Capítulo 1

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—Blasty, ya despierta, ¡vamos hermano! ¡no seas tan infantil! ¡vas a hacerla llorar si no la despides!

Bakugou gruño, alguien lo estaba moviendo de una forma que se le hacía familiar pero que nadie había vuelto a hacer. Con esa confianza que él no lo mataría por su imprudencia. Aquella persona, lo tocaba, como si no supiera de lo que era capaz.

Cómo si no lo tuviera miedo. Y hacía mucho tiempo que aquellas personas habían muerto.

— ¡Blaaaaasty! —alargó la "a" buscando molestarlo — ¡Despierta!

El cenizo gruño otra vez, ¿acaso ni muerto se podía descansar? ¿no merecía eso?

¿Por qué rayos Kirishima lo estaba...?

Un momento.

¡Es la voz de Eijirou!

Se sentó tan rápido que su frente choco con la de la otra persona, sus ojos se abrieron de par en par al notar aquel cabello pelirrojo, esos dientes afiliados de dragón, la vestimenta —y la falta de ella en el torso— tan floja y casual que siempre caracterizó a su fiel compañero y amigo.

—Auch, Blasty, eso dolió —se quejo el pelirrojo, tocándose la frente donde se habia dado el impacto —Sé que estás molesto porque la señorita Izuku se va pero no era para...¡¿qué tienes?! ¡¿tanto te dolió el golpe, amigo?!

Katsuki negó con la cabeza, limpiándose las lágrimas que habían caído sin permiso por su rostro y admirando a su alrededor. El cielo, aquel lugar sagrado al cual pensó que nunca tendría acceso después de tantas atrocidades cometidas en su vida, se parecía mucho a esa colina de su castillo donde disfrutaba tomar sus siestas. El césped era tan verde y el aire tan puro como en sus memorias.

—En verdad no debería ser perdonado...—murmuro admirando aquel paisaje —Pero que hermoso es esto.

— ¿Hermoso? Oh, hablas de la vista, ¡sí, es hermosa! —confirmó el pelirrojo sonriente pero después negó con la cabeza y tomo a el cenizo por sus hombros — ¡Ahora no es momento para eso! ¡Ve a despedirte de la señorita Izuku! ¡No la hagas llorar, Blasty!

— ¿Despedirme? —ladeó la cabeza confundido — ¿Acaso no viven todos aquí?

Es decir, era el cielo, ¿no? ¿o acaso los muertos tenían cada uno su parte?

—Pues, claro la señorita Izuku volverá porque está es su tierra, ¡pero eso será hasta dentro de un año o más! ¡así que ve a despedirte! —volvió a repetir el de dientes puntiguados —Todos ya sabemos que la quieres mucho, no vale la pena que se vaya en malos términos. Terminará llorando todo el viaje, Blasty.

¿Viaje? ¿En el cielo se viajaba?

Había algo que no estaba entiendo de las palabras de Eijirou. Una cosa que se escapaba del entendimiento del monarca.

— ¿A dónde viaja Deku? —interrogó sintiendo cierta opresión en la garganta.

— ¿Lo preguntas porque te olvidaste o estás siendo infantil, otra vez? —bufo el pelirrojo sin saber ya que creer de su volátil amigo — ¡A Endveador! ¡La señorita Izuku viaja a Endveador!

Oh, debió suponerse que todo era muy bueno para ser verdad.

Ni muerto podía tener paz. Tenía que volver a ese día, donde infantilmente, se negó a despedirse de su amiga de la infancia que iba a estudiar en Endveador, ya que su sueño era servir como su mano derecha y tener conocimientos de distintas partes del mundo le sería muy útil para el puesto. El cenizo recuerda bien que la razón principal de su enojo era que la pecosa se iba a otro reino, malditamente lejano, solo para aprender cosas que también podía aprender en su tierra natal.

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