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Camino por los jardines durante la noche cuando una niebla se forma a mi alrededor. Varias formas humanas surgen de ella y no tardo en reconocerlas: Eric, mis padres, algunas doncellas y gente del pueblo.
Hablan entre ellas y sus voces taladran mi cabeza.
-¿Cómo va a ser Reina si apenas está preparada para ser Princesa?- escucho a dos aldeanas comentar.
-Debería empezar a educarse y dejar de jugar. ¿Qué será lo que esperemos de ella en un futuro si no empieza a hacerlo pronto?
Cierro los ojos y aprieto los puños con fuerza, notando cómo mis nervios aumentan.
-Ashley- oigo la voz de Eric y corro hacia él para abrazarle.
Despierto contra su pecho y siento las lágrimas resbalar por mis mejillas.
Ésta dormido pero aún así me sostiene con fuerza, lo que me hace sonreír un poco.
Me separo de su agarre con cuidado y me levanto avanzando hacia el balcón, dónde me apoyo en la pared y me deslizo despacio hasta quedar sentada en el suelo; aunque no aguanto mucho tiempo antes de ponerme de nuevo en pie para ir a mi sala de arte. Me encierro en ella y me acerco al lienzo en blanco.
Solo pasan un par de minutos cuando escucho suaves golpes en la puerta, pero no quiero abrir; quiero volver a estar sola en mi pequeño santuario.
Termino el cuadro y lo dejo a un lado para que se seque y mientras empezar otro, repitiéndolo las veces necesarias para que mi cabeza se despeje de la pesadilla.
Pero por mucho que pinte las palabras no se esfuman y los nervios vuelven a mí.
La puerta suena de nuevo y respiro hondo antes de abrir. Eric me mira preocupado en silencio y no tardo en abrazarle con fuerza dejando que las lágrimas salgan otra vez.
Aún sin decir nada, empezamos a caminar sin soltarnos hasta llegar al salón de baile.
-¿Qué hacemos aquí?- pregunto sin separarme.
La oscuridad de la sala es tan profunda que solo consigo ver cómo sus ojos se hacen más pequeños cuando sonríe.
Sin soltar mi mano, va encendiendo cada una de las luces del lugar hasta que la penumbra desaparece.
Entorno los ojos para acostumbrarme a la claridad y le escucho reír. Segundos después se coloca frente a mí alzando nuestras manos entrelazadas y apoyando la otra en mi espalda antes de empezar a movernos por toda la estancia.
Mantengo la vista fija en mis pies mientras avanzamos hasta que Eric levanta mi barbilla para que le mire.
Sé que va a hablar pero me adelanto y poso un dedo en su labios, negando con la cabeza y haciendo que sigamos bailando en silencio.
Me apoyo en su pecho y cierro los ojos dejando que sea él quien nos guíe.
Tras un rato largo, se detiene y vuelve a hacer que le mire.
-¿Quieres hablar de lo que te preocupa?- pregunta envolviendo sus brazos en mi cuello.
Desvío la mirada y aprieto los labios.
-Estoy bien, Eric- digo suspirando-. Solo ha sido otra pesadilla.
Cierro los ojos al terminar la palabra y las voces del sueño regresan.
Me aparto de él con brusquedad y tapo mis oídos con fuerza intentando que desaparezcan, pero solo consigo que aumenten su volumen.
Siento que mis piernas tiemblan y caigo al suelo de rodillas encogiéndome sobre mí misma. Eric se acerca rápido a mi lado y me abraza con fuerza.
Escucho pasos apresurados venir hacia nosotros y no tengo que pensar mucho para saber qué son mis padres. No sé cómo sabían que estamos aquí pero no me importa; solo quiero que se vayan y me dejen respirar.
Antes de que puedan llegar a mí me levanto y corro hacia el exterior, bajando las escaleras y avanzando por los jardines hasta que mis piernas no pueden más y me dejo caer de nuevo.
Aprieto mis manos con fuerza sobre la hierba cuando escucho pasos tranquilos a mi espalda. Sollozo mientras una mano se posa en mi hombro y se agacha junto a mí.
Eric me abraza y acaricia mi cabello con suavidad. Tras unos segundos, nos tumba en el suelo y la humedad hace que la tela de mi camisón se pegue a mi piel.
Entrelazo nuestras manos y le miro aún con los ojos llorosos. Él se acerca posando una mano en mi mejilla y juntando nuestros labios, pero no respondo al beso.
Me separo y niego con la cabeza apoyando mi frente en la suya y apretando más su mano.
Eric se incorpora y me mira todavía en silencio. Yo le imito segundos después apoyándome en su hombro con la vista fija en las estrellas.
-Siempre he sido una sombra- murmuro tras un rato. Le miro y me abrazo a él con fuerza-. Cuando estoy con mis padres, a cada evento que acudimos, tan solo soy una sombra a su lado- cierro los ojos y siento una lágrima caer por mi mejilla-. Y lo peor es que se espera de mí algo que no puedo dar.
Eric me envuelve en sus brazos y besa mi cabeza.
-¿Qué no puedes dar?- pregunta con suavidad.
Cierro los ojos y respiro hondo.
-Lo mismo que ellos- contesto al tiempo que mi voz se rompe.









A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora