Capítulo 8

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Soobin estacionaba el auto, y volteaba a ver a Lia en el asiento de copiloto. Estaba dormida. El recorrido les había durado aproximadamente 1 hora por el tráfico. Desabrocho su cinturón y después el de ella, y después empezó a llamarla por su apodo.

—Liv, despierta —sacudió un poco el hombro de la chica. Pero parecía que estaba muy entrada en su sueño. Así que le dio un pellizco en su brazo y eso hizo que saltara de su asiento del dolor y abriera sus ojos.

—¡Heeeeeeey! ¿Qué te pasa? —se quejó adormilada y le dio una palmada en el brazo.

—Era para que te despiertes. Te traje al centro comercial.

Ella voltea hacia lo que quedaba enfrente.

—¿Y eso?

—Bueno, ocupo unos zapatos nuevos de fiesta. Y creo que vas a ocupar tu también un atuendo y unos zapatos. Y también te voy a llevar a mi restaurante favorito. Te venden hamburguesas... ¡Y el mejor helado que te puedas imaginar! En realidad me gusta más el helado que las hamburguesas. Y todo es cortesía de mi.

—Soobin, no te molestes, no tienes que gastar tanto en mí...

—No, tranquila. Yo hago mi propio dinero, así que no es como que me moleste.

—¿No es de forma ilegal? —ella preguntó en tono de suspenso y el se rió.

—No, no —respondía con una ligera risa—. Más bien, hago tutorías a mis compañeros, o le ayudo con sus tareas.

—Wow, eso es maravilloso.

Él abría la puerta para salir, y ella copia su acción. Al este afuera ambos cierran la puerta y se encuentran uno al lado del otro para caminar hacia la entrada.

—¿Quieres ir primero a comer? —Lia asintió—. Que bueno porque yo estoy muriéndome de hambre.

Ella no comentaba nada. Aún se notaba que ella estaba adormilada. El sol le calaba en la cara. Su paso era más lento, por lo tanto Soobin tenía que estar al tanto de los autos y retroceder cada que el se adelantaba.

—Livie, necesitamos apresurarnos porque las filas son largas —le dijo seriamente.

—Es que estoy cansada —se quejó y hechó su cabeza para atrás. El alto rodó sus ojos, así que la tomó de la mano y se fue corriendo, atravesando todos los autos antes de llegar a la entrada de ese lugar—¡Soobin espérate! ¡Me vas a terminar matando!

—¡Vamos Livie! ¡Hay qué apresurarnos!

Después de un rato habían llegado y entrado. Pero no se detuvieron. Aunque ya no estaban corriendo, si estaban ambos acelerando el paso. Ella claramente no sabía dónde quedaba el restaurante, pero él sí. Se dirigieron a las escaleras eléctricas, Soobin hacía que Liv subiera un escalón a cada rato. Luego de un rato pudo ajustarse al mismo ritmo que él. Al llegar al segundo piso, sin soltarse de la mano, fueron corriendo a las escaleras para llegar al tercer piso y repitieron lo mismo.

La gente los miraba raro, especialmente los adultos. Pero uno que otro podía comprender que se trataban de dos adolescentes que rara vez salían de seguro. Hasta una viejita los señaló y describió con su marido como unos "novios frikis".

All llegar por fin al tercer piso y a los restaurantes, Soobin le apuntó cuál era al que iban a comer. Encaminándose, ambos notaron que si, había una fila enorme que empezaba desde adentro hasta unos cuatro metros del exterior de aquel lugar.

—¿Tan buenas han de ser esas hamburguesas, no? —Lia se cruzó de brazos, a la vez que ambos tomaban lugar en la línea de personas.

—Ya te dije —soltó finalmente la mano de la chica—, lo bueno aquí es el helado —el quedó atrás de ella, por lo tanto estaba a espaldas de él.

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora