-Lo que ha dicho tu padre de que ahora soy parte de tí, ¿es verdad?
Le siento respirar y me incorporo para mirarle en la oscuridad.
Sonrío acercándome a él.
-Sí- contesto dejando un pequeño beso en sus labios-. Lo fue desde el principio.
Eric sonríe y roza su nariz con la mía, devolviéndome un beso aún más largo, dejándose llevar e inclinándose para tumbarnos en el suelo y colocarse sobre mí.
-¿Lo que has dicho tú de marcharnos también lo era?- pregunto en una de las veces que se separa, haciendo que se detenga y me mire confuso.
Abre más los ojos al recordar el momento y se sienta de nuevo contra la pared.
-Me refería a venir a la habitación- dice apoyando un codo en su rodilla doblada.
Apoyo mi mano en su pierna estirada y ejerzo un poco de presión al inclinarme hacia él.
-Sé leer entre líneas.
Eric enarca una ceja y sonríe divertido.
-¿Cuántas líneas puede haber en una palabra?
Suelto una carcajada y me recuesto otra vez en su pecho, dejando que el silencio se apodere del lugar.
-Sería tan fácil marcharnos ahora- susurro respirando hondo y aferrándome más a él cerrando los ojos-. Cuando no le importamos a nadie, cuando mi padre me odia y no querrá volver a saber de mí.
Eric se incorpora de nuevo sin soltarme.
-Eso no es verdad del todo- dice besando mi cabeza despacio. Agarra mi barbilla y la alza con suavidad para que le mire-. A tu madre le importas, a tu tía y a tu abuela también. Sé que les dolerá perderte de ésta forma.
Desvío la mirada y aprieto los labios separándome un poco.
-No- susurro-, mi tía y mi abuela apenas vienen a visitarnos por culpa del odio de mi abuelo a mis padres- suspiro y abrazo mis rodillas, jugando con la tela de mi vestido-. Y sé que mi madre elegirá a mi padre cuando me aparte de su vida. Como siempre.
Eric vuelve a acercarse tomando mis manos para acariciarlas con suavidad.
-Si nos vamos- dice despacio haciendo que le mire de nuevo- quiero que estés segura de ello. Que no te arrepientas después porque tus pensamientos te digan que no estás haciendo lo correcto; que solo estás pensando en tí, en nosotros, en vez del resto de la gente que te quiere.
Cierro los ojos de nuevo y un par de lágrimas resbalan por mis mejillas.
-Quiero hacerlo- sollozo apretando sus manos-. Sabes que no quiero estar aquí y ellos también. ¿Por qué tengo que meditar sobre algo que llevo queriendo años?
Ahora es él quien frunce los labios y baja la vista a nuestro agarre.
-Creo que si lo quisieras de verdad ya lo habrías hecho- susurra tan bajito que me cuesta oírle, pero al hacerlo puedo notar el miedo en su voz-. Sé que lo intentaste y no funcionó, pero también sé que esa fue la primera vez.
-Entonces hagamos que la segunda lo haga- digo subiendo mi mano hasta su mejilla, sintiendo como empieza a temblar.
Le atraigo despacio hacia mí apoyando su cabeza en mi pecho y la acaricio con suavidad.
-Solo quiero que estés bien, a salvo, y eso no pasará si no nos vamos de aquí- solloza apretándose más contra mí-. Debería haberlo sabido desde el principio.
Un nudo se forma en mi estómago mientras el silencio vuelve a hacerse presente.
"No es tu culpa" quiero decirle "pero tampoco te equivocas".
No puedo, así que solo respiro hondo y hago que me mire para juntar nuestros labios de forma feroz, ansiada y necesitada.
Eric se mueve hasta colocarse de nuevo contra la pared quedando aprisionado entre ella y yo.
Sus labios tardan en seguir los míos pero cuando lo hacen una marea de sensaciones me recorre por completo haciéndome sonreír.
Se separa para hablar pero, aún sabiendo que no está bien, se lo impido juntándome a él de nuevo.
Eric se detiene y noto su respiración acelerada al igual que la mía, solo que por motivos distintos.
Evito mirarle a los ojos cuando él lo hace y me separo del todo alejándome un poco.
-Tampoco quiero vivir como mi madre cuando mi abuelo era el Rey- hablo retomando la conversación, volviendo a abrazar mis rodillas-. Saber que mi padre me odia pero no conocer el motivo- aprieto más mi agarre y empiezo a temblar entre leves sollozos-. No podría entender su odio cuando me ha repetido durante toda mi vida lo mucho que me quiere.
Su frente se pega a la mía y ahora es él quien junta nuestros labios con intensidad.
Nos ponemos de rodillas y nos pegamos al otro todo lo que podemos, sabiendo cómo puede terminar y, por una vez, sin estar seguros de quererlo.
Eric acaricia mi mejilla con su pulgar mientras el resto de sus dedos se deslizan bajo mi cabello.
-Nos iremos cuando todo el Castillo duerma- dice sin separarse antes de sonreír y sentarse de nuevo para colocarme sobre él-. Y se me ocurre qué podemos hacer hasta entonces.
Sus labios vuelven a apoderarse de los míos pero, tras unos segundos, le separo de mí sin mirarle.
Eric capta el mensaje y se levanta ayudándome a hacerlo también.
—Lo siento— dice bajito atrayéndome hacia él—. Sabes que soy un idiota y que ahora en lo único que pienso cuando estamos juntos es en... —su voz se va a apagando y alzo la vista a la suya.
Rozo sus labios con mis dedos y borro una lágrima que cae por su mejilla.
—Te quiero— susurro acercándome posando mis labios en los suyos.
Eric sonríe y sus manos envuelven mi rostro con suavidad.
—Te amo tanto— habla entre lágrimas mientras sus dedos acarician mis mejillas y su nariz se roza con la mía.
—Te quiero— repito, casi suplicando, juntándonos de nuevo y enroscando mis brazos en torno a su cuello.
Eric suelta una risita mientras avanzamos sin despegarnos al interior de la habitación y permanecemos junto a la cama cuando chocamos con ella.
—¿Estás segura de que quieres?— susurra separándose apenas un poco—. Podemos hacer otra cosa para esperar. Bailar, por ejemplo.
Sé, aún sin poder verlo, que mis ojos brillan ante esa propuesta. Pero también que ahora debo decidir cuál de las dos opciones es más conveniente: volver a darnos placer el uno al otro durante horas o recorrer la habitación en silencio sin separarnos del otro.
Muerdo mi labio inferior y me siento despacio sobre el colchón. Eric se agacha frente a mí de forma que tenga que inclinar la cabeza para mirarle y vuelve a acariciar mis manos.
—Quiero hacerlo todo— digo sonriendo acercándome a él y pegando mi frente a la suya.
Eric me besa de nuevo por unos segundos antes de levantarse sin soltar mis manos.
—Empecemos por lo fácil— susurra tirando de mí y llegando al centro de la habitación.
Me junto a él y acaricio su cabello para después movernos al unísono, bailando en la oscuridad.
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A Princess' Tale (Reales II)
Storie d'amore*Historia sin corregir* Una Princesa que teme serlo y un amor esperado por años. Solo hay dos cosas que preocupen a Ashley a sus 18 años: el momento de ascender al Trono y encontrar un amor tan puro como el de sus padres; siendo éste último su más a...