CAPÍTULO IX

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POV Alfred

Le dejé un minuto más de margen y pasado ese tiempo le solicité hacer una videollamada y ahora parecía que no quería aceptarla, que tenía dudas o yo qué sé..

Vamos Amaia, solo tienes que deslizar el dedo a tu derecha, por favor necesito mostrarte mi vida.

Y menos mal que antes que terminase el tiempo, descolgó. Allí estaba, guapísima, pero con las señales en su cara de haberlo pasado mal por su llamada. Tenía los ojos aún vidriosos y eso que tenía la mirada más bien baja, podía ver algo negro casi a la altura del mentón que yo diría era un resto que había hecho rímel descendiendo en forma de lagrima hasta allí. La miré muerto de ternura, ojalá estar a su lado para estrecharla contra mi pecho, y le saludé.

_ Bona nit, A-Marte. No quiero ver triste a mi planeta favorito. - levantó la vista lentamente, negando con la cabeza y sin poder controlar una lágrima.

_ Buenas noches, Makie. No sabes como necesitaba hablar contigo esta noche.

_ Pues aquí estoy porque yo también necesito que me conozcas y conozcas mi entorno.

Me levanté del sillón no sin antes enseñarle la mesa donde reposaba la caja de la pizza todavía con dos porciones de pizza cuatro quesos y el vaso donde aún había media Coca-Cola.

_ Amaia no quiero tener ningún secreto contigo como ves el repartidor fue quien llamaba a mi puerta. Te voy a enseñar mi casa, me mudé aquí cuando Belén me sustituyó por uno de sus jefazos. - la pobre miraba para todos los sitios y cuando veía que me iba a hablar no la dejaba. Quería mostrarle primero mi casa, mis armarios, los cajones para que no tuviera ninguna duda.

_ Pues como ves este es el salón con vistas al lado salvaje de Hyde Park, así me gusta llamarlo a mí porque esta zona del parque no está tan cuidada, aunque aquí tenemos la estatua de Peter Pan. - Alfred, no..

_ Por cierto mientras te enseño mi habitación, te diré que vivo en el 18 de Sweet Avenue.. Ostras si es el mismo número que tu Nick, mira así no te olvidarás - Alfred...

_ Bueno pues esta es mi habitación. La cama es bastante grande y muy cómoda, la verdad, - le dije mirando a esa bella cara que reflejaba mucha incredulidad por lo que estaba haciendo. Mira, este es mi armario, podía ser más grande pero como ves para que lo use una sola persona, hasta me queda espacio libre. Bueno y tengo dos mesillas grandes, una de ellas suele estar llena de libros y en la otra, - le abrí uno de los cajones donde tenía pijamas, y antes de abrirle el de los calzoncillos, le dije que mejor no lo abría. - e inmediatamente vi como se contrariaba.

Puff, tiene mucho miedo Alfred. Tienes que trabajar mucho con ella la confianza, sino lo va a pasar mal.

_ Bueno te lo voy a abrir no creo que sea la primera vez que veas un montón de gayumbos. - la muy pillina, bien que los miró.

_ Estamos terminando casi, ehh. No te creas que vivo en Buckingham Palace. - una sonrisa, vamos bien Alfred.

Pues este es el baño, espero que te guste mi cortina de margaritas porque a mi me flipa. Solamente me falta enseñarte la cocina, bueno es mini pero te puedo invitar a una cena cuando quieras. - Joo, Alfred, es muy bonito.

_ Amaia, está es tu casa cuando quieras te abriré la puerta y te daré el abrazo que ahora mismo deseo tanto darte. Vivo solo, y mi ex nunca sería bien recibida en esta casa, sin embargo tú. Joder Alfred no vayas a llorar. - Tragué saliva y continúe, sin embargo a ti me costaría dejarte marchar. - vi como se limpiaba otra lágrima.

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