CAPÍTULO LI

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POV Alfred

Mi niña había caído redonda prácticamente nada más meternos en la cama y yo lo hice unos minutos más tarde después de haber acariciado lentamente su piel y de haber inspirado su olor profundamente. Cuando al alba se abrazó muy fuerte a mí después de haber inspirado mi olor entendí que aún estaba cansada. Mi niña debía haber dormido poquísimo esa semana y eso solamente dejaba patente su preocupación y su amor por mí.

La pobre salió lo más deprisa que pudo de la cama cuando el teléfono sonó, no sin antes emitir un gran suspiro por tener que hacerlo. Poco después entraba en la habitación y directamente trepaba a mi cuerpo al ver que la estaba esperando despierto y con una gran sonrisa.

Cada día está más enamorado el tío. Mira que sonrisa se le pone al verla.

No seas así, pasa muchos días sin su presencia, es normal que no se canse de mirarla.

Nunca le podría negar nada y menos si tenía que ver con su familia, pero mi niña era tan bonita que aún así quiso darme las gracias como más le gustaba encajándome un beso de los que me calentaba hasta los huesos y que ella no paró hasta despertar por completo mi deseo. Y fue ella quien decidió cómo quería amarme y yo tampoco se lo iba a impedir, únicamente me uní a ella moviendo mis caderas con fuerza cuando ya nos quedaba muy poco para llegar al final y ella ya estaba cansada de cabalgar sobre mi. Se dejó caer sobre mi pecho mientras recuperaba el pulso y se relajaba con mis caricias pausadas, y yo hacía lo mismo con sus diminutos besos y su aleteo de pestañas.

_ Campanilla, ¿por qué eres tan especial?

Sabes que muero de amor cuando aleteas así sobre mi pecho.

_ Por eso lo hago, Peter. A los niños que no quieren crecer hay que darles muchos mimos.

_ Pues a este niño le encantan tus mimos pero no quiero que lleguemos tarde a la comida.

_ ¿Todavía te sigue dando miedo mi hermano? - me dijo divertida.

_ No seas mala!! A ti también te impone. Y no es que me de miedo pero no me gustaría darle motivos para que él tenga algo en contra mía. Te quiero demasiado como para que te aleje de mí, Campanilla. - le dije devorando su boca.

_ Ey, esto no sé si le gustará mucho a mi hermano.

_ Pues será mejor que le vaya gustando porque no voy a dejar de besarte, de comerte y de devorar tu boca. - le dije después de haber provocado su boca de todas esas maneras.

_ ¿Dónde has quedado con tu hermano? - le pregunté mientras desayunaba sobre mi regazo.

_ En una terraza que nos gusta mucho de Gràcia.

_ ¿Sabe que nos seguirá la prensa?

_ Ruru, mi hermano lleva conmigo desde el primer día que salí de la academia, te prometo que está acostumbrado a lidiar con ellos.

Salimos de casa con tiempo suficiente para llegar puntuales a la cita pero con la prensa siguiéndonos siempre era un poco más complejo. Hasta que entendí que mejor me acostumbraba a vivir con ellos y a actuar con libertad, desde ese momento mi niña volvió a ser el centro de mi vida y pocos metros antes de llegar a Gràcia rodee su cintura, la acerqué a mi cuerpo y dejé un beso en su sien. Ella me conocía mejor de lo que decía y frenó un instante mis pies para besar mi boca muy lentamente.

_ No dejes de romper mis esquemas, ¿vale? - le dije besándola aún más lento.

_ No tengo intención de hacerlo. - me dijo sobre mi boca.

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