Capítulo 21

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—Me he escapado como cinco veces. Y en todas estuvo involucrado Yeonjun. Ósea yo ya era rebelde desde pequeña, pero estar con él fue... Fue otro nivel —se rió cortamente solo recordando—. Y en una también estaba involucrada Anna. Le pedí a el que me pasara a recoger primero y después fuimos a casa de mi amiga, e hice que se escapara de su casa también para irnos a una fiesta. Estaba muy asustada, Y no quería ir pero la terminé convenciendo. Las dos teníamos 16, ¡debiste ver su cara! Era tan inocente, pero se la pasó muy bien.

—¿Vivías en Nueva York, verdad? —preguntó Soobin.

Eran ya las 8 de la noche, él estaba al volante. En cuanto Liv, ella estaba en el asiento de copiloto. Se habia deleitado de tener el control de la música, se había tomado una siesta y ahora estaba haciendo plática con su acompañante.

—Así es.

—Con razón, las fiestas ahí están a otro nivel.

—La actividad nocturna es muy habitual allá. Aunque el resto de veces que me escapaba era para estar en la casa de Yeonjun. Y tuve la suerte de que no me hayan atrapado. Pero él prefería ir a visitarme, también a escondidas...

—¿Te prohibían verlo?

—No necesariamente... Solo que —al recordar lo que iba a decir, se sonrojó—, nos veíamos para —se había puesto nerviosa, y en su mente se estaba regañando por eso. No sabía de qué forma expresarlo—... Bueno, ya fue... lo hacíamos.

—Oh —dijo seriamente el muchacho.

—Sabiendo que él era más grande que yo. No estoy orgullosa de ello.

El parpadeó varias veces. Sentía algo de incomodez. Escuchar a la chica que le gustaba hablar de lo que tenía con su exnovio no era lo más placentero. 

—Y Liv... ¿Cómo te haz sentido? Me refiero a estos días, ¿aún sigues triste?

—No. Ya no lo estoy, yo ya sé que no quiero regresar con el. Ya te había dicho que si deseo un día aclarar las cosas. Pero aprendí que es lo que yo no quiero en una relación. Y es sentirme presionada ante mis decisiones, mi personalidad, mi vestimenta, mis tiempos... Quiero vivir mi vida sin necesidad de acomodarme por alguien más... Tanto que me esforzaba a aparentar ser más madura. Y ahora veo que no disfrutaba mi adolescencia a cómo se debía... Sueno como si estuviera en uno de esos programas de enseñanzas, ¡por Dios! —Soobin se rió ante el comentario— Pero me he sentido más libre... Lo cual es irónico porque casi que no puedo salir a ninguna parte si no es contigo, de hecho ni me permitían salir, pero bueno. A lo que voy es que he podido socializar más y he mostrado mi personalidad más a flote. Tengo aún cosas por las que angustiarme, pero por lo menos este ambiente me distrae un poco. Aprendí a sobrellevar situaciones de riesgo.

—No te entiendo, ¿por qué deberías estar angustiada?

—Por mis padres.

Ella lo miró. Y no mentía. Pero no quería decir más. Sus ojos estaban llorosos, más ella estaba conteniendo esas ganas de llorar.

—¿Y tú cómo te has sentido ayer y hoy? —preguntó ella de golpe— No quiero echar sal a la herida, pero si quiero saber cómo ha estado todo después de que te rechace. Más que nada porque quiero tener comunicación de verdad contigo. Me importas mucho.

Para esto, la luz del semáforo torno a rojo, provocando que él la mirara y se encontrara con los ojos brillosos de la castaña.

—Me sentí triste. En realidad estaba muy ilusionado y... pensé que tú también sentías lo mismo. Tienes una forma muy cariñosa de tratar a la gente y creo que tomé de forma errónea tu tratar.

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora