CAPÍTULO XXXII

314 16 15
                                    


POV Alfred

No tuve que correr mucho tras ella ya que por miedo a que atacara sus costados se había hecho un ovillo sobre el sillón lo que no calculó es que siempre buscaría la manera de seguir jugando con ella, buscando zonas en su cuerpo sensibles a las cosquillas y no tardé mucho en comprobar que la parte interior de sus muslos también eran extremadamente sensibles.

_ No sigas buscando que al final te haré daño sin querer. - me decía mientras no dejaba de mover sus piernas. Pero yo no le estaba haciendo caso y seguía provocando sus piernas.

_ Alfred, tú verás, eh!!

_ Vale, vale!! El niño ya se está quieto. - le dije dejando automáticamente de provocarla y sentándome en el lado opuesto del sillón. Tardó un segundo en deshacer su postura, en acercarse a mí, en sentarse sobre mis piernas y en acurrucarse sobre mí. Acaricié su cuerpo lentamente mientras dejaba besos en su cabeza, y aunque mi intención no era hacerle cosquillas, sus neurotransmisores seguían demasiado sensibles y seguían reaccionando.

_ Titi, ¿qué vas a querer hacer hoy? Tengo planes para mañana, pero no para hoy. - me miró con una cara tan de pilla que casi me eché a temblar. Miedo me das Campanilla.

_ No quiero hacer nada especial, quiero que me enseñes tu barrio, que me enseñes dónde compras, cocinar contigo lo que compremos para comer. Quiero que me enseñes tu gimnasio y entrenar contigo. Quiero que me enseñes tu cafetería o tu restaurante al que recurres cuando quieres evadirte un rato, no sé... quiero solamente conocer el entorno de mi casa, mi barrio, quiero pasear a tu lado, compartir tiempo contigo, que me sigas contando lo que quieras,..

_ Creo que he captado la esencia, quieres seguir construyendo nuestra relación, ¿no?

_ Quiero construir de todo contigo, ruru.

_ ¿Y por dónde quieres empezar?

_ Por desayunar. - me dijo mordiéndome.

_ ¡Es qué eres tremenda!!

POV Amaia

Esa mañana todo volvía a la normalidad, a nuestras provocaciones continuas, a nuestros juegos de niños, a nuestra forma de amarnos y de construir una relación sólida para evitar sobresaltos desagradables. Y para eso no necesitaba hacer nada especial, simplemente necesitaba compartir tiempo, espacio y confesiones con él. Quería conocer su entorno que sería el mío siempre que volviera a casa para así poder desenvolverme cada día mejor, y poder sorprenderle en cualquier momento con mi presencia y con una cena cuando regresara del trabajo. Aunque para todo eso lo primero era desayunar y sacarle la primera sonrisa del día.

Ese, ¡eres tremenda!, volvió a darme paso a seguir provocándolo.

_ Soy tremenda, precisa, preciosa, la niña del sol, ¿y cuántas cosas más? - le dije yéndome hacia la cocina.

No dejaba de negar con la cabeza y de sonreír, le volvía loco y era un hecho. Tardó unos segundos en reaccionar y por la respuesta aún seguía fuera de juego.

_ Amaia te Amo, y ya está.

_ ¿Y esa respuesta?

_ Que me vuelves loco, Amaia. Que te amo y que tú verás con qué de todas las cosas que eres para mí te quedas.

_ Con todas y con ninguna. Porque espero que sigas dedicándome adjetivos y canciones.

_ ¡¡Mírala ella!! Anda déjame que te haga unas tortitas para desayunar. - me dijo dándome una palmada en el culo.

SeudónimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora