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El ambiente sigue igual de tenso durante la cena y apenas puedo comer por ello.
Tres pares de ojos están sobre mí; mis padres preocupados y mi abuelo, como siempre, odiandome.
Éste carraspea antes de hablar.
-Ashley, creo que tú y tu prometido tenéis algo que contar.
Le miro confusa negando con la cabeza.
-No sé a qué te refieres- contesto casi en un susurro.
Vuelve a aclararse la garganta y se reclina en su asiento.
-Crees que es adecuado mantener relaciones antes del matrimonio y, por lo que he visto, tu prometido piensa igual. Es verdaderamente asqueroso.
-¿A qué se refiere?- pregunta mi padre.
Mi abuelo se dirige a mi madre en vez de a él.
-Tu hija, la futura Reina, piensa que está bien acostarse con su prometido cada que le plazca.
Aprieto los puños y echo la silla hacia atrás para levantarme, pero Eric me detiene agarrando mi brazo.
-¿Es eso cierto?- pregunta mi madre mirándonos, aunque nosotros no lo hacemos.
Mi abuelo suelta una carcajada.
-Pues claro que lo es. He visto cómo lo empezaban en el pasillo, donde cualquiera puede verlos. Repugnante.
-Eso no es verdad- sollozo mirándole.
-Que luego hayáis ido a tu habitación para seguir no significa que no sea asqueroso- dice completamente calmado.
Siento mi cuerpo temblar y está vez no dejo que Eric me detenga antes de salir de allí.
-¡Ashley, vuelve aquí!- le escucho alzar la voz pero le ignoro, caminando más rápido.
Me escondo en el primer desvío de unos de los pasillos por el que paso y me apoyo en la pared entre sollozos.
Respiro hondo varias veces para tranquilizarme pero solo consigo que mis nervios aumenten.
-Ashley- susurra Eric a mi lado.
Se acerca a mí y retrocedo un poco, negando con los ojos cerrados.
-Mi amor, está bien.
Deslizo mi espalda por la pared hasta quedar sentada en el suelo y abrazo mis rodillas con fuerza. Eric también se sienta y me mira.
Tras unos minutos, me acerco a él y me apoyo en su hombro cogiendo una de sus manos y acariciándola con suavidad.
Le escucho reír y sonrío.
-Ven- digo levantándome y tirando de él para salir al exterior.
Caminamos sin soltarnos hasta llegar a una pequeña zona despejada del jardín, donde nos tumbamos en la hierba y miramos las estrellas en silencio.
-Lo siento- decimos al unísono al cabo de un rato.
Nos miramos riendo antes de acercame a él y besarle por unos segundos.
-Pensaba que no querías hacerlo tras lo que ha dicho tu abuelo- dice sonriendo cuando nos separamos.
Imito su gesto y vuelvo a unir nuestros labios.
-Siempre lo querré, Eric- susurro posando mi mano en su mejilla.
Nos miramos por unos segundos antes de juntarnos de nuevo. Eric envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y yo lo hago tras su espalda.
-¿Ya te encuentras mejor?- escuchamos a unos metros y nos separamos al instante, pero suspiro aliviada al ver que es mi tía quién se encuentra frente a nosotros.
Se acerca y se sienta a mi lado mientras Eric y yo nos incorporamos.
-No te preocupes por lo de mi padre- dice mirándole-. Piensa que lo único que es correcto es lo que hace él cuando la realidad es al revés.
Ambos sonreímos y yo bajo la vista a mis manos abrazadas a mis rodillas.
—Aquí estáis— escucho la voz de mi madre, sonriente, acercarse a nosotros.
Me encojo un poco y cierro los ojos con fuerza sintiéndome mal de nuevo.
Varios pares de pies caminan hacia mí y, antes de que puedan sentarse, me levanto y alejo de allí lo más rápido que puedo.
Tras unos minutos me dejo caer en un banco y vuelvo a fijar mi vista en las estrellas.
—¿Quieres compañía?— la voz calmada y suave de Eric me saca de mis pensamientos.
Giro la cabeza para mirarle y asiento forzándome a sonreír. Se coloca a mi lado permaneciendo en silencio por varios minutos.
—¿Por qué te has ido?— pregunta observando también el cielo nocturno.
Me encojo de hombros antes de apoyarme en él y cerrar los ojos.
—No quiero que llegue mi cumpleaños— susurro apretando el agarre en mis rodillas.
—¿Lo dices por qué te harás más mayor?— bromea pero no surge efecto.
Le escucho suspirar y levanta mi barbilla para que le mire, volviendo al silencio. Tan solo mirándonos, tan solo sabiendo lo que queremos del otro pero que aquí no podemos hacer; tanto porque no es correcto como porque, si mi abuelo lo averigua de nuevo, no será a mis padres a quien regañe.
Eric roza mis labios con su pulgar acercándose a ellos y dejando un corto beso, pero yo no quiero detenerme y le sujeto contra mí.
Debes dejar de pensar solo en eso, Ashley. Escucho su voz enfadada en mi cabeza y me separo con brusquedad.
—Lo siento— digo en un sollozo encogiéndome de nuevo.
—Está bien, mi amor— contesta sonriendo y tomando mis manos con suavidad.
Me acerca a él haciendo que apoye mi cabeza en su pecho y empieza a acariciar mi cabello.
—¿Quieres contarme qué te preocupa?— susurra.
Niego lentamente y me aprieto más contra él.
—Si lo hago se hará realidad y no serán solo voces en mi cabeza— digo en voz muy baja.
—Está bien.
Sonrío un poco y le miro.
—¿Crees que podemos bailar ahora en silencio?— pregunto en un hilo de voz.
Él sonríe besándome antes de asentir.
Me alejo dejando que se levante y me ofrece su mano para hacerlo yo también.
Avanzamos unos metros y nos colocamos frente al otro, esperando unos segundos antes de empezar a movernos en la oscuridad.



A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora