—Geten-san, lamento la demora.
Izuku entro en la pequeña habitación en silencio, viendo atentamente al Yeti —hombre de las nieves— junto a la cama. Por un segundo, fue testigo de su cabello blanco puro y sus ojos de un celeste cristalino.
Nunca creyó que una criatura podría llegar a ser tan hermosa pero desde que estaba en Kyodaina Jigoku su perspectiva dio un giro de ciento ochenta grados.
Una lástima que al pequeño yeti no le gustará la atención en su persona y se pusiera su gruesa capa sobre su cabeza apenas la escuchó entrar.
La persona en la cama rió por sus acciones y un ligero gruñido se dejó escuchar por parte del yeti.
—Dabi-san, parece sentirse mejor —sonrió la pecosa, acercándose a la cama y sentándose a su lado, tomando su mano —Su magia está bastante tranquila.
—Es gracias al pequeñín de ahí, es tan amable aunque trate de congelarme en vez de ayudarme.
Geten se puso de pie para irse después de ese comentario, Midoriya había aprendido que no lo hacía porque estuviera molesto, sino que no le gustaba pelear con el contrario cuando ella estaba presente.
Después de todo, solo Touya Todoroki había logrado ver por bastante tiempo al yeti sin su capa gruesa y entablar una relación amistosa —de esas donde fingen odio mutuo— en la cual ambos se sentían cómodos.
Una vez el yeti se fue, el azabache la vió de reojo, atentamente, como hacía cada vez que iba a revisarlo.
— ¿Te están tratando bien, Hoseki?
La pecosa se sonrojo un poco ante el nombre, aún no se acostumbraba. Shigaraki Tomura, por su seguridad, les había dado esos nombres falsos para que pudieran estar en cierto anonimato dentro de el infierno monstruoso.
El nombre del azabache era "Dabi", cuyo significado era cremación y el conde se lo había otorgado debido a las quemaduras que quedaron bajo sus ojos, su mandíbula y parte de su torso debido a su último desequilibrio mágico. A el primer príncipe le hacía gracia el apodo y no le molestaba usarlo. En cambio, a la pecosa se le dio el nombre de "Hoseki Midori" que tenía como traducción "gema verde" y el conde menciono que era por sus ojos esmeralda.
Era un nombre muy bonito pero ella no se sentía identificada.
En fin, su estadía en Kyodaina Jigoku se volvió tan prolongada debido a dos hechos. Número uno, el primer príncipe todavía no estaba recuperado de lo que pasó en la iglesia y número dos, la isla estaba bajo el asedio del imperio Ribereta o el imperio libertador, desde hace unos cuarenta días.
En palabras de Shigaraki, si se quería salir de la isla, se necesitaría un ejército. Y la persona que los había aparecido ahí, Kuroguri —una criatura curiosa cuyo cuerpo era de sombras— no podía hacerlo una segunda vez debido a la cantidad de magia necesaria para el viaje.
—Sí, Dabi-san. Me están tratando bien —le aseguro sabiendo que el príncipe se culpaba de no haberla protegido mejor en la iglesia y no poder hacer nada ahora debido a su condición delicada —No se preocupe. He estado ayudando con la curación de los heridos y en reparar maquinaria. No es mucho.
En realidad, el conde desde un inicio, más que interesarle su identidad le pregunto en qué podría serle útil y ella le respondió con honestidad que era alquimista y tenía un par de conocimiento médicos que podrían ayudarlo. A partir de ese momento, la puso a trabajar y ella como condición puso que la dejarán tratar con Touya. La intervención de Geten apenas llegaron al infierno monstruoso fue de vital importancia para el azabache pero no sabía si la energía mágica que el yeti utilizaba podría ponerlo en un nuevo peligro, asi que quería supervisarlo.
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Reiniciar [TodoBaku]
FanfictionKatsuki Bakugou se mezcló con el color rojo de su capa, su corazón murió años atrás con aquel primer evento que marcó su vida y su mente torturada no dio espacio a la misericordia. Peleó, peleó y peleó, lo apodaron el príncipe en busca de la sangre...