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Observo a Eric entrar en la habitación con varios libros mientras termino de desayunar. Los deja en el asiento de alféizar y se sienta junto a mí.
—¿Qué vamos a hacer el resto del día?— pregunto dejando la bandeja con el plato ya vacío en la mesita de noche.
Eric mira los libros y luego a mí, enarcando una ceja como respuesta. Yo ruedo los ojos y suelto un bufido, haciendo que Eric ría antes de besar mi mejilla.
—Vamos, Princesa, solo te quedan tres días para volver a lo mismo de siempre— dice abrazándome.
—¿Te refieres a pintar, pasear por los jardines y salir a montar de vez en cuando?— digo tumbándome y haciendo que él lo haga también.
Eric se incorpora sobre un brazo y me mira.
—No pareces contenta por ello.
Le miro y me encojo de hombros.
—Tampoco lo estaba antes de enfermar de nuevo— musito dándole la espalda.
Siento que me abraza e intenta pegarme más a él, pero me suelto antes de que lo haga.
—¿Qué te ocurre?— pregunta acariciando mi cabeza, pero le aparto la mano a los pocos segundos.
—¿Puedes dejarme sola, por favor?— me escucho casi suplicar.
Me da una sonrisa triste antes de levantarse y salir de la habitación.
Doy vueltas en la cama intentando descansar pero mis esfuerzos son en vano, así que me incorporo e intento levantarme para caminar aunque sea entre las cuatro paredes.
No consigo mantenerme en pie por más de unos segundos antes de que una sensación de vértigo me invada, haciendo que me siente de nuevo con rapidez.
Escucho golpes en la puerta y respiro hondo antes de dar permiso para que entren.
—¿Ya te encuentras mejor?— pregunta mi padre sonriendo mientras se acerca.
Mi madre le sigue detrás pero no la miro, ni ella a mí.
Se sienta a mi lado y ésta se queda a unos metros con la vista en el suelo.
Dejo que me abrace con fuerza y sonrío cuando deja miles de besos en mi cabeza, como hacia cuando era niña.
—Ashley— mi madre susurra y se decide a mirarme, acercándose a nosotros. Se agacha frente a mí y toma mis manos—. Me alegra ver que estás bien— dice sonriendo.
La miro por unos segundos antes de contestar.
—Es extraño que lo hagas cuando no has venido ni una sola vez éstos días.
La observo agachar la mirada a nuestras manos.
—Sabes que he estado ocupada y...
—Ese es el problema, mamá— exclamo soltándome—. Siempre has puesto como excusa estar ocupada pero nunca lo ha sido para estar junto a mí.
—Ashley— escucho decir a mi padre con seriedad.
Le miro y me aparto también de él.
—¡No! Puede que lo hiciera cuando era pequeña, pero hace mucho que no pasamos tiempo en familia porque siempre tiene cosas que hacer.
—Es la Reina, Ashley. Tiene que...
—Gobernar un país entero y eso requiere tiempo— repito lo que tantas veces me ha explicado cuando de niña me enfadaba porque dejaba de jugar conmigo de repente.
Cierro los ojos y respiro hondo, clavando en ella todo mi odio.
—Siempre has dicho que no querías repetir con nosotros lo mismo que viviste tú— digo en un sollozo—. Pero a parte de no tener obligaciones, sé que Jared y yo nos sentimos tan solos como tú cuando tus padres gobernaban.
Se acerca a mí y la observo apretar los puños, pero se mantiene en silencio. Nos mantenemos la mirada por segundos antes de que salga rápido de mi habitación y mi padre se marche con ella.
Quedándome de nuevo sola, me tumbo con brusquedad sobre el colchón y cierro los ojos dejando que el tiempo pase; aunque parece que se niega a hacerlo puesto que el sol permanece en el mismo punto cada vez que miro hacia la ventana.
Los libros que Eric ha traído siguen sobre el asiento de alféizar y un nudo en mi estómago se forma cuando mi vista cae sobre ellos.
Suspiro y me acerco al cabecero de mi cama para tirar de la cuerda que hay junto a él, haciendo que suenen campanas que avisan a las doncellas de que necesito algo con urgencia.
Una de las chicas no tarda en venir y sonrío al verla.
—Alteza, ¿qué puedo hacer por Usted?— pregunta desde la puerta con una pequeña reverencia.
—¿Podrías buscar a Eric y decirle que venga a verme, por favor?
La joven asiente y retrocede sobre sus pasos con rapidez.
Me tumbo de nuevo con los ojos cerrados y, suponiendo que tardará un rato en encontrarle, dejo que el sueño me invada hasta quedarme dormida.


A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora