Capítulo 38

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Habían pasado 10 horas. Por lo que pudieron intuir, ya era de noche. Ya estarían cumpliendo las 24 horas desaparecidos. No sabían si iban a ser rescatados. Con hambre se encontraban los dos, pero preferían no pensar en eso. Sus manos estaban entrelazadas.

Era lo único que les quedaba, morir o tener esperanza, juntos.

Además de que ambos pasaban frío. A Lia le habían robado su chaqueta de cuero. Debido a que estaba descalza, Soobin le había prestado sus zapatos, quedándose así él en calcetines. El vestido blanco de tirantes que traía ella le estaba jugando en contra. Estaba temblando. Al notar esto, el desabotonó su camisa. Acercó a la chica a su pecho y mientras la abrazaba, cubría sus hombros y brazos. Ella también lo abrazó.

—Me hubiera gustado que me enseñaras tocar la guitarra —dijo Soobin

—No digas eso que me deprimo —se aferró más a el, acurrucando más su rostro. El no pudo evitar sonrojarse, y le dió un beso en la frente.

El estómago de ellla había rugido tan fuerte debido al hambre, hasta Soobin había escuchado. Sus piernas se habían estremecido, a la vez que ella accidentalmente terminó encajando sus uñas en la espalda del chico.

—Si mueres antes que yo, te voy a comer —el alto la miró y arqueó una ceja. Pero ella tenía un rostro serio—. Es en serio. Pero si yo muero antes, dejo que me comas. Bueno, no podré hacer nada... Ya estaría muerta.

—Si te mueres yo de inmediato veo como morirme. No soportaría verte muerta.

—Si me comes puedes sobrevivir más tiempo.

—Yo no quiero sobrevivir... Sólo quiero estar contigo por lo que reste de nuestras vidas.

—Puede ser posible pero no en su totalidad. Uno tiene que morir. No habría diferencia si tuviéramos 90 años y yo me muero primero. ¿Acaso te matarías sólo porque me morí?

—Pero si tuviéramos 90 años no sería tan deprimente, vivimos nuestros años enamorados, planeamos nuestro futuro y cumplimos nuestras metas... O capaz no sufriría porque me dió Alzheimer.

Lia soltó una carcajada.

Pero la puerta se abrió de golpe. Uno de los hombres, en pasamontañas les lanzó una caja de pizza frente a ellos.

—Tengan, para que dejen de decir que se van a comer.

Salió de el cuarto, así que cuando se fue, los dos jóvenes jalaron la caja hacia ellos y la abrieron.

Quedaban solo las orillas. Lia volvió a reír.

—Odio a la gente que deja las orillas —susurró—. Pero hoy lo agradezco.

Los dos tomaron aquellos pedazos de pan, y comenzaron a comer y disfrutar lo que parecía para ellos ser su última comida.

Lia estaba plácidamente dormida, pero Soobin no podía aún conciliar el sueño. Mientras ella estuviera despierta, podía encontrarse con calma. Pero sin ella distrayéndolo, él se inundaba en sus preocupaciones, acerca de  que podría pasar después.

Sus pensamientos duraron poco cuando el hombre que les había traído pizza entró de nuevo, esta vez alcoholizado y caminando hacia ellos.

—Que guapa está tu amiguita —balbuceó a la vez que se agachaba y tomaba del brazo de ella para jalarla.

Soobin actuó rápido, retiró su mano de ella y se levantó. Lia terminó en el suelo debido a ello, tan sólo esperaba que no se golpeara tan fuerte en la cabeza. Tomó del cuello al hombre y lo miró con rabia.

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora