CAPÍTULO VI

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POV Alfred

Creo que no fui plenamente consciente de todo lo que me había pasado hasta que no llevaba ya la mitad del viaje agotado. Había tenido que correr por toda la terminal de salidas primero para llegar a tiempo a hacer el check in y luego para que me diera tiempo a hacer dos llamadas breves a los motores de mi vida antes de subirme al avión.

Alguno dirá que no debía equiparar a mis padres con Amaia, pero es que ella sin saberlo y seguramente sin pretenderlo me había ayudado desde el día que comencé a chatear con ella y posteriormente con su paso por la academia lleno de alegría y fundamentalmente lleno de arte y talento.

_ Mare, tengo muy poco tiempo pero quería que supierais que he llegado a tiempo para coger el vuelo y que el concierto ha sido una auténtica pasada.

_ Hijo, no pasa nada, ya hablamos mañana más tranquilos. Sólo dime si estás bien, te escucho muy sofocado.

_ Si, no te preocupes, digamos que me he entretenido más de lo debido y he tenido que correr un poco por la terminal.

_ ¿Problemas con el taxi, hijo?

_ Más bien con la taxista que no conocía muy bien el camino hasta el Prat.

_ ¿Pero quién te ha llevado hasta el aeropuerto? - preguntó divertida.

_ Amaia, mare, Amaia. Bueno, creo que más bien era A-Marte18. - un gran silencio fue lo que obtuve al otro lado de la línea.

_ ¿Mare, estás bien?

_ ¿Y tú lo estás? - me dijo veloz, aunque su voz reflejaba todavía su incredulidad.

_ Necesito procesar todo lo que hoy me ha pasado, mare, pero nunca he estado tan bien como hoy. Hoy he vuelto a sentir que mi corazón palpita, que se emociona, que está vivo de verdad y todo es gracias a ella. Amaia, mi A-Marte18 es absolutamente increíble y la amo mare, la amo.

_ ¿Ya sabes porque desapareció, hijo?

_ Sé lo fundamental, mare, pero creo que voy a volver a pasar muchas horas sentado frente a un ordenador o frente al móvil para llegar a conectar al cien por cien con mi A-Marte18. Mi frustración le asustó y la entiendo.

_ Anda llámala que ya te queda poco tiempo para embarcar.

_ Gracias, mare. Os llamo en cuanto llegue.

Podía imaginármela corriendo por toda la casa para contarle a mi padre que había vuelto a encontrar a A-Marte18 y la cara del pobre cuando supiera que era Amaia, con lo que le gusta.

Me daba tanta rabia no poder estar más tiempo con ellos y sobre todo sabiendo lo felices que serían en estos momentos viendo la gran sonrisa que de repente había aparecido en mí cara.

Va Alfred, no te pongas triste que como te dijo ayer Marta, la suerte ya está llamando a tu puerta. Madre mía cuando se enteren Marta y David de todo, se van a oír los gritos hasta en Menorca.

Necesitaba saber que ella había sabido llegar a casa bien pero me daba miedo que estuviera conduciendo y se pusiera nerviosa. Estuve unos minutos valorando las opciones y cuando quedaban unos diez minutos, cogí el móvil y me dí cuenta que no tenía su número.

Mierda no tengo su teléfono y a estas horas no voy a llamar a Aleix para pedírselo.

Parecía que me hubiese leído la mente porque de repente el móvil comenzó a vibrar y al ver que era un número que no tenía registrado inmediatamente deseé que fuese ella.

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