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—Despierta, princesa— escucho la voz suave de mi padre pero me giro para seguir durmiendo.
Éste se ríe y se tumba de nuevo a mi lado empezando a recorrer mi brazo con sus dedos, haciendo que ría por las cosquillas que me causa.
Doy la vuelta de nuevo y abro un ojo para mirarle, ambos sonriendo.
El llanto de mi hermano resuena por el lugar y mi madre se acerca a su cuna para calmarlo.
—¿Lo ves? Hasta tu hermano está ya despierto y es más pequeño que tú— dice al ver que intento dormir de nuevo.
—Pero es un bebé. Solo tiene hambre y cuando se le haya pasado volverá a dormirse— hablo sin abrir los ojos.
El colchón se hunde a mi espalda y ladeo la cabeza para mirar a mi madre, quién acaricia mi frente con cariño antes de dejar un beso en ella.
—Oliver, déjala— dice incorporándose pero sin quitarme la vista de encima—. Si no quiere levantarse y perderse el día tan divertido que hemos preparado para los cuatro, peor para ella.
—¿Día divertido?— pregunto incorporándome de golpe.
Mis padres se miran entre sí, sonriendo.
—Ya sabes— dice mi madre levantantándose y cogiendo la mano de mi padre para que lo haga también, empezando a alejarse hacia la puerta—. Desayunar en el jardín, luego ir a montar a caballo, jugar los tres juntos... Y todas esas cosas que te encantan— se detienen y me miran de nuevo—. Pero sí estás tan cansada como para levantarte ahora, no creo que quieras hacerlas, ¿verdad?
—¡Sí quiero! ¡Sí!— exclamo bajando de la cama con rapidez pero no sin dificultad y corriendo hacia ellos.
Mi hermano vuelve a llorar y mi padre abre más los ojos. Se agacha frente a mí y posa un dedo en mi frente.
—¿Qué habíamos dicho de emocionarse cuando tu hermano duerme?
Me balanceo de un lado a otro pensando la respuesta.
—Que debo hablar bajito para no despertarle— contesto en un susurro y mi padre sonríe.
—Exacto— dice imitando mi tono de voz.
—Llevaré a Jared con una de las criadas para que le cuide hasta que volvamos— escuchamos a mi madre venir hacia nosotros con mi hermano en sus brazos—. Oliver, por qué no vas con Ashley mientras tanto para que empiecen a vestirla.
Mi padre asiente acercándose a ella y dejando un largo beso en sus labios; yo sonrío ante la escena.
—Vamos, pequeña.
Tomo tu mano y nos dirigimos a mi habitación, donde las doncellas esperan para hacer su tarea.
Mi padre me deja junto a ellas y sale de allí.
Mientras las mujeres comprueban que el vestido sobre mí está perfecto, escuchamos fuertes ruidos que provienen del exterior.
Y ya no tengo 6 años; tengo 3.
Los gritos de mi madre llamando a los guardias y éstos acudiendo con rapidez hacia ella. Un señor tratando de hacerla daño y a mi padre también. Ellos resistiéndose todo lo que pueden.

Me incorporo de golpe y la cama está vacía a mis lados.
—¡¿Papá?! ¡¿Mamá?! ¡¿Dónde estáis?!— exclamo asustada pero nadie responde.
Segundos después la puerta se abre y me cubro entera con las mantas, encogiéndome sobre mí misma sin dejar de temblar.
—Alteza, tranquila— dice bajito una de las doncellas mientras empieza a destaparme despacio—. Sus padres se encuentran desayunando junto a su hermano y Eric— me informa con una sonrisa que intenta ser tranquilizadora, pero mis nervios son tan fuertes que apenas funciona.
Agarra mi mano con suavidad y tira de mí de la misma forma para sacarme de la cama.
—Vamos— habla pasando una mano por mis hombros y acercándome a ella—. Yo la llevaré.
La miro con los ojos cubiertos de lágrimas y sonrío un poco.
—Gracias— susurro apoyándome en ella y dejando que sea quien me guíe.
Llegamos al comedor minutos después y tanto mis padres como Eric no tardan en levantarse al ver mi estado; pero son los primeros los que se acercan a mí.
Me dejo caer en los brazos de mi madre y la abrazo con fuerza dejando salir las lágrimas.
—Tranquila, mi niña— susurra mi padre abrazándome por detrás.
—Mejor desayunemos, ¿vale?— dice mi madre sonriendo tratando de calmar el ambiente.
Me ayudan a sentarme en mi sitio y miro a Eric, todavía de pie. Agarro su mano y la acaricio con suavidad tirando de ella para que se siente, pero se mantiene estático con la vista pérdida.
—Eric— le llama mi padre pero permanece igual.
—Cariño— susurro empezando a sollozar.
Al ver que sigue inmóvil, me levanto y me coloco frente a él, haciendo de todo para tratar que reaccione; pero por desgracia no lo consigo y segundos después se desmaya en mis brazos.


A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora