Capítulo 18

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Bakugou se sacó sus collares por precaución, no quería romper ninguno, ni tampoco mancharlo de sangre. Luego, se sentó en posición de loto, cerrando los ojos y concentrándose en su interior.

La magia explosiva que utilizaba la familia gobernante de Hinokoku era especial, únicamente usada para batallas —por ende, catalogada como magia del tipo guerrero— y se le debía rendir respeto. Su madre, la antigua portadora, le explicó la seriedad con la que debía usarla. Era una magia heredada de los primeros dragones que gobernaron sus tierras, sagrada, transferida únicamente a aquellos que serían reyes y reinas de su pueblo. Pese a su naturaleza caótica, descontrolada y dañina, era una magia usada para proteger al reino y a los suyos.

Mitsuki le habia dicho que los dragones no perdonarían los actos de masacre —nacional e internacional— como los del Rey Fudo y que por eso esté encontró una muerte tan trágica que ni los libros de historia podían describir. Supuestamente, los mismos dragones bajaron del cielo y se lo llevaron, muy pero muy lejos, donde no podría hacer daño a nadie y lo encerraron hasta su muerte en un lugar oscuro y olvidado.

Katsuki a veces pensaba que la plaga que azotó Hinokoku fue enviada por los mismos dragones debido a sus acciones contra Endveador. Nunca consulto con alguna sacerdotisa del dragón para asegurarse pero tenía ese presentimiento cada vez que veía a los enfermos caminando por su reino.

Bien, eso no importaba ahora. Ya no era el adolescente resentido, enojado y arrogante del pasado. Le daría a su magia el respeto que merecía.

El cenizo inhaló hondo, sintiendo las palmas de sus manos cosquillando, su pecho pesado y una fuerte corriente mágica invadiendo su ser. La sentía como fuego que quemaba sus manos pero debía tolerarlo. El plan requería que usará su magia por un largo tiempo y en su máxima capacidad, debía adaptarse a ella antes de llegar a eso.

La magia explosiva era una derivación de lo que sería el fuego de los dragones, por lo tanto, que un ser humano se adaptará a su poder era complicado. Recurrir a la meditación mientras se buscaba usar este poder era una forma de rendir respeto y acostumbrarse al mismo tiempo.

El cenizo ya llevaba unos diez minutos meditando cuando empezo a sentir cierto frío rodeando su cuerpo, haciendo que soltará un suspiro de alivio porque podía sentir que se estaba quemando por dentro. Opto por abrir levemente los ojos para ver a qué se debía ese cambio de temperatura.

Como era de esperarse, Shoto estaba delante suyo, moviendo su mano derecha en círculos para crear aquel anillo de viento helado que lo hacía sentirse liberado de aquel calor sofocante de su magia.

Bueno, por recibir un poco de ayuda no sería llamado irrespetuoso, así que volvió a cerrar los ojos y se dejó llevar en su meditación.

Bueno, por recibir un poco de ayuda no sería llamado irrespetuoso, así que volvió a cerrar los ojos y se dejó llevar en su meditación

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Hace mucho tiempo atrás hubo una sirvienta muy buena dentro del palacio. Una mujer amable, cariñosa y dulce.

Shoto la recuerda tan bien porque era la única del todo personal en el castillo que lograba que Natsuo y Touya se comportarán y eso era muy difícil considerando lo traviesos que eran sus hermanos.

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