Capítulo 25

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—Van a ir los directores de Penn, Darthmouth, Yale y Harvard... Tienen varias residencias en un mismo vecindario que dan acceso a una zona privada de la playa, es... impresionante. Y estoy invitado como "acompañante" de Maddie, pero en si la idea que ella me ofreció es tomar la oportunidad de crear conexiones... Livie, esto es muy... ¡Muy loco!

—La verdad si, eres el tipo con más suerte.

Las clases habían terminado, y los dos jóvenes se encontraban caminando a casa, comiendo de un cono de helado cada uno.

—¿Y vas a ir? —preguntó Lia.

—Si.

—Pues —suspiró—... Me alegro por ti. ¿Tendrás que fingir que son pareja?

—No. Hicimos el trato de que ella tenía que asegurarles a sus papás que solo somos amigos.

—Eso suena bien. ¿Así que volviste a ser su amigo?

—Bueno —pasó su mano por detrás de su nuca—, en realidad no la puedo dejar sola, aún... Espero no te moleste.

—¿Por qué me tendría que molestar? Es tu vida, tus relaciones... En eso yo no tengo voz y mientras sea tu decisión y te sientas cómodo yo no puedo insistir en que dejes de hablar con alguien. Solo mantenla alejada de mi y listo, no pido más.

El alto asintió y siguieron caminando por la banqueta. Aún les faltaba unos cuantos metros para llegar a casa.

Desde la mañana empezaron a caminar, luego de que le castigaran a Soobin el auto. Se levantaron más temprano, y estarían llegando a la casa más tarde de lo usual, pero él estando con ella hacía que el tiempo se pasara volando.

Ambos eran inseparables. Pasaban más de 12 horas juntos ahora que compartían el mismo horario, y agregando con que vivían juntos y una parte de su día la pasan juntos para convivir, ya era suficiente para decir que ellos eran como uña y mugre. 

Él pensaba en que llendo a Miami y estar tres dias sin la compañía de la castaña sería complicado, pero también qué tal vez era lo que necesitaban, algo de distancia. Tal vez así podían reordenar sus ideas, Soobin podría hacer algo que le haga de a poco superar su enamoramiento hacia Liv.

Pero por el momento él parecía estar más que ello, estaba maravillado por todo lo que la describía a ella. Su bonito rostro, su inteligencia, su paciencia y su espontánea personalidad, cada detalle que encontraba en ella lo podía tener en mente todo el día, y antes de dormir suspiraba y abrazaba su almohada, imaginando que era ella. A veces hasta se inventaba en su cabeza algún escenario donde él le hablaba desde lo más profundo de su corazón, y seguido, se daban un beso.

Los dos querían revivir aquel beso, querían confesar el amor que se sentían y mandar a la mierda aquello que les impedía.

El teléfono de Lia sonaba, y al ver que era Anna ella contesta.

—Hola.

—¡Hola Lia! ¿Qué tal? ¿Ya saliste de la escuela? —preguntaba la rubia desde la otra línea, en su habitación

—Si. Estoy con Soobin caminando a casa —miró de reojo al chico y este sonreía al escuchar su nombre.

—Aww, ¡te acompaña a ir a casa!

—Y me invitó un helado.

—¡Uuuuuuh! ¡Aquí huele a amoooor! ¡Lia y Soobin tomados de la mano...! —se pusó a cantar.

—¡Anna cállate! —dijo entre risas.

—Perdón perdón —se detuvo para tomar aliento—, tengo que ponerme seria para lo que te tengo que contar. Y es el motivo por el que te llamo.

sour • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora