[2] Capítulo 10

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Soobin besó a Lia, ambos estaban en la esquina de aquel cuartito donde estaban encerrados. Pese a las telarañas y la poca luz, no había sido un inconveniente para los dos sentir una necesidad por estar con el otro.

Los dos estaban mentalizados con que iban a morir, que ya nada les importaba.

La castaña comenzó a desabrochar desesperadamente la camisa del muchacho, y así él se había despojado de su vestido, y próximamente de todas sus prendas.

Ella estaba sentada a horcajadas de él, sintiendo como las manos del muchacho divagaba por todo su cuerpo, especialmente sus pechos los cuales se habían convertido en una enorme adoración para el. Sin duda la amaba, ella terminó siendo lo más hermoso de su vida. Y antes de que la vida se la arrebatara, necesitaba cumplir con uno de sus mayores deseos.

Solo habían tenido relaciones una vez. Y aunque ella mil veces le repitió al inexperto que estuvo bien, él no paraba de exigirse en que podía hacerlo mejor.

Y bien, cumplió consigo mismo.

Habían llegado ambos al orgasmo casi al mismo tiempo, tal vez el un poco después. Tanto así que sería inolvidable para las supuestas últimas horas de vida de Lia.

Lia desearía haberse muerto, para no tener que recordarlo como su mayor pesadilla.

—¡NOOOOOOOO!

La castaña se despertó, con su frente sudada y una cara de petrificación.

—¿Lia estas bien? —la chica se dio cuenta que no estaba sola en la habitación.

Era Anna, sentada sobre su cama, a una esquina.

—¿Qué haces aquí? Hasta donde tengo entendido, no me alegra verte.

—Lo sé... No estoy orgullosa de cómo te hablé Lia. Venía a pedirte disculpas. Eres mi mejor amiga.

—Éramos.

—Lo somos —ella la miró seriamente—. No pienso perderte por un desacuerdo mutuo.

—Anna, no fue solamente un desacuerdo... Me estuviste reclamando todo este tiempo sobre lo que hacía con el bebé, con Soobin, con Yeonjun... ¿y qué hay de lo que yo quiero? Porque lo que tú crees que está bien no lo está para mi... Lo único que quiero es que mis problemas desaparezcan. Y sentí que algo tan bello como lo que es la maternidad es la oportunidad perfecta para dejar de sentir que soy una inútil que no sabe que hacer con su futuro.

—Lia, en verdad no te quiero decir nada erróneo. Al fin y al cabo, es tu vida... Pero eres mucho más que eso. Eres una chica sumamente talentosa. ¡Tu eres brillante! Cantas, actúas, diseñas, dibujas y compones arte de verdad. Que la maternidad no te haga detenerte en tus sueños. Si crees que ya no tienes oportunidad con el show al que audicionaste... ¡Aún quedarán más oportunidades! Tienes 18 aún, ¡eres sumamente joven!

—No lo creo... Pero si llega a ser así...

Sus ojos comenzaron a humedecerse, dandole permiso a sus lágrimas a comenzar a correr por sus mejillas.

—¿No me piensas dejar, verdad? —su voz se rompió, mientras que ella lloraba intensamente. La mejor amiga aprovechó para darle un abrazo.

—¡No Lia! Perdón... No quiero volver a dejarte ni lastimarte.

—Yo tampoco quiero alejarte, perdóname a mí por ponerme agresiva.

—Esta bien, yo sé que mi manera de expresar lo que sentía tampoco fue la correcta.

Ambas acariciaban sus espaldas, consolándose mutuamente. Anna también había llorando. Pero de inmediato secó sus lágrimas.

—¿De casualidad soñaste algo feo?

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora