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Camino junto a Eric por los jardines poco después de haber desayunado.
-No pareces muy animada- dice entrelazando nuestros dedos- ¿Te encuentras bien?
No le miro y sigo avanzando en silencio.
-¿Sigues pensando en tu sueño de anoche?- habla de nuevo pero ésta vez bajito y con preocupación en su voz.
Cierro los ojos y respiro hondo, fingiendo una sonrisa.
-Estoy bien, ¿vale? Solo pensaba en mis cosas.
Eric asiente y vuelve la vista al frente.
-¿Y en qué pensabas?- pregunta segundos después.
-¡¿Es qué tienes que saberlo todo de mí?!- chillo separándome y mirándole furiosa.
Retrocede un poco bajando la mirada.
-No, pero... Si estás mal quiero ayudarte, solo eso.
Suelto un bufido y me paso la mano por la cara, cansada.
-Pues de momento no la necesito. Estoy bien y, si me disculpas, ahora quiero estar sola.
Me alejo de allí volviendo al interior del Castillo. Llego a mi sala de arte y me encierro en ella, pero apenas puedo concentrarme en pintar porque los pensamientos regresan a mi cabeza.
Cierro los ojos y respiro hondo de nuevo antes de salir al pasillo en busca de mis padres.
-¡Papá!- exclamo al verle y camino rápido hacia él.
Éste me da un corto abrazo y besa mi cabeza con cariño.
-¿Estás ocupado?- pregunto al separarnos- Necesito hablar contigo.
-Sabes que para tí nunca lo estoy, cariño- sonríe poniendo uno de mis mechones de pelo tras mi oreja.
Unimos nuestro brazos y caminamos hasta los jardines para sentarnos en un banco, donde sabemos que tendremos privacidad.
-¿Qué ocurre, cielo?- pregunta mirándome sin dejar de sonreír.
Juego nerviosa con la tela de mi vestido buscando cómo empezar la conversación. Respiro hondo poco después y le miro.
-¿Crees que somos suficientes?- pregunto casi en un susurro.
Mi padre frunce el ceño y se acerca más a mí.
-¿Suficientes?- repite confuso.
-Como parte de la realeza- cierro los ojos girándome para quedar al frente-. Mamá siempre está ocupada con reuniones y mil cosas más que atender, pero tú...
Le miro de nuevo esperando que no se enfade. Él toma mis manos y sonríe.
-Ashley- dice abrazándome-. Sabes que es tu madre quién gobierna y yo solo soy Regente porque ella es quien pertenece a la Realeza- besa mi cabeza y acaricia mi espalda-. Si yo hubiese sido Príncipe antes de conocerla gobernaríamos juntos, pero eso no significa que no sea importante. Y tú lo eres más todavía- me mira y sonríe cogiendo mi cara entre sus manos-. Eres la futura Reina y por ello debes conseguir mantener el Reino tal como ahora: en perfecta armonía los unos con los otros.
Le abrazo con fuerza y suelto un suspiro.
-¿Y cómo voy a hacerlo si no...
Me quedo callada al no encontrar las palabras adecuadas y empiezo a sollozar.
-Tengo miedo, papá- digo aferrándome más a él.
-Cariño, tranquila. Todavía falta un año para que empieces a prepararte como heredera al Trono.
-¡Es por eso!- alzo la voz separándome- ¿Cómo voy a conseguir aprender todo lo que debo si empiezo tan tarde a hacerlo?
-Mamá y yo acordamos que te formarías al cumplir los 20 para que no te vieses presionada desde pequeña tal y como a ella le pasó- me recuerda.
-¿Y si no me da tiempo?
Suelta una carcajada y frunzo el ceño.
-Perdón- dice posando una mano en mi hombro pero no deja de sonreír gracioso. Desvía la vista y se aclara la garganta antes de volver a hablar—. Tú madre y yo jamás dejaríamos que subieses al Trono sin que estuvieses preparada de verdad para ello, cariño. Tenlo por seguro.
Besa mi frente con cariño y me da un corto abrazo antes de levantarse.
—Tu madre me dijo que necesitaba mi ayuda para algo, así que tengo que irme. ¿Estarás bien?
Sonrío y asiento con la cabeza, él imita mi gesto y se aleja dejándome de nuevo con mis pensamientos; aunque ya no son horribles y me permiten respirar.
Tras unos minutos escucho unos pasos acercarse por mi espalda y me giro para ver a Eric casi pegado a mí.
—Hola— susurro levantándome.
Él solo me mira y rodea el banco para acercarse. Le observo dudar en si tomar o no mis manos y soy yo yo quien lo hace, juntando nuestros labios segundos después.
Rodea mi cuello con sus brazos y yo lo hago en su espalda, pegándole más a mí. Nos separamos por un instante y ambos sonreímos uniéndonos de nuevo y haciendo que el beso se torne apasionado.
—¿Te parece si retomamos el paseo?— pregunta aún pegado a mí.
Asiento con energía y enrolla su brazo entorno al mío volviendo a caminar sin rumbo.
Me apoyo en su hombro mientras avanzamos y cierro los ojos por un momento.
—Eric— digo bajito. Me detengo haciendo que haga lo mismo y poso mi mano libre en su mejilla permaneciendo en silencio.
No quiero hacer nada, tan solo perderme en sus ojos sabiendo que junto a él soy feliz.
—¿Qué te pasa?— pregunta pasando el pulgar cerca de mis ojos y me doy cuenta de que estoy llorando.
Niego con la cabeza sonriendo y le abrazo con fuerza.
—Te quiero, solo eso— susurro contra su pecho.
Deja un beso en mi cabeza y se apoya en ella apretándome más a él.
—Siento que podría quedarme así para siempre y no me importaría— vuelvo a hablar poco tiempo después.
Le noto sonreír y cómo se separa para mirarme. Y volvemos a perdernos en el otro dejando de ser conscientes de nuestro alrededor.

A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora