Epílogo

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4 años después

Plácidamente acostada boca abajo en su cama se encontraba Lia, con su iPad mostrando la aplicación que utilizaba para hacer sus diseños para su línea de ropa.

Su teléfono vibró varias veces, así que lo tomó de inmediato, y vio los mensajes que Soobin le había enviado, avisando que ya había llegado a la casa. Se levantó.

Salió de la habitación. Corrió por las escaleras, con una sonrisa en su rostro que se notaría a kilómetros. La puerta de la entrada se abrió, haciendo que el entrara con sus maletas en mano. Las dejó ahí mismo para ir hacia donde estaba ella, y en medio de las escaleras terminaron encontrándose en un abrazo.

Luego de 3 álbumes, 2 películas, 2 series y 2 giras mundiales, Lia se encontraba en su casa descansando de su larguísimo periodo laboral. Con la única excepción de su línea, aunque aquello lo veía más como su hobbie. Esta decisión se la había hecho saber a su disquera, su equipo de publicistas, su manager, y todos los que se encontraban alrededor de ella. Quería volver a sentirse en sintonía consigo misma, y dejar a un lado ese perfil de persona exitosa del que constantemente parecía que le consumía.

Ella rompió en llanto, apretó fuertemente la espalda del alto, aferrándose a el,

—¡Te extrañé mucho! —sollozó— ¡Dime por favor que ya no te vas!

—Prometo que ya no... Por el momento no me han dicho nada sobre un nuevo internado.

Cuando Lia había regresado de su gira, la cual duró 8 meses, había sólo tenido la oportunidad de ver a su novio tres días, para que después el tuviera irse a Berlín en un internado del Centro de Investigación de Neurociencia de Wagner-Schultz por dos meses.

Ambos estaban acostumbrados a tener agendas ajetreadas, a verse por dos días y extrañarse por meses seguidos mientras estaban a miles de kilómetros a distancia.

El se inclinó hacia su rostro. Tomó las mejillas de la chica con sus manos y la besó dulcemente.

—Tengo muchas cosas planeadas para nosotros dos —respondió ella con una sonrisa de oreja a oreja, a la vez que rodeaba sus brazos en el cuello de Soobin.

—¿Cómo qué?

—Primero, ya se que tu te quedas conmigo cuando me visitas, pero... Quiero invitarte a que ahora vivas aquí de forma oficial. ¿Aceptarías?

Los ojos del alto brillaban, una sonrisa se formó en su rostro. El asintió y procedía a darle un beso en la frente.

—Claro que acepto —se dieron nuevamente un beso corto. Bajaron juntos las escaleras, tomados de la mano y se entaron en el sofá de la sala de estar,.

—En estos dos años viviendo aquí, siempre quise llamar a este lugar, "hogar" —ahora ella tomó la mano de él, y entrelazaron sus dedos mutuamente—... Y quiero crear muchas memorias aquí contigo. Añoro desde lo más profundo de mi corazón estar contigo y tomar un nuevo paso hacia nuestra relación.

Soobin estaba anonadado al escuchar aquello, aunque también sospechaba que algo sucedía. Otra vez las lágrimas corrían sobre las mejillas de ella. El pasaba sus manos sobre estas para apartarlas.

—¿Qué pasa Lia? ¿No estás feliz? Por fin podremos pasar más tiempo juntos.

—¡Estoy feliz! —ella también se secó sus lágrimas— Es que —dió un largo suspiro —... Hay algo más. Soobin, tengo algo muy importante que confesar.

Tragó saliva, y la miró detenidamente. Lia sacó el sobre que se encontraba dentro de el bolsillo de enmedio de su hoodie, y se lo entregó. Soobin lo abre, y ella estaba pendiente de su reacción.

Los ojos de él se llenaron también de lágrimas. Ella recargaba la cabeza sobre su hombro, junto sus manos con las de el, sosteniendo aquella ecografía. El sollozo de ambos inundó aquella habitación.

—Esto es increíble... Seremos padres —dijo, aún con asombro en su rostro. Ella asintió, estaba feliz, y lloraba debido a ello—. Te amo, Lia.

—Yo también te amo, Soobin.

Fin. 

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora