CAPÍTULO XL

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POV Alfred

Me sorprendió mucho su petición pero seguro que para ella no era nada casual y sí tenía mucho que ver con que la prensa ya estuviera al tanto de sus viajes y que no quisiera esconder durante mucho más tiempo sus sentimientos.

Seguramente no estaba preparado para todos los cambios que se iban a producir en mi vida pero para lo que no estaría nunca preparado era para defraudarla. Creo que ella estaba empezando a construir el puente para llegar a los conciertos en España con la suficiente libertad como para actuar como ella quisiera, además de apoyarme en ese momento con la determinación que siempre había tenido.

Estuve mucho tiempo acariciando su piel mientras le daba vueltas a la cabeza sin embargo ella se había quedado dormida en cuanto se acopló a mi cuerpo y me escuchó decirle que iría con ella al fin del mundo. Creo que empecé a dejarme vencer por el sueño cuando ella se giró entre mis brazos y balbuceó algo muy cerca de mi boca que sin poder identificar erizó toda mi piel. Cuando dormía con ella el tiempo pasaba de manera diferente, al igual que mi sueño que solía ser mucho más tranquilo y reparador. Esa mañana cuando abrí los ojos ninguno de los dos habíamos movido ni un solo músculo de nuestros cuerpos. Ella seguía teniendo su boca a milímetros de la mía y ya no me pude resistir a acortar esa mínima distancia y provocarla. Nada más sentir mi pequeño roce, cerró su boca pero se dibujó una tímida sonrisa en su cara que creció en cuanto volvió a sentir mis labios sobre los suyos.

No sé cuántas veces rocé su boca antes de que decidiera abrir los ojos y encontrarse con mi mirada llena de amor. No podía quererla más y por eso no me cansaba de demostrárselo de todas las maneras posibles.

_ Te amo, Campanilla. No sé si te acuerdas que me dijiste ayer entre sueños, pero fuera lo que fuera yo te amo y quiero darte las gracias por hacerme tan feliz.

_ Claro que me acuerdo. Te dije que no hay nada mejor que dormir entre tus brazos, o eso pretendía decir.

Yo no podía ver cómo la miraba, pero sí podía ver su manera de hacerlo y me volví a estremecer.

_ Te Amo Alfred, muchísimo y por eso entre otras cosas te pedí ayer que me acompañaras al aeropuerto.

_ Quieres ser todavía más libre, ¿no? - le dije uniendo nuestras frentes.

_ Sí, aunque nunca podremos ser del todo libres por lo menos quiero sentirme en paz.

_ ¿Voy a poder despedirme de ti con un beso?

_ Quiero que seas libre aunque te quiero a mi lado. - me dijo acariciando mis labios.

_ Y qué quieres que le diga a la prensa cuando descubran que no sólo somos colegas.

_ Nada, simplemente que entre nosotros hay lo que se ve. Alfred, yo te amo. Cuando no estoy contigo no soy plenamente feliz, siento un gran vacío que desaparece cuando vuelvo a casa. - me dijo acariciando mi corazón. Creo que no hace falta ponerle una etiqueta a lo nuestro para saber realmente la relación que nos une, ¿no?

_ Amaia, eres mi niña del sol de tarde, la persona que hace que mi vida sea más precisa, la que no me dice siempre cosas felices pero a la vez eres quien me da el amor más sentido. Eres mi mejor compañera de viaje, mi Campanilla preferida y el acorde que siempre completa la canción.

_ Te Amo Alfred, te amo y ya está. - me dijo trepando a mi cuerpo para amarme por última vez.

POV Amaia

Sabía que aún estaba descolocado con mi petición y con mi falta de etiquetar nuestro amor pero no quería que tuviera ninguna duda de él por eso esa mañana le amé súper lento para llenarle de muestras de amor.

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