Capítulo 30

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Él la escuchaba cantar desde su habitación, una canción de Adele en específico, "A Million Years Ago". También tocaba la guitarra. Soobin se salió de la suya para ir a la de ella. La puerta estaba abierta y él se quedó solo en el marco. Echo un pequeño vistazo. En su rostro se formaba una sonrisa que reflejaba lo enamorado que se encontraba.

Algo que se hacía notar, era que después de que él se enterara que ella también gustaba de él, parecía que los dos se habían vuelto más nerviosos al lado del otro. Estaban temerosos de pasar a la siguiente página del cuento.

Veía que ella estaba cantando frente a su celular. Se estaba grabando.

Al terminar el coro, para pasar al segundo verso, el teléfono comenzó a sonar.

—Mierdaaaaaa —se quejó ella y lanzó la guitarra al centro de la cama. Poniéndose de pie fue hacía él buró donde estaba su celular. Lo tomó y rechazó la llamada—. Maldita seas estúpido demonio de Tazmania.

Soobin soltó una carcajada, y ella sobresaltó del susto.

—Disculpa, no quería asustarte —dijo— ¿Puedo pasar? —ella asintió, después tomó asintió en el borde de la cama de nuevo. El solo se puso frente a ella— Y dime, ¿qué te llevo a decir la palabra "Mierda" de una forma tan furiosa y utilizar al Taz como insulto? —arqueó una ceja y se cruzó de brazos en forma juguetona.

—No importa mucho.

—¿Segura? ¿Alguien te está molestando?

—Porfavor no te metas en ello.

—No me estoy metiendo, solo pregunto.

—Está todo bien, tú tranquilo.

Él notó que ella no había hecho contacto visual. Aunque a Lia no le parecía difícil mentir, esta vez no pudo volver a su rutina de actuación. Así que prefirió no verlo. Y con eso se dio cuenta el que la chica estaba ocultándole algo. Así que se incó con un solo pie, para quedar a una altura similar a la de ella. En realidad Lia terminó estando más alta. Esto para encontrarse con la mirada baja de la castaña. Ella presintió que lo hizo tan solo para verla a los ojos, y soltó una pequeña risa.

Él tomó su mano, la acarició con la yema de sus dedos. Se bajó del colchón y se sentó enfrente de él en el piso.

Acomodaba sus mechones de cabello hacia atrás, mientras que le dedicaba una sonrisa a él, Soobin hacia lo mismo. Los dos estaban aún llenos de nervios. Era normal, dos adolescentes enamorados. Ella se reía cada que hacía contacto visual con el, y en cuanto al chico su frente y manos sudaban, hasta le dio vergüenza. Lia lo había notado, pero no le dio importancia.

—Soobin, ¿cómo descubriste que yo te gustaba?

—¿La verdad? Fue el día de la fiesta de la hermana de Hueningkai... Cuando bailé contigo me sentí diferente, pero magnífico. Fue una sensación muy bonita, estar contigo y aunque en realidad no fue el mejor momento porque hice una pregunta muy estúpida sobre mi amigo y mi papá nos interrumpió... Lo consideré a ese momento como algo mágico. Porque el siguiente día no podía dejar de verte con otros ojos. Lo único que hicimos ese fin de semana fue charlar, comer, yo escuchándote cantar y ver una película. Pero me sentí diferente. Me sentía de lo más cómodo y tú me aceptaste como tal. Mi amor crecía por ti cada día. Me di cuenta que eras tú esa pequeña chispa de la que tanto anhelaba, y supe que te quería cerca, más que solo una amistad. Estoy enamorado de ti, Lia.

Los ojos de la castaña brillaban, estaba aguantando las ganas de llorar. Quería lanzarse a sus brazos, y aunque no perdía nada con hacerlo, no buscaba en ese momento desahogarse así.

—¿Y tú cómo supiste que yo te gustaba?

—¿Puedes creer que ese mismo día? Te veías muy lindo ese día.

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora