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Nos sentamos con la espalda pegada a la pared. El viento suave de la noche consigue calmarme un poco mientras me recuesto en el pecho de Eric con brazos envueltos en torno a mí.
-He arruinado otro momento especial- susurro cerrando los ojos de nuevo.
-No es tu culpa que los pensamientos te hagan sentir vulnerable- besa mi cabeza y entrelaza nuestras manos-. Ni tampoco el tenerlos sin que puedas controlarlos.
Alzo la cabeza para conectar nuestras miradas y ya no la aparto.
Eric sonríe y se acerca despacio, besándome lentamente. Pero solo su contacto con el mío hace que mi interior se revolucione y a los pocos segundos estoy subida sobre él moviéndonos contra el otro en perfecta armonía.
Hazlo. Cierro de nuevo los ojos y le aprieto más a mí, sabiendo lo que ambos queremos. Así la gente dejará de desearte como Reina y por fin podrás ser libre.
La respiración se me corta de pronto y me separo con brusquedad, alejándome todo lo que puedo de su lado.
-Menos mal que te has detenido- dice él un poco sofocado por la intensidad que nos invadía-. Yo no quería hacerlo por mucho que supiese que estaba mal.
No está mal si lo que quieres es alejarte de aquí.
-Sí, sí lo está- hablo más para mi cabeza que para él-. No deberíamos dejarnos llevar tanto cuando nos besamos.
Abrazo mis rodillas y me escondo en ellas sintiendo a Eric cerca a los pocos segundos.
Tú eres la que lo inicia porque sabes que es lo correcto para...
-¡Basta!- exclamo echándome hacia atrás tapando mis oídos con fuerza.
-Mi amor, ¿qué ocurre?- pregunta pasando su brazo por mis hombros y acercándome a él.
Le abrazo y le miro por unos segundos.
-Ya no quiero ésto, Eric- consigo sacar por fin las palabras de mi mente. Bajo la vista y me aprieto más contra su pecho-. Creo que nunca lo he querido, en realidad. Tan solo aceptaba un futuro que habían impuesto sobre mí.
-¿Qué es lo que quieres hacer entonces?- pregunta con suavidad acariciando mi cabello.
Vuelvo a mirarle sonriendo.
-Pintar- contesto de inmediato incorporándome-. Que la gente me conozca por mis cuadros y no por ser la sucesora a la Corona.
"¡No es justo que tú puedas renunciar cuando yo no pude hacerlo!".
Las palabras de mi madre dentro de mi sueño me hacen cerrar los ojos de nuevo y apretar con fuerza la tela de mi camisón.
-Tranquila, mi amor. Estoy aquí.
Eric toma mis manos con suavidad y se acerca a mí otra vez.
-¿Puedes no contarles nada a mis padres? De momento eres el único que sabe ésto- le pido en un sollozo volviendo a mirarle
-Descuida- contesta abrazándome-. Nada saldrá de mi boca a menos que tú me lo pidas.
Sonrío dejando un corto beso en sus labios, aferrándome más a su pecho.
-Te quiero, Eric. Gracias por estar conmigo en todo momento.
Éste sonríe besando mi cabeza.
-Gracias a tí por permitirlo, Ashley.




A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora