Capítulo 31

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La fiebre lo tenía aturdido, el alcohol en su sistema tampoco ayudaba a que se sintiera mejor y el hecho de ver a Todoroki era lo último que necesitaba.

Bakugou podía sentir que le ardían los ojos, odiaba sentirse tan vulnerable, se odiaba por permitirse llamar a Uraraka por aquel apodo, como si no tuviera la culpa de su muerte. Tenía una gran cantidad de sentimientos en su anterior, algunos que calló por años, otros que únicamente correspondían a este reiniciar y que tenían el nombre del cuarto príncipe escrito en letras mayúsculas.

Pero todo se resumía en que lloraba por el pasado y no podía ver el futuro en medio de su malestar. No lograba verse avanzando. No podía pensar en Eijirou e Izuku con vida al poco tiempo de haber visto el fantasma vivo de Ochako y a su Shoto Todoroki en el bosque en medio de una alucinación.

No se sentía bien. Quería dormir, pero entonces tendría pesadillas. Permanecer despierto era inteligente de su parte pero la fiebre y al alcohol nublaba sus sentidos.

Deseaba descansar. Alivio. Lo que sea.

Ayuda, ayuda, ayuda.

Se sentía patético.

Y entonces, un sensación de frío se apoyó en su frente, disminuyendo el ardor de la fiebre, dando espacio a un momentáneo alivio.

Los ojos rojos del más bajo buscaron a la única persona que le proporciono tal ayuda y se encontró con el rostro del bicolor cerca suyo, no tanto como cuando habían estado en los patios de Endveador, pero sí lo suficiente como para que notará lo largas que eran sus pestañas y los relieves en su cicatriz.

—Debí haber ido tras de ti —murmuró el más alto usando su mano derecha para acariciar al monarca —Quizás podría haberte evitado esto, Bakugou.

—No...hagas esa expresión —bufó el cenizo.

— ¿Cuál expresión?

Esa, idiota. Cómo si quisieras llorar. Cómo si fueras mí Todoroki.

Katsuki gruño levemente y antes que Shoto fuera consciente de lo que pasaba, estaba tirado sobre el colchón, con el monarca encima suyo. Justo como cuando habían estado en el patio de Endveador, con una pequeña diferencia de que la posición en este caso era más comprometedora y el de ojos rojos no tenía nada puesto de la cintura para arriba.

Ahora parecía que el bicolor tenía fiebre, viendo hacía el cuerpo bien formado y delgado de quién tenía sobre...una parte bastante sensible suya.

—La puta expresión que haces ahora mismo, la odio —declaró tomando las mejillas del más alto y estirandolas —No la hagas más. Tú no eres él. No lo eres, ¿verdad?

—N-No sé de quién estás hablando en primer lugar. Auch, eso duele —tartamudeo el más alto y se quejo del tirón en su cara, tomando las muñecas del cenizo para que dejará de hacerlo —Yo soy yo, Bakugou. Todoroki Shoto.

—Ese es justamente el puto problema —murmuro el de ojos rojos con la cabeza gacha —...Aunque no te pareces.

El cuarto príncipe realmente necesitaba alguna explicación para el comportamiento del cenizo pero cuando vio su expresión triste, se quedó callado y dejo que él continuará.

A costa de su salud. Para aclarar.

Dejó las muñecas del cenizo libres para que pudiera hacer lo que quisiera y sintió sus manos vagando por su rostro, su cuello, su ojo derecho y sus labios, hasta detenerse en sus propias manos que el más bajo llevo a su rostro. La derecha la coloco en su mejilla, disfrutando de la temperatura fría y la otra la llevo hasta sus labios, besando la parte de la palma.

Reiniciar [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora