción. Soobin sonrió. Si había algo que le relajaba era cuando ella cantaba.

—¿Qué canción es esa?

—Licencia de conducir.

Él se detuvo a pensar, aunque estaba confundido y ella lo notó.

—Así se llama la canción —continuo Lia—. Fue una canción que hice hace un mes, pero es muy tonta. Resuena en mi cabeza todo el tiempo.

—¿Tonta?