A Princess' Tale (Reales II)

6

—Éste ya le he leído... Y éste... Éste también... Y...
—¿Vas a seguir así mucho rato?— pregunto apartando la vista del lienzo y mirando a Eric, que se encuentra buscando entre los libros.
Sonríe mirándome y se acerca para besar mi mejilla.
—Solo quiero encontrar una lectura que me mantenga ocupado el mayor tiempo posible.
—Pensaba que la idea era estar juntos— digo haciendo un puchero y me besa de nuevo, ésta vez en los labios.
—Primero quiero ver esa pintura terminada— susurra posando la vista en el cuadro.
Siento un impulso y rodeo su cuello.
—No me importaría distraerme un poco— sonrío y vuelvo a besarle hasta que nos quedamos sin aliento.
Nos separamos y tomo sus manos para ir al asiento junto la ventana, dónde nos acurrucamos por unos minutos y luego me levanto para coger un libro.
—¿Te parece si leemos juntos?— pregunto dejándolo a su lado.
Eric lo toma y, tras leer el título, sonríe y me atrae hacia él para colocarme en la misma posición de antes.
Lo abre y empezamos a leerlo y, tras unos segundos, Eric lo hace en voz alta.
Sonrío y dejo que su voz me transporte de igual forma que lo hacen las palabras sobre el papel.

Paseamos por los jardines hasta llegar a uno de los bancos donde nos sentamos para ver la puesta de sol.
—Ha sido un día fantástico— digo apoyada en su hombro.
Besa mi cabeza y acaricia mi mejilla.
Le escucho suspirar antes de levantarse.
—Me temo que debo marcharme ya, Alteza— dice tomando mi mano y dejando un beso en su dorso.
Hago de nuevo un puchero y le abrazo con fuerza.
—¿Volveremos a vernos mañana, verdad?
Se separa y me mira sonriendo antes de besarme.
—Vendré todos los días hasta que el sol deje de existir.
Nos besamos una última vez y le acompaño, aún por el exterior, a la entrada del Castillo, dónde permanezco hasta que ya no alcanzo a verlo.
Al girarme para volver a mi habitación, la figura de mi madre me sorprende.
—Te encuentras mejor— digo sonriendo, pero ésta no imita mi gesto como es costumbre en ella.
Su rostro está serio y sus brazos cruzados, señal de que está molesta conmigo.
Se acerca y y toma mi brazo para llevarme a su habitación.
—¿Va todo bien?— pregunto nerviosa al ver que no dice nada y tan solo me observa a unos metros.
Pestañea despacio y se acerca para agacharse frente a mí, cogiendo mis manos y acariciándolas con suavidad.
Su vista está sobre ellas y noto un ligero temblor en su cuerpo.
—Mamá— susurro pero no mira. Me pongo a su altura y hago que sus ojos se posen en los míos.
Las lágrimas descienden por sus mejillas y, cuando va a hablar, se rompe.
Me arrodillo junto a ella y la abrazo con fuerza.
—Mamá— digo preocupada— ¿Qué ocurre?
Escucho unos pasos a nuestra espalda y me giro para ver a mi padre acercarse.
Nos mira a ambas y se coloca al otro lado de mi madre para abrazarla también.
Tras unos segundos vuelve a mirarme y no hace falta que diga nada para saber que quiere que los deje solos, otra vez.
Me levanto y salgo al pasillo pero no me marcho, si no que me quedo tras la puerta para escuchar.
—Cariño— observo a mi padre acariciar su cabeza y luego se separa para besarla con suavidad, haciendo que mi madre se tranquilice poco a poco.
Se apoya en su pecho y vuelve a sollozar.
—No he podido hacerlo— se aferra a él con más fuerza— No he sido capaz, Oliver.
Mi padre acaricia de nuevo su cabeza y cierra los ojos sobre ella.
—Sabes que no tienes por qué decírselo, Emily. Tal vez él no sepa nada de lo que pasó, igual que Ashley.
Abro la puerta y avanzo hacia ellos.
—Te he dicho que nos dejases solos— dice mi padre mirándome.
Me cruzo de brazos.
—No voy a hacerlo cuando éste asunto me incumbe. Ya no soy una niña y merezco saber ciertas cosas.
Mi padre suspira y ayuda a mi madre a levantarse para ambos sentarse en la cama, haciéndome un gesto para que me coloque entre ellos.
—Ashley— es mi madre la que habla, tomando de nuevo mis manos— Tenemos que contarte algo muy importante y necesitamos que nos prestes atención, ¿de acuerdo?
Asiento y miro a mi padre.
—Es sobre tus pesadillas.