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El doctor sale de la habitación y me acerco a él con rapidez.
-Tranquila, Alteza- dice sonriendo al verme-. Su prometido tiene un grave caso de gripe, por lo que deberá descansar por lo menos tres semanas para curarse por completo.
-Gracias, doctor- escucho a mi padre tras de mí.
-¿Puedo verle?- pregunto sollozando.
Los hombres se miran por unos segundos.
-Me temo que aún no, Alteza. Su enfermedad es reciente y podría contagiarla si se acerca demasiado.
-Me da igual. Quiero verle.
Doy un paso hacia delante pero mi padre me detiene.
-Cariño, es mejor que le dejes descansar unos días. Ya vendrás con él después.
-Alteza, escúcheme- dice el hombre poniéndose frente a mí-. No voy a mentirle. Su prometido está grave y podría no sanar bien si no descansa lo suficiente. Eso significa que no debe alterarse ni esforzarse en exceso cuando empiece a sentirse mejor, ¿de acuerdo? Por favor, comprenda que es por el bien del muchacho.
Retrocedo hasta quedar junto a mi padre y bajo la vista, asintiendo un poco.
-Bien, avísenme si empeora en cualquier momento del día.
Mi padre asiente y le hace un gesto al doctor para acompañarlo a la salida, dejándome sola en mitad del pasillo.
Una doncella pasa por mi lado camino al dormitorio donde Eric se encuentra y no dudo en seguirla.
Entramos juntas aunque aún no se ha percatado de mi presencia y casi ahogo un grito al verlo sufrir, haciendo que la joven gire la cabeza en mi dirección y tenga que esconderme para no ser descubierta.
La chica se encarga de mantenerle hidratado y comprobar su temperatura antes de abandonar la habitación.
Espero hasta escuchar sus pasos en la lejanía para salir de detrás del tapiz que decora una de las paredes y me acerco con cuidado hasta la cama, agachándome despacio junto a él.
Acaricio su mejilla con suavidad y la mano de Eric agarra la mía de la misma forma, haciendo que ambos sonriamos aunque todavía se encuentra dormido.
Me incorporo rodeando la cama para tumbarme junto a él, siendo ésta vez yo quien le envuelve entre mis brazos.
Aunque, de nuevo, para mi desgracia, cuando apoyo su cabeza en mi pecho Eric empieza a toser con fuerza y un sudor frío le recorre todo el cuerpo.
Me apresuro a levantarme y me acerco a la cuerda junto a la cama para tirar de ella y que la campana suene en nuestra ayuda. Las doncellas no tardan en venir y las miro asustada.
Una de ellas se acerca a mí para alejarme de la cama y otra sale de nuevo en busca de mi padre y el doctor.
-¡No! ¡Suéltame!- grito con todas mis fuerzas tratando de escapar para volver junto a Eric, pero la chica me aprieta más contra ella y me obliga a salir de la habitación.
-Yo me encargo- dice mi padre acercándose y la joven me deja en sus brazos antes de marcharse junto al doctor.
Escondo la cara en su pecho y me aferro a él todo lo que puedo sin que mi llanto cese. Él acaricia mi pelo con suavidad y deja pequeños besos en mi cabeza.
-Papá, Eric se pondrá bien, ¿verdad?- pregunto entre sollozos.
Éste se separa un poco haciendo que le mire, dándome una sonrisa tranquilizadora.
-Pues claro que sí, cariño. Solo debes dejarle descansar unos días, como te ha dicho el doctor.
-Pero ha estado conmigo las veces que he enfermado éstos últimos meses- agarro sus manos con fuerza y otro sollozo escapa de mi garganta-. Yo quiero hacer lo mismo con él.
Mi padre suspira y deja un beso en mi frente.
-¿Qué tal si vamos a dar un paseo? Te servirá para despejarte por un rato.
Le miro apretando los labios pero termino aceptando, asi que ambos caminamos juntos hasta los establos y esperamos a que preparen nuestros caballos.
Sonrío al ver a Sprouse tan contento como yo de estar con él.
-Alguien te ha echado de menos- susurra mi padre tras de mí.
Bajo la vista por un momento y respiro hondo antes de subirme a mi compañero, dándole una pequeñas palmaditas en el cuello.
Avanzamos despacio hasta la entrada del Castillo y, ya fuera de los muros de éste, mi padre y yo empezamos a cabalgar al lado del otro; casi compitiendo por ver quién llega antes al claro del bosque.
"Si Eric no estuviera pasarías más tiempo con él; con los dos" "Quizás sea bueno que haya enfermado. Así todo volverá a como era antes, a la normalidad".
Freno a Sprouse de golpe y éste relincha enfadado. Mis manos tiemblan sobre las riendas y las lágrimas vuelven a escocer en mis ojos.
-Tenemos que volver- digo mirando a mi padre.
Éste me mira confuso.
-Pero si apenas llevamos media hora fuera, cariño. Esperemos un poco para...
-No- le interrumpo bajando al suelo y acercándome-. No quiero estar aquí pasándolo bien mientras Eric se está...
Trago saliva sin llegar a terminar la frase, desviando de nuevo la mirada a mis pies.
Oigo a mi padre desmontar y caminar hacia mí.
-Cariño, tranquila- susurra posando una mano en mi hombro-. Eric va a estar bien. No le va a pasar nada malo, tenlo por seguro.
Cierro los ojos dejando que las lágrimas caigan.
-Quiero estar con él, papá- sollozo mirándole, casi suplicando-. Por favor, sé que él me necesita ahora tanto como yo a él.
Éste parece pensarlo y tras unos segundos, sonríe abrazándome.
-Volvamos entonces. No debes hacer esperar a tu príncipe.
Dejo un beso en su mejilla y montamos de nuevo retrocediendo sobre nuestros pasos.


A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora