Capitulo 4

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Lia cerró el libro de Química. No había terminado su tarea y ni sabia porque la hacía. Ella en el fondo sentía que la escuela era un desperdicio.

Eran ya las 9 de la noche, y en toda la tarde se la había pasado escribiendo su canción. La cual portaba el nombre de Brutal. Tenía papeles en el suelo arrugados que tenía que recoger y tirar. Y eso hizo, se levantó de la cama para recogerlos. Los llevó al cesto de basura y los depositó ahí. Estaba colocado justo frente a la pared, de la cual la puerta se encontraba cerca. No tenía ni la menor idea de que iba a hacer, sin embargo salió de la habitación.

El pasillo contaba con otras dos puertas que había visto antes, la del fondo del lado izquierdo de las escaleras, el dormitorio de Zach, y a lado de donde ella se estaba quedando, también a la izquierda se encontraba el de Soobin. A la derecha, sabía que había algo más, pero no había explorado esa parte aún. Apenas llevaba un día, así que era muy entendible.

Al fondo, lado derecho. Ahí estaba una puerta más delgada que las demás, no era de color blanca, sino esta era negra. Ella se dirigió hacia allá, dando pasos ligeros para no ser escuchada. Con un ritmo más lento al usual pudo llegar. Tomó la manija y giró de esta suavemente. La puerta pudo abrir, y terminó dando al exterior.

Cerró la puerta detrás de ella y vio más de cerca ese lugar. Era una terraza. Contaba con un piso de madera, un un silón hecho de madera acolchonado que estaba siendo protegido por el techo de la casa, y un asador mucho más adelante. Era un balcón con muro lo que lo rodeaba, y solo al lado izquierdo se podían ver unas escaleras que llevaban al jardín. No era tan grande, pero definitivamente era un detalle muy bonito de la casa.

Decidió volver de nuevo a su habitación, sin embargo era solo para tomar su libreta.

Terminada su canción, "Brutal", Lia se puso a cantarla. No tenía un reloj como para saber cuánto se había tardado. Pero ella podía calcular que estuvo en ese sillón, alumbrada por la luz de la luna y con su libreta y pluma en mano por alrededor de una hora y media. "Lo que hacía el aburrimiento" era lo que pensaba, aunque puede que más que eso, era la misma inspiración. Había algo en ese lugar que le hacía que las ideas le llegaran mucho más rápido en cuestión de musicalidad.

Tarareó el ritmo, hacia su voz más aguda y analizaba cómo sonarían mejor esas letras compuestas por ella misma. Pero fue interrumpida por algo. Más bien por alguien.

—Que lindo cantas —habló Soobin, con una sonrisa tímida en su rostro.

Lia se sobresaltó y lo volteó a ver aterrorizada.

—¿Qué haces aquí? ¿Me estabas espiando? —le preguntó, su voz estaba temblorosa ante el susto.

—Solo un poco. Pero es porque te estaba buscando. Quería saber si se te antojaban unos tacos porque estaba por pedir unos y...

—Primero, no me gusta que me escuchen cantar sin su permiso. Y dos, no gracias —le respondió en un tono que mostraba estar a la defensiva. Su rostro era de enojo. Pero intentó no cruzar miradas con el.

Se levantó de ahí y se adentró a la casa.

El chico se quedó en el umbral de la puerta. El sabía que su intención no era mala, y no tenía en mente cómo iba a reaccionar. La voz de Liv para él era muy bella. Sentía un poco de enojo, pero era la forma en la que expresaba su sentimiento lo que lo dejó perplejo. No dejaba de ser una voz tan melódica para sus oídos.

Notó que en el sillón había dejado su libreta. El la toma. Quería ir con ella y darsela, pero sabía que estaba molesta. Y en parte sentía curiosidad por ver la letra. ¿Que era lo que la angustiaba? Solo tenía presente en su mente la letra "Dicen que estos son mis años dorados", pero quería saber más a fondo lo que eso significaban

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora