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-Eric- susurro cuando estoy a unos metros de las cuadras.
El chico se encuentra a la salida de éstas, apoyado en la pared; esperándome.
Me acerco con Sprouse lo más lento que puedo y éste sonríe al verme, pero los nervios vuelven a mí cuando avanza para ayudarme a desmontar.
En cuanto mis pies tocan el suelo me separo de él con rapidez y me alejo un poco.
-¿Te encuentras bien?- pregunta volviendo a acercarse, pero pongo una mano en su pecho impidiendo que lo haga.
Bajo la mirada hacia allí y por un segundo pienso que no puede ser tan malo, pero las imágenes del sueño vuelven y retrocedo de forma brusca.
-Vete, por favor- digo notando cómo mi voz se rompe.
Nos quedamos en silencio y no aparta la vista de mí.
Cierro los ojos y siento sus manos en las mías, las aprieta con suavidad y cuando quiero darme cuenta estoy apoyada en su pecho con sus brazos a mi alrededor.
-Está bien- susurra acariciando mi cabello y me aferro más a él mientras las lágrimas corren por mis mejillas.
Levanto la cabeza para mirarle y dejo un pequeño beso en sus labios.
-No quiero que me hagas daño- sollozo de nuevo contra él.
Se separa y toma mi cara entre sus manos, siendo ahora quien me besa.
-Eso es lo último que pensaría en hacerte, mi amor.
-¿Lo prometes?
Da un paso atrás y le observo quitarse uno de los anillos que lleva para luego tomar mi mano y acercarlo a mi dedo anular.
-Con éste anillo que depósito sobre tí, prometo estar junto a tí y no herirte de ninguna forma. ¿Lo aceptas?
Sonrío y me abalanzo sobre él para volver a besarle y asentir repetidas veces.
Deja un beso en el pequeño círculo de plata antes de colocarlo en mi dedo.
Le abrazo con fuerza y, aunque el tiempo sigue avanzando, siento que se ha detenido para siempre en éste momento.

Me preparo para ir a la cama y una de las doncellas se acerca a mí con varios vestidos.
-Alteza, ¿qué desea ponerse para el baile de mañana?- pregunta pasando de prenda en prenda.
Frunzo el ceño y dejo el cepillo en la mesa para mirarla.
-Es el aniversario de Proclamación de sus padres- me recuerda y abro mucho los ojos haciendo que ella ría por lo bajo.
-Será que tiene otras cosas en las que pensar- dice otra, sonriendo, mientras airea mis sábanas para colocarlas sobre el colchón.
-No sé a qué te refieres- contesto volviendo a mi tarea.
-El Príncipe Eric y Usted hacen una pareja estupenda, ¿no crees, Mildred?- comenta la primera.
La mujer junto a mi cama asiente y ambas se giran hacia mí.
-¡Y el anillo que le ha dado! Daría lo que fuera por un hombre así- suspira la mujer sin dejar de hacer cosas.
Las miro a ambas fingiendo enfado y me levanto para acostarme.
-Es la última vez que os cuento algo a ninguna- digo tumbándome.
Éstas se miran entre sí y luego posan la vista en mí, sonriendo.
-Nos alegra verla así, Alteza.
Me incorporo un poco y muestro confusión.
-¿Así cómo?- pregunto envolviendo mis rodillas con mis brazos.
-Feliz- dicen al unísono.
Se acercan para arroparme bien pero les insisto en que puedo hacerlo sola y se marchan.
Me tumbo de nuevo y sonrío en la oscuridad.
Feliz. Hacía mucho que no sabía lo que significaba esa palabra, pero con Eric la estoy descubriendo de nuevo. Porque él me hace feliz.

A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora