CAPÍTULO XXXIII

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POV Alfred

Esa noche no dejamos de amarnos, mejor dicho de querernos, porque esa noche no hicimos más el amor, pero sí nos dimos mucho amor. Amor en forma de caricias y de diminutos besos, unas veces era yo quien la amaba de esa manera mientras que ella dormía plácidamente entre mis brazos y otras era ella quien lo hacía. Seguramente a su mente habían llegado mis susurros pidiéndole perdón y sobre todo mis promesas y mis te quieros, cómo en mí mente habían ido calando sus deseos, sus plegarias y sus te amos susurrados.

Eso sí fue colarse los rayos del sol por la ventana y saltar sobre mí cuál niña pequeña para preguntarme dónde la iba a llevar.

_ Campanilla te has despertado con mucha energía, ¿no? Voy a tener que hacer contigo lo mismo que hago con Vinyet, darte unos azotes por saltar así sobre mí. Pero mira que cara de niña mala. Sii es qué te voy a comer!!

_ Dudo mucho que a Vinyet le des unos azotes cuando salta sobre ti. - me dijo reptando sobre mi cuerpo y retándome con la mirada.

Inmediatamente le di dos pequeños azotes en ese culo que me volvía loco.

_ Ey!! Qué el culo es mío!

_ El culo es tuyo pero,... Pero qué culo tienes hija mía.

_ ¿El culo es lo qué más te gusta de mí?

_ Pero todavía no te has enterado que lo que más me gusta son tus mofletes. - le dije dejando un pequeño mordisco.

_ Alfred!! Joo, dímelo.

_ No podría quedarme con una parte de tu cuerpo, cuando me pareces un pecado divino. Tienes un culo imponente, un pecho precioso, unas curvas que me hacen soñar y una cara que solo quiero besar.

_ Pues a mí me gusta mucho tu culo, pero me encanta como me acoge este pecho musculado y tu cara sí que es bonita. - me dijo dándome un pequeño beso.

¿Y ahora me vas a decir a dónde me vas a llevar?

_ He pensado que podríamos ir a Liverpool. Creo que ahí hay cosas que te gustará ver y además creo que podremos pasar más desapercibidos que en Londres. ¿Te apetece el plan?

_ Cómo no me va a gustar pasear por la ciudad que vio nacer a The Beatles.

_ Pues arriba señorita que tenemos que coger un tren para ir. Tenemos dos horas de viaje, desayunamos en el tren, ¿no?

_ Si, claro. - me dijo nerviosa y saltando rápidamente de la cama.

A las diez de la mañana con puntualidad británica salía el tren dirección a Liverpool y media hora después, ya estábamos haciendo uso de la cafetería del mismo, bebiendo dos cafés con leche grandes y acompañándolos con un par de cruasanes mixtos.

_ Me encanta verte feliz. Además es que con muy poquito lo eres.

_ Cuando me enseñaste tu casa, te dije que no necesitaba un palacio para ser feliz, pues te vuelvo a repetir lo mismo, no necesito grandes regalos, ni grandes viajes para ser feliz, solo una buena compañía que me acompañe, me haga sonreír y me de mucho amor.

_ Pues yo no solamente quiero ser tu compañero de viaje, también quiero serlo de vida. Y no te doy un beso aquí porque me da miedo que alguien nos pueda sacar una foto.

_ Por desgracia siempre hay "soldados en la plaza" - me dijo acariciando mi mano.

_ No me asustan los soldados, ni las guerras que se me presenten por estar a tu lado, Amaia. Te amo, que no se te olvide y cuando uno está enamorado es aún más inconsciente.

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