Capítulo 15

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Shoto bostezó cuando vio el cielo ya completamente oscuro y tiró de su caballo para poder bajarse, ya era de noche y debido a que estaba cerca del reino de la nieve, estaba bastante agradecido de que su magia lo mantuviera protegido del clima frío.

Pero su pobre caballo no tenía esa suerte, así que era mejor que prendiera un fuego y se fuera a dormir para que ambos pudieran descansar.

—Hora de dormir, amigo —le dio una palmada en la cabeza y el caballo hizo un pequeño relincho —Sí, lo sé, debes estar cansado.

Su caballo tenía una estructura fuerte, un pelaje de color oscuro con un manchado blanco en la parte del estómago y frente, Touya le había puesto "Mu", por el sonido que hacían las vacas que compartían su mismo tipo de colores y el bicolor ocasionalmente lo llamaba de esa forma.

A Mu no le molestaba, era un caballo de temperamento tranquilo y siempre que hubiera comida cerca, se mantendría manso cómo un potrillo.

El cuarto príncipe le dio unas caricias más a su fiel compañero, gracias al caballo pasar el bosque y la montaña se sentía casi como un juego. Una excursión, si no fuera debido a las razones que tenía para hacerla, hasta la disfrutaría. Desgraciadamente, estaba lejos de hacerlo y pensaba en como a cortar su viaje de cinco días a tres y medio para llegar a Yuki no okoku en busca de respuestas lo más pronto posible.

Aunque, nuevamente, el clima era demasiado frío para su caballo —pese a su fuerza y resistencia— y no podía hacerlo trotar hasta el amanecer.

El bicolor suspiro, dejo a Mu suelto entre los árboles y fue en busca de unas ramas secas para iniciar una fogata.

Pero antes de lograr eso, escucho un grito que nunca en su vida se imagino y miro hacía al cielo nocturno, espantado.

Un dragón rojo estaba descendiendo a una gran velocidad hacía el bosque.

Katsuki no durmió el primer día durante el viaje, sobre el lomo de Eijirou, vigilo cada punto de aquel maldito bosque en busca de enemigos o un ataque

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Katsuki no durmió el primer día durante el viaje, sobre el lomo de Eijirou, vigilo cada punto de aquel maldito bosque en busca de enemigos o un ataque. Pero no sucedió nada, fue pacifico y cuando pararon a descansar, el pelirrojo presumió su buen vuelo.

Su plan era dormir hasta al mediodía o tarde, despertarse y comer antes del atardecer, recolectar comida para el día siguiente y volar nuevamente por la noche.

El metamorfago sabía que el cenizo no estaba durmiendo, así que mediante gruñidos, le pedía que descansará sobre su lomo. Que le vendría bien pero, por supuesto, el monarca le ignoro.

Estaban volando en paz, en medio del cielo oscuro, las estrellas se veían cercanas y el cenizo las admiró por un segundo.

¿Siempre fue el cielo tan brillante? ¿O solo ahora que podía verlo sin un corazón roto es que le parecía de aquella manera?

Bakugou cerro los ojos un segundo, solo uno, y entonces, escucho un sonido, un "zass" que cortaba el viento.

Y por primera vez en su vida —sus dos vidas— pensó que la guerra fue útil para algo más que vengar a Midoriya. Le ayudo a mejorar extraordinariamente sus reflejos.

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