Capítulo 7

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La calle Peonía dentro de la capital de Endveador era conocida por dos cosas, la primera su hermosa fuente con la misma flor tallada en mármol blanco y la segunda la vieja iglesia abandonada. No muchos transitaban aquella calle, ya que no tenía puestos comerciales, casas, parques, ni nada interesante para ver. Únicamente los niños iban a jugar a la fuente si estaban aburridos o con calor, para los demás era una calle donde únicamente se pasaba de largo sin una razón para frenarse.

Por eso mismo, era el lugar perfecto para que el primer hijo de los Todoroki, pasará por sus "desequilibrios mágicos". Nadie podría percatarse de un incendio en ese lugar debido a que las mismas paredes de la iglesia habían sido alteradas con hechizos de protección, camuflaje y reforzamiento, para no dejar salir las poderosas llamas azules ni permitir que el edificio cayera abajo.

Shoto nunca espero tener que usar la iglesia como un punto de reunión pero, viendo lo delicado del asunto, no le quedó de otra.

Esperaba que realmente Izuku llegará, había tratado muy poco con él pero el alquimista parecía ser una buena persona y era increíblemente inteligente. Si lograba conseguir su ayuda, luego él mismo se haría cargo de hablar con Ryuu y garantizarle su seguridad. Pero primero necesitaba saber si el pecoso estaría dispuesto a formar parte de su plan.

El sol se había ocultado hacía poco pero el cuarto principe fue sincero cuando escribió que pasaría toda la noche ahí esperando por alguna señal del alquimista extranjero. Tenía una capa negra cubriendo casi todo su cuerpo y una gran paciencia de su lado, estaba listo para una espera larga.

Sin embargo, a unos metros de distancia, vio una pequeña figura acercarse a él. Un cabello verde rebelde inconfundible a la distancia y unas botas rojas que solo una persona que conocía usaba.

El bicolor se separó de la pared en la que se apoyaba y con pasos ansiosos, se acercó hasta el nervioso alquimista quién alzó la cabeza al verlo.

—Muchísimas gracias por venir —le hizo una reverencia —Por favor, acompañarme.

La persona detrás suyo asintió, se le notaba nervioso e inquieto pero aún no habían signos desfavorables para el cuarto principe. Solamente, cuando llegaron hasta la iglesia de Endveador, el alquimista se mostró reacio a seguir caminando.

— ¿Sucede algo? —inquirió el príncipe al ver este comportamiento.

—...Mí madre es una sacerdotisa del dragón y me crío en un templo, entrar a una iglesia no es algo con lo que me sienta cómodo —explicó el de pecas — ¿No podríamos ir a otro lado?

—Hay una persona que necesito que conozcas y no se siente bien, por eso es mejor que espere dentro —dijo el bicolor —Este edificio no fue creado con la intención de ser una iglesia, ¿eso lo hace sentir mejor?

Midoriya apretó los labios en una fina línea, viendo los ventanales de aquella blanca iglesia y sintiendo un retorcijon dentro de su estómago. En verdad, no quería entrar, lo sentía como una traición a lo que le había inculcado su madre pese a que ella no era tan devota la fe que profesaba.

—Serán pocos minutos, lo prometo —aseguró el más alto.

—Que el dragón sagrado no le diga de esto a mí mamá —murmuro en voz baja —De acuerdo.

Todoroki se sintió aliviado que hubiera aceptado entrar y se aseguraría que la visita fuera corta. Abrió las puertas para el alquimista y lo guió hacia el interior de la iglesia, donde parado sobre una plataforma elevada, se encontraba su hermano mayor vestido con una larga túnica negra como él.

—No te asustes, es la persona que quería que conozcas —informó a el alquimista para que no se pusiera ansioso sin razón —Mí hermano mayor, el primer príncipe, Touya Todoroki.

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