—Alteza, despierte, es la hora del desayuno— escucho al otro lado de la puerta cerrada y abro los ojos despacio.
Eric lo hace segundos después y ambos sonreímos al vernos.
Deja un pequeño beso en mis labios antes de levantarse y acercarse de nuevo al balcón.
—¿No pensarás escapar por ahí ahora que es de día y pueden verte, verdad?— pregunto yendo hacia mi armario para coger un vestido.
Éste parece pensarlo y avanza de nuevo a mi lado, cogiendo mis manos y haciéndome girar sobre mí misma para quedar de espaldas a él y envolverme entre sus brazos.
Deja un beso en mi mejilla y después en mi cuello, provocando que ría a causa de las cosquillas que me provoca su contacto en esa zona.
—Tendremos que buscar otra manera de hacerme salir de aquí sin que me vean, entonces— susurra en mi oído.
Sonrío y me giro para besarle por unos segundos.
—Quizás si tardo en ir al comedor podemos fingir que es porque has venido a verme y he ido a recibirte.
Eric se separa y se lleva una mano al pecho de manera exagerada.
—¿Serías capaz de mentir por mí?
Rodeo su cuello con mis brazos y le beso de nuevo.
—Haría cualquier cosa por tí.
Hace una mueca que no logro descifrar y vuelve a separarse.
—Empieza a vestirte— dice cogiendo el vestido del suelo y poniéndolo sobre mí imitando mi gesto anterior— Luego me encargaré de mantenerte ocupada por un rato.
Un rubor cruza mis mejillas y trago saliva con fuerza.
Avanzo hacia el baño incorporado con la prenda en mis manos y salgo de nuevo a los pocos minutos.
Eric está sentado sobre la cama inspeccionando la habitación con la mirada y sonríe al posarla sobre mí.
Se levanta y se acerca para rodearme de nuevo de espaldas a él y deja más besos en mi mejilla.
—¿Le apetece bailar, Alteza?
Agarra mis manos tras ver que sonrío y empezamos a movernos siguiendo una música imaginaría.—Espera aquí— le digo a unos metros de la puerta cerrada del comedor.
Asiente y avanzo hacia ella pasando al interior, donde mi padre y mi hermano ya se encuentran desayunando.
—Has tardado mucho— dice mi padre mientras me siento— ¿Todo bien?
Asiento con la vista en mi plato.
—He tenido que encargarme de una visita, es todo.
Le miro y alza una ceja, por lo que me levanto de nuevo y le hago una seña a Eric para que entre.
—Buenos días, Majestad. Alteza— dice mirando primero a mi padre y después a mi hermano.
—Príncipe Eric— exclama mi padre levantándose— ¿A qué se debe su visita tan temprana?
—Vengo a negociar unos asuntos con Usted y su esposa, Majestad— dice de forma casi inmediata— Disculpe mi poca cortesía, pero debía hacerlo cuánto antes.
Mi padre nos mira a ambos.
—¿Por qué no he sido informado de su llegada?— pregunta mirándome mientras me siento.
Me encojo de hombros y empiezo a comer.
—Ashley.
Ruedo los ojos y le miro.
—El mayordomo se encontró conmigo mientras venía hacía aquí y me lo dijo. No quise que te molestara y fui yo en tu lugar.
—Está bien— dice sin más— Por favor, Alteza, acompáñenos— señala la silla a mi lado y se sienta despacio— Iré a pedir que sirvan otro plato.
Se acerca a mí y se inclina en mi oído.
—Ven conmigo— susurra con seriedad tomándome del brazo y sacándome de allí.
—Ésto no es la cocina— digo entrando en su despacho.
—Ashley, no sé con quién crees que estás hablando— se coloca tras su escritorio sin apartar la vista de mí— Pero soy tu padre y no consiento que me mientas. Así que dime qué hace el Príncipe Eric aquí tan temprano.
Respiro hondo y doy un paso hacia él.
—Ya te lo ha dicho, tenéis asuntos que tratar.
Niega con la cabeza y sonríe de lado.
—¿Ha dormido aquí, verdad? Contigo.
Trago saliva y retrocedo, confirmando su pregunta.
Se acerca de nuevo a mí y me encojo un poco.
Posa una mano en mi hombro con suavidad y empiezo a temblar.
—Vino a verme de madrugada— explico con un hilo de voz.
Contario a lo que pensaba, mi padre sonríe y me abraza con fuerza por unos segundos.
—Está bien, cariño— besa mi cabeza y se separa para mirarme— Vamos a desayunar, ¿de acuerdo?
Asiento y volvemos al comedor.
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A Princess' Tale (Reales II)
Romance*Historia sin corregir* Una Princesa que teme serlo y un amor esperado por años. Solo hay dos cosas que preocupen a Ashley a sus 18 años: el momento de ascender al Trono y encontrar un amor tan puro como el de sus padres; siendo éste último su más a...