27

1 0 0
                                    

El salón de baile ya está preparado para mi cumpleaños dentro de dos días y yo solo quiero que el tiempo se detenga.
Mis padres, abuela y tía charlan sobre ello durante el desayuno sin dejar de repetir que será una velada especial. Aunque sé que será como todos los años: la gente acudiendo a la fiesta para felicitarme y darme regalos que no quiero ni necesito.
—Ashley, ¿ya has pensado qué vas a ponerte para la ocasión?— pregunta mi tía devolviéndome a la realidad.
La miro dejando el cubierto en el plato.
—¿Eso importa?— contesto con una risita nerviosa.
Todos los ojos se posan en mí y me encojo un poco.
—Pues claro que sí— exclama—. Es tu cumpleaños y no puedes presentarte con un vestido simple como los...
—Rose, está bien— la corta mi madre y ésta la mira avergonzada.
Se aclara la garganta y posa de nuevo su vista en mí.
—Lo siento, pequeña. Sé que siempre luces preciosa en tu día especial.
Sonrío de verdad pero ésta no tarda en borrarse ya que mi abuelo decide intervenir.
—Pues así debería vestirse siempre— alza la voz procurando que le prestemos atención—. No puede seguir yendo por ahí con esos vestidos de campesina. Es una Princesa y debe lucir como tal.
Cierro los ojos aguantando lo mismo que años anteriores. He pasado por ésto tantas veces que soy capaz de reproducir los diálogos en mi cabeza de memoria.
—Creo que soy lo bastante mayor para decidir qué ropa me es más cómoda y cuál no lo es tanto. Y los vestidos que dices que debo usar tan solo por lo que soy me resultan demasiado extravagantes como para llevarlos a diario.
Miro a las mujeres que se encuentran en la mesa ofreciéndoles una sonrisa de disculpa consciente de que llevan esa clase de ropa ahora mismo.
—Bueno, hablemos de la boda— dice mi abuela cambiando de tema. Nos mira a Eric y a mí sonriendo—. ¿Ya tenéis fecha para el enlace?
Mi abuelo sonríe ante la pregunta y se inclina un poco sobre la mesa.
—Estoy deseando conocer a los Reyes con lo que formaremos la alianza.
Observo a Eric y éste traga saliva antes de hablar.
—Verá, señor, resulta que ya no tengo ninguna relación con el que era mi reino.
Mi abuelo frunce el ceño y aprieta los labios.
—¿A qué se refiere?
Éste suspira cerrando los ojos por unos segundos.
—Decidí renunciar a mi lugar al Trono y demás títulos para alejarme por completo de mi padre. No podía seguir allí sabiendo lo que hizo a su familia.
Mi abuelo suelta una carcajada.
—Asi que la historia se repite— dice mirando a mis padres y luego a Eric y a mí.
—He perdido el apetito— susurro antes de levantarme y salir de allí.
Camino hasta llegar a mi sala de arte pero antes de entrar en ella me detengo y cambio mi destino.
Avanzo hacia los establos y, al verme, uno de los mozos deja su trabajo para preparar a Sprouse para mí.
Insisto de todas las maneras en que puedo hacerlo yo pero él no me escucha y sigue con el caballo.
Tras unos minutos, me ayuda a subir y ordeno al pequeño que empiece a caminar, pasando al trote segundos después y manteniéndonos al galope el resto del paseo.
Cuando llegamos al arroyo del bosque, desmonto para dejar que Sprouse descanse. Me siento en la hierba húmeda mientras él se acerca al agua para saciar su sed.
Regresamos al Castillo un largo rato después. De nuevo, Eric me espera en la entrada de las cuadras, sonriendo al verme. Se acerca para ayudarme a desmontar y le beso cuando mis pies tocan el suelo.
—¿Te encuentras mejor?— pregunta abrazándome.
Le miro y asiento sin dejar de sonreír volviendo a unir nuestros labios.
—¿Podemos ir a leer juntos?— pregunto aferrándome de nuevo a él.
Eric besa mi cabeza y se separa cogiendo mis manos, llegando a la biblioteca en pocos minutos. Tardamos unos cuantos más en decidir qué leer y, cuando lo hacemos, nos acurrucamos junto a la ventana.
No sé en qué momento me quedo dormida en sus brazos pero cuando despierto mis padres están frente a nosotros.
—¿Ocurre algo?— pregunto incorporándome y observo que Eric también duerme.
Mi madre se sienta a mi lado tomando mis manos con suavidad.
—Cariño, tu abuelo te ha estado buscando. Dice que quiere hablar contigo con urgencia.
Niego alejándome un poco chocando contra el cuerpo de Eric, haciendo que se despierte.
Mi padre se arrodilla frente a mí.
—Ashley, sabes que es mejor hacer lo que él quiere cuanto antes, por favor, ve.
Empiezo a temblar y sollozo un poco.
—Pero él nos odia, papá— contesto con la voz entrecortada.
Mi madre me abraza con fuerza dejando que llore en su pecho.
—Puedo ir contigo si quieres— escucho a Eric a mi espalda.
—No, debe hacerlo sola— dice mi padre incorporándose.
Respiro hondo y me separo de mi madre para levantarme también, mirando a Eric.
—Nos vemos luego, ¿vale?— dejo un corto beso en sus labios que él alarga por unos segundos, haciendo que ambos sonriamos.
—Está en mi despacho— escucho a mi padre mientras me alejo y salgo al pasillo.
Avanzo con algo de miedo hacia allí siendo consciente de los nervios que vuelven a invadirme.











A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora