Capítulo 11

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Los tres chicos estaban sentados recargados en una pared, siendo vigilados por la maestra Margaret. Desde que el conserje vino a abrir varias aulas con acceso más restringido, a ellos no les permitieron interferir en la búsqueda de la chica.

Taehyun y Beomgyu estaban sentados ambos a un lado de él, apretando cada uno una mano uniéndola con la de él. El chico tenía lágrimas sin detenerse corriendo por su rostro, pero esta vez estaba silencioso. Y estaba temblando.

En eso llega el director con el conserje a ellos.

—No está ni en la cafetería ni en el laboratorio. Ya checamos al principio los lugares de los empleados...

—Falta el piso de abajo —la maestra señala del otro lado esa reja que está luego de las escaleras.

El director rodó los ojos, pero le hace una seña al conserje a que abra.

—Es el último lugar. Si no está aquí, la búsqueda fue en vano —respondió el director de forma cínica. La maestra lo miraba molesta ante las cosas que decía.

—Necesito ir a ver —murmuró Soobin.

—No, Soobin —le dijo la maestra—. Es entre ellos la búsqueda.

El conserje abrió ese portón, y tanto él como el director fueron hacia el pasillo que quedaba en la planta baja.

—Yo no soportaré que la hagan de menos.

Tomó fuerza y se safó del agarre de los dos chicos. Se levantó y fue hacia ahí.

—¡Soobin regresa!

—¡NO! —gritó desesperadamente— ¡La iré a buscar cómo se debe!

Bajó las escaleras y llegó al pasillo. El conserje y el director iban revisando ventana por ventana detenidamente a cada salón. Se habían dado cuenta que el muchacho estaba ahí, pero no comentaron nada al respecto.

Soobin aceleró más su paso, también buscando entre ventana por ventana, hasta que algo llamó su atención.

Eran las envolturas de chocolates y los pedazos de vidrios rotos que estaban tirados afuera del último salón.

—¡Tiene que estar acá! —exclamó el chico. Fue corriendo hasta el último salón, y tomó preocupación con los vidrios tirados.

Levantó su vista a la ventana.

Lia estaba ahí. Pero estaba con los ojos cerrados.

—Liv... ¡Liiiiv! —se agarró del marco de la ventana rota al verla. Esto hizo que se encajara las manos. Además de que estaba llorando por ella, el dolor lo hizo volverse más loco.

Puso su pie sobre la pared y tomó propulsión para saltar y entrar al aula, tenía miedo de caer sobre ella. Ella estaba acostada cerca de la ventana rota.

La chica lo escuchó, y de a poco fue abriendo los ojos. El chico calló. Había pisado un poco mal y le dolió. pero no fue nada grave. Ignoró el dolor que sentía físicamente. Se incorporó a la chica y la tomó de las mejillas. A la vez que ella lo miraba a él, con sus ojos entreabiertos.

El conserje luego de varios intentos con distintas llaves, encontró la correcta y abrió la puerta.

—Te.. Te sacaré de aquí —colocó los flojos brazos de la chica y los colocó detrás de su hombro. Puso una mano en su espalda, y otra por donde terminaban los muslos de la chica para así cargarla. Sus manos aún tenían sangre, pero no era tanta a comparación de ella. Lia tenía una cortada en su cuello, y otra en la pierna. Lo primero que supuso el muchacho fue que ella intentó escapar de ahí rompiendo la ventana.

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora