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Casi parece que el destino está de nuestra parte cuando entramos a la cocina para coger provisiones para el viaje. También cuando, en la biblioteca, el amor se apodera de nosotros antes de buscar el libro que contiene los nombres y detalles de todos los reinos.
Asi que ahora, en los establos, siento que todo irá bien.
Observo a Eric lanzarme miradas mientras ensillamos los caballos y no puedo evitar sonreír.
-Ya estamos listos para partir- dice acercándose a mí y rodeándome con sus brazos, atrayéndome hacia él.
Sus labios atrapan los míos por unos segundos y sonríe al separarse.
Escondo la cara en su pecho y cierro los ojos cerrando mi mano en torno a la tela de su camisa.
-Gracias por hacerlo conmigo- susurro apretándome más a él.
Eric levanta mi barbilla para que vuelva a mirarle. No deja de sonreír y eso me reconforta.
-Sabes que siempre estaré a tu lado- pega su frente a la mía y roza nuestras narices con suavidad-. Eres lo más importante para mí, Ashley. Y nunca, jamás, me alejaría de tí- sus labios se unen de nuevo a los míos y está vez también sonrío-. Superaremos juntos todos los problemas. Siempre.
No puedo contestar, aunque quiero hacerlo, porque no sé cómo; así que solo vuelvo a besarle hasta que nos olvidamos de todo a nuestro alrededor.
Un pájaro canta a lo lejos y le separo despacio de mí, liberandome de la presión de mi espalda contra la madera.
-Será mejor que nos marchemos ya- hablo con la voz ronca antes de avanzar hacia Sprouse.
Montamos en los caballos al mismo tiempo y Eric me deja avanzar primero, así que trotamos hasta llegar a las puertas del Castillo y luego aumentamos la velocidad para perdernos en el bosque.

La mirada de Eric se cruza con la mía de nuevo, siendo él consciente de que mis manos tiemblan sobre las riendas.
-Deberíamos descansar- dice haciendo que su caballo avance más despacio, quedándose atrás.
Detengo a Sprouse de forma brusca y el animal relincha. Espero a que Eric vuelva junto a mí y me preparo para hablar, pero me interrumpe.
-Llevamos horas cabalgando y los caballos están agotados- habla bajando la vista hacia el mío-. No creo que quieras matarles por forzarles demasiado antes de incluso llegar al lugar que, por cierto, aún no hemos decidido.
Frunzo los labios y aprieto las manos haciendo que el cuero me rasque la piel. No le miro pero le escucho desmontar y acercarse a mí.
-Solo un rato- habla bajito y dejo que sea quien me baje al suelo como si fuese una niña pequeña-. Dejaremos que los caballos repongan fuerzas mientras elegimos nuestro nuevo hogar.
Un sollozo escapa de mi garganta y me abrazo a su pecho de golpe, haciendo que retroceda un paso por el impulso.
Cierro los ojos y me aprieto más a él mientras Eric acaricia mi cabello con suavidad.
-Tranquila, mi amor- susurra dejando pequeños besos en mi cabeza.
Me separa para que le mire y limpia los rastros de lágrimas de mis mejillas juntando después nuestros labios por unos segundos.
-¿Por qué no te encargas de buscar un arroyo cercano donde los caballos puedan beber y yo lo hago del resto?- pregunta poniendo las manos en mis hombros.
Asiento despacio y camino hacia Sprouse para sacar el libro de su alforja, sintiendo que vuelvo a romperme cuando la abro.
Eric se apresura para observar también qué ha ocurrido.
-No sabía que estaba ahí- hablo con la voz entrecortada-. ¿Cuándo si quiera ha tenido tiempo para...
Su mano cierra la bolsa y me aleja de ella haciendo que quede de espaldas, pero sus ojos siguen puestos en el Interior.
-No significa que lo sepan, cariño- dice acariciando mi brazo-. Quizás llevaba ahí días pero solo lo hemos visto ahora.
Intento enarcar una ceja o hacer algún ruido de desacuerdo, pero solo puedo imaginar a mi madre depositando en la alforja, sin que nadie la vea, el collar que mi padre le dio hace años y que nunca se quitaba.
Me separo de Eric y niego con la cabeza, aturdida.
-Tiene que saberlo, ella nunca se quitaba ese collar y no le veo sentido a que lo haya hecho ahora- cierro los ojos e intento controlar los nervios respirando hondo-. Además ayer aún lo llevaba...- mi voz se rompe y aprieto los puños a mis costados.
Pero no hace falta que diga cuándo, no hace falta que diga dónde; Eric ya lo sabe y me envuelve de nuevo con más fuerza.
-Que lo sepan no significa que nos estén buscando, ¿verdad?- pregunto segundos después en un hilo de voz.
-¿Eso sería malo?- cuestiona mirándome sin separarse.
Desvío la mirada y me encojo de hombros.
-Tal vez lo sepan- habla de nuevo carraspeando-. Tal vez estén preocupados y hayan pensado en salir a buscarnos. Podrían estar por los alrededores ahora mismo- le siento sonreír y me obliga a mirarle de nuevo-. Pero sé que no lo harán porque te quieren- sonríe y me acerca más a él, besándome con suavidad.
-No lo entiendo- digo al separarnos- ¿Por qué iban a estar preocupados pero no molestarse en buscarnos?
Eric suelta una pequeña carcajada que me hace fruncir el ceño.
-¿No lo ves, Ashley?- dice poniendo de nuevo las manos sobre mis hombros-. Han dejado que elijas tu destino.

A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora