Capítulo 35

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—¡Beomgyu!

Lia fue corriendo por el pasillo hasta que porfin encontró al chico, saliendo de su clase. Al llegar a él se revaló, pero con suerte en la detuvo sosteniendo sus manos.

—¿Qué pasa Lia? ¿Todo bien? —preguntó el.

—Sucede que hoy ocupó ir a comprar varias cosas para mi fiesta de cumpleaños. Es el Viernes. Soobin iba a llevarme pero estará ocupado dando clases de Química pero me dijo que tú podías llevarme. ¿Puedeeeees? —junto sus manos y le lanzó una mirada suplicante.

—Está bien —dijo entre risas—. Es más tenía pensado ir a un nuevo restaurante de alitas, pero me daba cosa ir solo así que iba a invitar a alguien... ¡Y tú serás ese alguien!

—Me súper agrada la idea... Mira, tengo que enseñarte la lista de lugares a los que iremos y las cosas que ocupo.

Acercó la mochila que tenía colgada en su espalda para hacerla hacia enfrente. Abrió la bolsa más pequeña para sacar su celular. Pero no estaba.

Ella abrió la otra bolsa, la más grande. Pero para su sorpresa, tampoco estaba.

—Ay no, ¡mi teléfono!

Se incó y volvió a buscar desesperadamente, pero no encontró nada. Mientras tanto, el chico llamaba a su teléfono. Lo más extraño fue que colgaban la llamada.

—Alguien más tiene el teléfono.

Siguió llamando, y pasaba lo mismo, cortaban al segundo.

—¡Me lo robaron!

—Hay que seguir llamando, lo más seguro es que siga acá.

Tomó fuertemente la muñeca de Lia, y ambos fueron caminando por los pasillos. Era ya la hora de receso, por lo tanto estaba transitado el espacio con muchos estudiantes.

Habían recorrido todo el primer piso. Tan solo les faltaba la cafetería, y el segundo piso. También el gimnasio. Y los baños

—¡Sigue llamando! —anunció Lia— Tu ve al segundo piso, y yo a los baños.

Ambos se separaron. Ella se dirigió al baño de mujeres, y caminó por cada uno de los cubículos. Pero no escuchaba nada. Salió y tan solo pegó su oreja a la puerta del baño de hombres, pero nada se hacía notar. Suspiró, y fue hacía él comienzo de las escaleras, de las cuales él estaba bajando, hasta encontrarse con la castaña.

—Se me ocurrió algo mejor —dijo él—. ¿Y si le preguntamos a Soobin si tiene el localizador? ¡Con eso nos ahorramos recorrido innecesario!

—Tienes razón —respondio.

Los dos se fueron caminando hasta llegar al final del pasillo, llevándolos así al campo de fútbol.

Pero Beomgyu se alertó al escuchar los sollozos de Lia, ella había comenzado a llorar.

—¡Lia! ¿Qué tienes?

Ella siguió caminando, así que él siguió su paso, pero se para al momento de llegar al pasto.

—E-ese teléfono m-me lo prestó Soobin —observa al chico—. Lo iba a vender pero decidió dejármelo por el tiempo en el que me quede... ¡y se lo acabo de perder! —lloró desconsoladamente. Él la abrazó, terminando así la cabeza de ella escondida en su pecho.

—Tranquila, Lia. El no se va a enojar. Dudo que él pudiese enojarse contigo. Creo que tú lo tienes bien controlado.

—¡Beomgyu! —se separó de él y le dio un puñetazo suave en su hombro, acompañado de una risa y su rostro enrojecido con las lágrimas escurriendo.

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora