Capítulo 44

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Fue al amanecer.

Bakugou parpadeo escuchando un disturbio, Midoriya no estaba a su lado y tampoco Toga. Pero podía escuchar la voz de la alquimista, preocupada y angustiada desde no muy lejos.

— ¡Es mí amigo, por favor, por favor! ¡Dejarme tratarlo! ¡Por favor!

El cenizo abrió los ojos lentamente, sintiendo un hormigueo en su cuello debido a que durmió sentado y se paró con ayuda de la pared, se froto los ojos para ver hacía donde estaban haciendo tanto ruido.

Entonces, su corazón se aceleró ante lo que sus ojos veían.

— ¡Eijirou, Uraraka!

— ¡Hey, no, no! ¡Él puede ser peligroso! ¡Es un metamorfago desconocido! ¡Tiene alas de dragón!

Las personas de la resistencia intentaban evitar que la alquimista y el monarca se acercarán hacía el pelirrojo, que tenía unas sorprendente alas rojas detrás de su espada pero estaba cubierto de sangre de pies a cabeza y sostenía con cuidado el cuerpo inconciente de una mujer castaña que no se veía en mejor estado. Estaba de rodillas en el suelo, protegiendo con un brillo feroz en sus ojos a la mujer.

Katsuki gruño de molestia, no quería usar sus explosiones contra la resistencia, no eran malas personas pero, ¡Eijirou y Ochako necesitaban ayuda!

Estaba por atacar cuando escucho una serie de gritos y quejidos, al parecer, la pecosa se le adelantó. Con un solo brazo bueno y sus piernas, noqueó a cinco personas de la resistencia para ir hasta el metamorfago a las corridas.

El monarca aprovecho que dejó confundidos a todos —porque con las vendas cubriendo su brazo herido y su aspecto pequeño, ella no parecía una amenaza para nadie— para escapar de sus captores y correr hasta donde estaban sus amigos.

—Kirishima-kun, ¿me escuchas? Soy Izuku, te ayudaré.

La alquimista se había acercado con cuidado al pelirrojo, que estaba a la defensiva con todo y todos, sus ojos rubíes por un segundo parecieron no reconocerla pero luego, la tensión en su cuerpo se desvaneció y alejo a la castaña de su cuerpo, para dejarla en la arena cuidadosamente.

—A mí...no, ayudarla a ella, por favor, Izuku —rogó con los ojos nublados y voz débil —Por mí culpa acabo así...

— ¡Eijirou!

El monarca logro atrapar al pelirrojo antes que cayera el piso e Izuku comprobó su pulso, al probar que era débil pero estable se enfocó en la castaña herida. Los puntos que noto en su estómago estaban abriéndose y la sangre estaba fluyendo de todos lados, rompió parte de su ropa para hacer presión sobre la hemorragia y uso su energía para buscar la compatibilidad de sangre que tenía ella. Estando en Kyodaina Jigoku, tuvo muchísimas oportunidades para probar sus teorías de compatibilidad de sangre y compatibilidad de magia mientras trataba a los heridos en el asedio. Solo necesitaba un segundo para su análisis.

Mierda, tiene sangre R.

La sangre R era un tipo raro de sangre, incluso entre las criaturas de Kyodaina Jigoku, la alquimista solo encontró un escaso grupo de diez personas con esta sangre. Podría recibir sangre del tipo U que determinó como la sangre universal ya que todo paciente la recibía sin complicaciones pero para la castaña, lo ideal, sería tener una transfusión de sangre R. Eso elevaría sus posibilidades de sobrevivir y curarse.

Pero si no hay donantes, no queda de otra. Tendrá que ser sangre U en grandes cantidades...

La alquimista detuvo sus pensamientos y abrió los ojos, unas gotas de sangre ajena que estaban en la castaña se metieron en su análisis y las catálogo como sangre R también. Repitió el proceso dos veces para verificar que no fueran de ella misma y que, por el estrés, las estuviera confundiendo.

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