71

1 0 0
                                    

Eric acaricia mi mejilla con el dorso de su mano, suave, despacio, mirándome desde su lado incorporado sobre un codo y sonriendo tratando de que yo lo haga también.
No puedo. No después de saber lo que hemos hecho, aunque a ninguno le importarse en su momento.
Se acerca más y deja un lento beso en ella mientras cierro los ojos y respiro despacio.
-Deberíamos ir al comedor- susurra sobre mi piel-. Tus padres y tu hermano nos estarán esperando para cenar.
Me tapo por completo con la manta y me encojo bajo su oscuridad, aunque sigo notando la mano de Eric.
-Ashley, por favor- le escucho suspirar y sé que está cansado.
Aprieto más los párpados haciendo que las lágrimas broten de mis ojos, dejando que se deslicen por mis mejillas al abrirlos.
Su mano deja de tocarme y salgo despacio de mi escondite para mirarle aterrorizada.
-Puedes ir tú- hablo muy bajito en un sollozo, acercándome a él-. Diles que no me encuentro bien para levantarme a cenar y...
-Que no quieras ver a tus padres por miedo a que lo descubran y se enfaden no es excusa para quedarte aquí encerrada- me interrumpe sin mirarme y me vuelvo a encoger.
Eric parece darse cuenta del tono brusco en su voz y agarra mi mano para apoyarme en su pecho.
-No quiero decepcionarles más de lo que ya lo he hecho- susurro en una inspiración.
Sus labios se deslizan por mi cabeza hasta llegar a los míos, manteniéndose en ellos por segundos interminables.
-No creo que lo hagan- casi solloza sin separarse-. Ni creo que lo estén, mi amor.
Acaricia mi rostro con ambas manos y me tumba con suavidad sobre la almohada.
Alzo la mano despacio para deslizarla sobre sus labios y él se inclina para juntarnos de nuevo.
El beso se va volviendo salvaje por momentos pero me detengo cuando Eric se coloca sobre mí.
-Lo siento- carraspea separándose-. Me he dejado llevar.
Miro nuestras manos unidas y acaricio su dorso con el pulgar.
El silencio se cierne en la habitación pero no parece que ninguno vaya a hacer nada para romperlo, así que me levanto alisando mi vestido y me acerco al tocador para sacar el anillo de la cajita de porcelana.
Me siento en el lado contrario al que estaba haciendo que Eric se gire para quedar frente a mí.
Ladea la cabeza mirando mi mano cerrada.
-Era tu regalo de cumpleaños- suspiro extendiendo el brazo hacia él. Coloca la mano bajo la mía y dejo el anillo en ella, retirándola despacio.
Una sonrisa ilumina su rostro al contemplar la pequeña joya y algo revolotea en mi interior. Felicidad por su felicidad.
Lo alza ante sus ojos mirando el símbolo del infinito que deja ver la parte inferior del anillo.
-Es precioso- dice sin borrar la sonrisa.
Lo coloca en su dedo corazón y lleva su mano hasta la mía para entrelazarlas, juntado su anillo al que él me dio hace tiempo.
-Perfecto- susurra sin apartar la vista del agarre.
Cierro los ojos y suspiro despacio al saber que éste momento terminará pronto. Eric parece entenderlo y me acerca a él para apoyarme en su pecho.
-Te quiero- digo en un hilo de voz aferrándome más a su cuerpo.
-Podemos quedarnos aquí si quieres- dice bajito deslizando su mano hasta mi espalda. Deja un beso en mi cabeza y se separa para mirarme, acariciando mi mejilla con suavidad-. Podemos estar juntos sin nadie que nos moleste, que nos interrumpa- cierra los ojos y pega su frente a la mía-. Solos tú y yo sin que nada más exista.
Sonrío y le beso muy despacio, con suavidad, acercándome más hasta que estamos tumbados de nuevo. Coloco las manos tras su cabeza y enredo mis dedos en las hebras de su cabello.
Pasan unos segundos hasta que Eric gira con cuidado para ser quién se coloque sobre mí, liberando mis manos de su cabello y entrelazándolas con las suyas sobre el colchón, apretando un poco mientras el beso continúa.
Sus labios se hunden en los míos, su cuerpo se aprieta más contra el mío y una sensación de placer me recorre por completo, provocando que Eric sonría sin separarse.
Seguimos inmersos en el otro y mi interior se revoluciona a cada segundo, pero entonces alguien llama a la puerta y Eric se detiene.
-Otra vez no- murmura enfadado incorporándose.
Le imito sin poder evitar reír y me levanto para acercarme a la puerta. Una doncella se encuentra al otro lado y no parece muy contenta.
-Alteza, sus padres y su hermano esperan por Usted y Eric para cenar desde hace rato- dice intentando que su voz no tiemble de los nervios por, seguramente, adivinar lo que estábamos haciendo.
Observo hacia atrás y veo a Eric parado junto a la cama.
Carraspeo volviendo a mirar a la mujer.
-Iremos enseguida.
Ésta hace una pequeña reverencia y se marcha sobre sus pasos lo más deprisa posible sin llegar a correr.
Escucho a Eric soltar una carcajada y me giro del todo entornando un poco la puerta.
-¿Sabes qué pasará si se lo cuenta a mis padres, verdad?- pregunto enarcando una ceja.
Sin dejar de sonreír, se acerca a mí y rodea mi cuello con sus brazos.
-Nos prohibirán acercarnos al otro por una larga temporada- susurra rozando su nariz con la mía, dejando un pequeño beso en la punta y deslizando de nuevo las manos hasta envolver las mías-. O nos obligarán a casarnos cuanto antes para que podamos seguir con ello sin romper ninguna norma.
Siento mi pecho oprimirse y me apoyo en el suyo apretando el agarre.
-No habríamos roto ninguna si yo no hubiese huido la primera vez- susurro casi en un hilo de voz.
Eric se da cuenta del efecto de sus palabras y me separa para que le mire, envolviendo mi rostro en sus manos. Pero no dejo que diga nada y vuelvo a unir nuestros labios por menos tiempo del que me gustaría.
-Vamos a cenar o serán mis padres quienes vengan a buscarnos ésta vez, y no precisamente contentos.
Ríe de nuevo y abre la puerta para caminar juntos hacia el comedor.

A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora