EPILOGO

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POV Alfred

Habían tenido que pasar cinco largos años para que llegara el momento de volver a hacer la pregunta clave y sobre todo para saber si obtendría el SÍ definitivo.

Esos cinco años habían estado repletos de preguntas, de experiencias, de vivencias y sobre todo de mucho amor.

Había tenido el privilegio de desarrollar mi carrera a su lado, de grabar y cantar la única canción que había compuesto en mi lengua materna en varias ocasiones haciendo de esos momentos los más mágicos e inolvidables de toda mi carrera. Habíamos estado presentes en todos los momentos trascendentales de nuestra carrera, salidas al mercado de nuestros trabajos, inicios y cierres de giras, habíamos compartido carteles en los festivales más importantes de España y acudido juntos a muchas entregas de premios y eventos relacionados con la música y en este preciso momento estábamos los dos nominados en unos prestigiosos premios británicos.

Londres no era una ciudad más para nosotros, jamás podríamos olvidar todo lo que allí vivimos aunque también he de decir que precisamente por eso nunca volvimos a cruzar determinados límites de Hyde Park. Habíamos viajado por trabajo mil veces a Londres, allí había presentado mi primer trabajo musical como no podría ser de otra forma. Por supuesto cada vez que regresábamos recorríamos los lugares preferidos de mi niña, todos menos uno, el 18 de Sweet Avenue.

Nunca volvimos a cruzar los límites de las inmediaciones de la estatua de Peter Pan y no solamente por los suspiros que a mi niña se le escapaban nada más que miraba hacia el final de la zona salvaje de Hyde Park, si no porque a mi también se me movían todos los cimientos de mi corazón. En ese lugar habíamos vivido momentos inolvidables que cada vez que recordábamos viendo el video que había hecho para su vigésimo veintitrés cumpleaños acabábamos emocionados y con el corazón encogido. Por mucho que en el que ahora era nuestro hogar tuviera impresa miles de instantes similares, ver esa ventana aún nos ponía el vello de punta. Allí le había pedido que se quedara conmigo hasta que se cayera el cielo, allí nos habíamos amado sin medida y allí,... bueno allí esperaba volver a crear un momento inolvidable.

POV Amaia

Desde que se habían acabado las despedidas nuestra vida había sido un no parar de trabajo, de giras, de eventos, de viajes y de reuniones familiares. Nuestro trabajo era muy importante y además lo disfrutábamos mucho pero también lo era nuestra vida privada y la relación con nuestras familias. Habíamos conseguido crear una gran unión familiar desde el minuto uno, organizando comidas para que nuestras familias fueran partícipes de nuestro amor y alcanzarán una gran complicidad.
Y vaya si lo habíamos conseguido, tanto que las Navidades nos trasladábamos todos a Sorauren para no tener que dividirnos y así luego poder viajar en Nochevieja a un destino lejano donde pudiéramos pasar inadvertidos y actuar libremente.

Esos días en Sorauren siempre teníamos que soportar las insinuaciones de mi abuela que no se cansaba de provocarnos diciéndonos que al final tampoco la íbamos a hacer feliz porque pasaban los años y tampoco nos decidíamos a formalizar nuestra relación. Normalmente cuando eso sucedía Alfred me besaba apasionadamente delante de toda la familia y le decía que no había nada más formal que el modo en que nos amábamos. Pero esa última Navidad algo cambió y Alfred le respondió que para que eso sucediera tenía que buscar una manera muy especial para pedírmelo y que así no me pudiera negar.
Me entró de todo al escucharle decir eso y cuando descubrí que el destino de ese fin de año era París pensé que había llegado el momento y que me entregaría un anillo en lo más alto de la Torre Eiffel. Pero eso no sucedió, no voy a decir que me fastidió que no decidiera que ese fuera el marco incomparable para hacerlo, pero tampoco me hubiese molestado. La verdad es que sabía desde hacía mucho tiempo que mi destino siempre estaría unido al suyo. Lo que jamás imaginé es que un par de meses después él había encontrado la forma perfecta para darle el SÍ que ansiaba.

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