La bruja y el dragón.

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—Oh, mierda.

Ochako quería llorar al ver su pócima de un bonito color azulado.

Genial, ¿ahora que hacía?

¡¿Qué hacía?!

¿Le digo o no le digo? ¿Le digo o no le digo? ¡Ni siquiera tenemos una relación formal, maldita sea!

La bruja se sentó en una silla y respiró hondo pero no sirvió de nada cuando al otro momento empezó a chillar descontrolada y a hacer flotar todos los objetos de su estudio.

Necesitaba ayuda. Urgente.

—Así que todavía nada, ¿eh?

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—Así que todavía nada, ¿eh?

Kirishima hizo un puchero, lo que causó que Sero Hanta, un nuevo guardia que vino del antiguo Ribereta, le diera una palmada en la espalda a modo de consuelo.

— ¡Solo deberías arriesgarte, amigo! —dijo el rubio de ojos dorados —Además, ya técnicamente están juntos desde hace unos...¿seis meses? No estoy seguro, ¿cuando se casó Bakugou?

—Hace cuatro meses —aclaró el azabache —Eso quiere decir que dos meses antes, Kirishima y Uraraka ya tenían algo.

El metamorfago se sonrojo, odiando en ese momento haber abierto la boca para contarle a los otros dos lo que había pasado entre la bruja y él.

De hecho, fue un evento bastante simple, pero que cambió su vida drásticamente. Desde la noche en que él y Uraraka fueron atacados por el emperador, el pelirrojo estuvo especialmente cuidando de la bruja, ayudándola en todo lo que podía y en consecuencia, pasando gran parte de su tiempo con ella. Ya le gustaba desde antes, era encantadora, tierna y muy inteligente, a veces le parecía muy solitaria y todo lo que quería hacer era abrazarla hasta borrar ese sentimiento de sus ojos chocolate.

Pero no debió hacerlo sin antes aclarar lo mucho que la quería. Porque, una vez él tomo a la bruja, ella acepto sin preguntar, sin decir nada a cambio y él nunca tuvo el valor de preguntarle. Era difícil e incómodo ahora que había dejado pasar esta cantidad de tiempo pero ya no quería seguir de esta forma.

Tampoco quería decir que directamente deseaba casarse con ella —aunque la idea se le hacía genial— solo tener una relación clara entre ellos.

Si Ochako quería, por supuesto. En cierto modo, había notado que quizás a la bruja le agradaba esa relación porque significaba que no debía entregar mucho de ella misma, podía compartir su cuerpo con él y luego hacer como que nunca pasó. Tal vez ese era el modo en que se protegía, en caso de que Eijirou al final la dejará sola como siempre estuvo.

Tristemente, el metamorfago no sabía que tan cerca estaba de la verdad de eso.

Denki y Hanta al notar a su compañero tan desanimado, le dieron varios consejos útiles. El primero, respecto a cómo podría hacer que la bruja fuera más honesta con él, haciéndola sentir a gusto y querida. El segundo, propuso que a través de su pareja, Mina Ashido —quién monto la mejor licorería en todo el reino— le preguntarán a la castaña que pensaba sobre su relación.

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