CAPÍTULO III

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POV Amaia

Estaba a punto de salir del baño cuando escuché como Aleix se dirigía al que debía ser Alfred. Fue escuchar su nick y directamente ponerme a temblar. No podía ser que el sustituto, Alfred, fuese el internauta con el que yo había compartido miles de conversaciones nocturnas. Ese músico, ese trombonista con el cual compartía la pasión por la música y por otras muchas cosas. Esa persona de la que me había enamorado en la distancia sin ni siquiera saber cómo era físicamente y que por el miedo a sentirme rechazada por la decisión que había tomado, por cobardía no llegué a conocerle y directamente desaparecí del mapa.

Tenía que ser él, no podía haber dos chicos, dos músicos que tocaran el trombón y que tuvieran el mismo apodo, Makie Navaja.

Escuché toda la conversación que mantuvieron, Aleix y mi hermano con él procurando controlar mi respiración, pausando mi pulso, e intentando paralizar mi tembleque sin demasiado éxito, a la vez que recordaba las conversaciones que había tenido con ellos sobre Alfred. Ahora podía empezar a unir y encajar todas las piezas, ahora lo de la pasión por los instrumentos de viento cobraba todo el sentido y seguramente también lo de tocar la guitarra de un modo especial. Había escuchado alguna grabación suya de piezas de jazz tocadas con su trombón, y sinceramente me habían sorprendido mucho. Nunca había imaginado que el sonido del trombón me fuese a gustar tanto, tanto como para llegar a erizar todo el vello de mi cuerpo, incluso llegando a emocionarme con alguna de ellas.

Mi Maki Navaja, respiraba música en estado puro, odiaba los sucedáneos, los estereotipos, lo esperable, él era puro sentimiento, pura improvisación, se dejaba fluir en cada momento con la música y eso lo hacía tan especial. Tenía que ser él, quería que fuese él, aunque eso lo hacía estar doblemente en inferioridad, primero iba a trabajar para mí, a mis órdenes y además él nunca se imaginaría que yo era A-Marte18.

Tan imbuida estaba de todos esos recuerdos, sentimientos y sensaciones que no escuché a mí hermano y de pocas me llevó un golpe en la cabeza con la puerta al abrirla.

_ !Pero qué haces ahí¡ Alfred ya está aquí. ¿A qué esperas para salir?

_ Ehh, sí, sí, ya iba. Además si no me pusierais más nerviosa de lo que ya estoy, y no me hicierais de rabiar, no hubiera necesitado refugiarme en el baño para encontrar un poco de serenidad.

_ Pues creo que no te has relajado demasiado. Estás temblando, ¿qué te pasa?

_ Nada, ya te he dicho que este concierto tiene unas connotaciones muy especiales para mí. Y estoy muy nerviosa por eso entre otras cosas. - le dije justo antes de abrir la puerta y enfrentarme al pasado y a mi inminente futuro.

Apenas salí del baño la primera imagen que mis ojos y que todos los demás sentidos percibieron fue su presencia. Me encontré con un chico super atractivo, moreno, tanto de tez, como de pelo. Sus rizos le enmarcaban unas facciones poco desdeñables, sus ojos eran pequeños y achinados, su nariz era perfecta, y su boca era grande y carnosa. Creo que debía ser un poco más alto que yo, delgado pero musculoso. Ni en mis mejores sueños creo que lo hubiera imaginado tan atractivo.

No sé cuánto tiempo llevaba así, observándolo y casi que comiéndomelo con la mirada. Creo que fui consciente cuando apreté los dientes sobre mi labio más fuerte de lo que me hubiese gustado. Aunque él estaba haciendo exactamente lo mismo que yo, se había quedado inmóvil en cuanto me vio. Me miraba con intensidad a los ojos, solo desviaba la mirada para bajarla hasta mi boca y morder sus labios casi al mismo compás que lo hacía yo.

Estuve ajena a todo lo que nos rodeaba, hasta ese momento, y eso que había escuchado a mi hermano toser y a Aleix reírse pero había sido mucho más potente e hipnotizador su mirada. Sacudí ligeramente la cabeza para regresar a la Tierra, y saludarlo rápidamente.

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