Para poder manipular la energía mágica de Touya, Izuku debía estar totalmente concentrada. Era un proceso delicado, agotador y complicado que le hacía sentirse conectada no solo a su propia y débil magia interna, sino también al del primer príncipe que luchaba constantemente por no ser dominada.
Aún habiendo llevado a cabo el proceso una o dos veces en la semana desde que lo inicio, estaba muy lejos de estar acostumbrada. Seguía siendo inexperta y tenía mucho miedo de cometer algún error.
Por eso mismo, que el primer príncipe estuviera apretando su mano desde hacía unos minutos la tenía un poquita molesta cuando intentaba concentrarse. Pero cuando empezo a ser doloroso, se dio cuenta que podría tratarse de algo grave y se vio obligado a abrir sus ojos.
Los finos hilos de su magia verde se mezclaban en el aura azul del mago poderoso delante suyo y le hubiera parecido un espectáculo encantador, si no fuera por la seriedad en el rostro del príncipe.
— ¿Su alteza? —murmuro y el apretón fue más fuerte —A-Auch.
Touya la miro con un gesto de disculpa pero seguía estando en alerta e Izuku empezaba a preocuparse. Fue peor cuando escucho las puertas abrirse y como el azabache estaba de espaldas, ella miro primero hacía las personas que habían entrado.
Eran tres en total. Dos hombres, uno alto y robusto, junto a otro algo más bajo y musculoso, tenían cicatrices en el rostro y en los laterales de sus brazos. La tercera era difícil de saber si era hombre o mujer ya que usaba una larga capa negra que le ocultaba el cuerpo por completo.
La pecosa se mordió los labios, le dio tres apretones en la mano al azabache para supiera cuántas personas habían ingresado a la iglesia y murmuró que se mantuviera en calma. Después, tuvo que romper su conexión mágica con él.
Fue doloroso hacerlo sin cuidado. Todo su cuerpo sintió un ardor terrible y su cabeza un mareo que la dejo inestable cuando se puso de pie, para caminar a mitad del pasillo a enfrentar a aquellos hombres.
Con cuidado, empezo a agarrar el mango de una daga que traía oculta entre sus ropas —por motivos de protección propia— y miro con advertencia al primer príncipe que se quedó sentado en el banquillo. Posiblemente, mucho más aturdido que ella.
Si Touya usaba su magia en esos momentos, sería un desastre debido a lo debilitado que estaba. Tenía que ganar tiempo. Sería imposible que pudiera contra tres estando con solo su daga y sin energía pero daría pelea hasta que Shoto y Katsuki volvieran.
También, de paso, silbo de forma aguda. Una llamada de auxilió hacía la única criatura que podría escucharla a esa distancia, Eijirou.
Solo tienes que hacer tiempo, Izuku. Tiempo, es todo.
—Buenas tardes, caballeros —sonrió con cierta tensión —La iglesia no está en funcionamiento hoy pero, ¿que se les ofrece?
Los hombres no contestaron, se fueron acercando lentamente, dejando al encapuchado detrás y cuando uno de ellos intento tocarla, la femenina saco la daga y le rozo la mejilla como advertencia, dando dos pasos tambaleantes hacía atrás para mantener su distancia.
— ¡Who! ¡Que fuerza! —hablo en un tono sarcástico.
— ¡Midoriya! —exclamo el azabache, poniéndose de pie y cayendo al piso en el proceso — ¡Mierda! ¡No la toquen!
El primer príncipe se sentía impotente, cada fibra de su ser estaba agotada y adolorida, nunca creyó que ese sería el precio por romper la conexión mágica durante el tratamiento. Había escuchado a personas acercándose a rodear la iglesia y por eso alertó a la femenina, quería pedirle que escapara y él quedarse peleando. Pero en aquellas condiciones le sería imposible.
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Reiniciar [TodoBaku]
FanfictionKatsuki Bakugou se mezcló con el color rojo de su capa, su corazón murió años atrás con aquel primer evento que marcó su vida y su mente torturada no dio espacio a la misericordia. Peleó, peleó y peleó, lo apodaron el príncipe en busca de la sangre...