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—¿Cómo se encuentra mamá?— pregunto a mi padre al verle salir de su habitación junto al doctor.
El señor le mira y es quien responde.
—La Reina ha sufrido una bajada de tensión. No es grave, pero debe guardar reposo lo que resta de día.
Asiento sonriendo un poco y me acerco a mi padre, quién sin tener que decir nada me permite pasar a la habitación.
Mi madre se encuentra dormida y un sollozo involuntario escapa de mi garganta al verla.
Me acerco muy despacio y me siento a su lado tomando una de sus manos.
A los pocos segundos siento una mano en mi hombro y levanto la cabeza para encontrarme a mi padre, tan serio como yo.
Se agacha junto a mí y acaricia la mejilla de mi madre con cariño, haciendo que ésta se mueva para encerrar su mano en su cuello; observo que ambos sonríen y la sensación de celos vuelve a mí.
Noto la mano de mi madre que tengo cogida moverse y la miro.
—Ashley— despierta y las lágrimas mojan su rostro.
Se intenta incorporar y mi padre la ayuda casi de inmediato, dejando un beso en su mejilla una vez se sienta.
Me acerca a ella y me abraza con fuerza. Yo la correspondo y acaricio su espalda con suavidad.
—Estás bien, ¿verdad?— pregunta separándose y cogiendo mi rostro entre sus manos.
Frunzo el ceño y miro a mi padre, quien se acerca más a ella y susurra algo al oído que no consigo escuchar.
—Cariño— dice éste mirándome— ¿Podrías dejarnos solos? Tu madre y yo tenemos que hablar.
Permanezco unos segundos estática y luego asiento para levantarme despacio y salir de allí.
De camino a mi habitación me encuentro a mi hermano, quién me corta el paso de inmediato.
—¿Cómo está mamá?— pregunta lo mismo que yo a nuestro padre pero lo hace sin preocupación.
—Mejor, pero debe seguir descansado.
Doy un paso a un lado para seguir avanzando pero éste me agarra del brazo.
Al mirarle puedo ver qué sonríe y sé que lo que viene ahora no es bueno.
—No me extraña que haya enfermado. Siempre están preocupados por tí y apenas pueden descansar. Deberías darte cuenta que ésto es culpa tuya.
Suspiro y me zafo de su agarre sin decir nada, porque ya no vale la pena que lo haga.
Desde que Jared tenía ocho años piensa que cada vez que nuestros padres enferman es por quedarse en vela cuidándome por las noches a causa de mis pesadillas.
Antes me afectaban esos comentarios hasta el punto que iba llorando con ellos a contárselo, pero un día simplemente dejó de hacerlo.
Sigo caminando ignorando sus palabras y escucho que me sigue a unos metros, pero soy más rápida que él y consigo encerrarme en mi habitación antes de que me alcance.
Respiro hondo y me acerco a la cama para tumbarme en ella.

Unos golpes en la ventana me hacen despertar en plena noche.
Me levanto y avanzo hacia ella para abrirla y divisar una sombra en la oscuridad.
Ésta se mueve acercándose y trepa por la enredadera de mi balcón.
Cojo lo primero que tengo a mano para defenderme y me pongo en guardia.
—Ouch— escucho una voz conocida al golpearle con el objeto.
Frunzo el ceño y le observo mejor, aunque sus ojos celestes lo delatan.
—Eric— digo algo confusa, liberando mi mano de lo que noto que es un candelabro— ¿Qué haces aquí?
Sonríe y se acerca rápido a mí, envolviéndome en sus brazos.
El calor de su cuerpo me reconforta y hundo la cabeza en su pecho.
—¿A qué has venido?— pregunto un rato después.
Sin decir nada, posa sus labios en los míos y un escalofrío me recorre entera, haciendo que tenga que agarrarme a él para no caerme.
Me separo un tiempo después de forma algo brusca para tomar aire pero no dejo de sonreír.
Paso mis brazos por su cuello y pego mi frente a la suya.
—Antes has dicho que era algo pronto para ésto— digo bajito a escasos centímetros de sus labios.
Sonríe y me besa de nuevo.
—¿Es tan malo que haya cambiado de opinión?
Niego y acaricio su mejilla.
—¿Pero por qué has venido a éstas horas? Podrías haberlo hecho mañana.
Se encoge de hombros volviendo a abrazarme.
—No podía esperar a verte de nuevo— besa mi cabeza y me aprieta más contra él— ¿He hecho mal?
Le miro y rozo mis labios con los suyos.
—En absoluto— digo sonriendo— Yo también quería verte otra vez sin tener que esperar a mañana.
Ríe y toma mis manos para llevarme a mi cama y acostarnos en ella.
Me apoyo en su pecho y empieza a acariciar mi cabello con suavidad, del mismo modo que hacen mis padres entre ellos. Sonrío por primera vez al pensar en todas sus muestras de cariño delante de mí y beso de nuevo a Eric como agradecimiento por causarlo.
No tardo en quedarme dormida entre sus brazos y no me despierto en lo que queda de noche.

A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora