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—Cariño, qué bien que ya hayas vuelto— exclama mi padre acercándose y besando mi mejilla— Ven conmigo, tenemos visita.
Le sigo hasta el Salón del Trono y por un momento me siento confundida. El chico del pueblo se encuentra a unos metros y sonríe al verme.
—Cielo, quiero presentarte al Príncipe Eric, del Reino de Eprosal— le mira y luego a mí— Príncipe Eric, ésta es mi hija, la Princesa Ashley.
Hago una mueca al oír mi título pero permanezco callada.
El Príncipe se acerca y hace una pequeña reverencia.
—Que grata sorpresa volver a verla, Alteza.
Toma mi mano y deja en ella un beso más largo que el de hace unas horas.
—El placer es mío, Príncipe Eric— digo inclinándome después.
—Ashley— mi padre me saca de mi burbuja— ¿Por qué no le enseñas el Castillo a nuestro invitado mientras voy a buscar a tu madre para informarle de nuestra visita?
Le miro y asiento casi sin ser consciente.
Éste da una palmada antes de sonreír y dejarnos solos.
Noto cómo el chico ríe y vuelvo a perderme en sus ojos.
—¿Le importa si salimos al jardín lo primero? Hace un día espléndido para estar encerrados.
Niego con la cabeza y me ofrece su brazo para empezar a caminar.
Avanzamos hacia el exterior y el sol me ciega por unos segundos, haciendo que apriete más mi agarre sin querer.
Su cuerpo vibra al reír de nuevo y algo en mi estómago parece agitarse; una sensación extraña pero gratificante.
—Y dígame— habla unos minutos después— ¿Qué más le gusta hacer aparte de la lectura?
—Pintar— digo colocando uno de mis mechones rubio cobrizo tras mi oreja—. Es mi primera cosa favorita en realidad.
Sonríe y siento que entrelaza nuestras manos. Mis ojos grises se pierden de nuevo en los suyos y ésta vez sí soy consciente de algo: soy feliz como no lo he sido en mucho tiempo.
—Sería un honor si pudiese mostrarme sus pinturas, Alteza— susurra tan cerca que roza mis labios.
Ahora soy yo quien toma sus manos y caminamos de nuevo hacia el interior, llegando a los pocos minutos a mi sala de arte.
—Vaya— exclama impresionado al entrar en ella, fijándose primero en los libros.
Se acerca a mí segundos después para observar los cuadros que reposan en el suelo, aquellos que hace poco terminé.
—Es increíble— musita sonriendo.
Entrelazo de nuevo nuestras manos y nos miramos. No tardo es estar cada vez más cerca y, cuando estoy a punto de posar mis labios en los suyos, Eric me separa.
—Todavía no es adecuado, Alteza.
Bajo la vista algo apenada y siento sus labios en mi cabeza y después en mis manos.
—Espero que ésto le sirva por el momento— dice sonriendo.
Beso su mejilla y le abrazo con fuerza, siendo apretada más contra él.
—Disculpe, Alteza— escuchamos a unos metros y nos separamos con rapidez. El hombre nos observa por unos segundos antes de posar de nuevo su vista en mí— Sus padres la esperan a Usted y al Príncipe en el Salón del Trono.
—Gracias, iremos enseguida— digo y éste hace una reverencia para marcharse.
Salimos tomados de la mano hasta llegar allí y observo que mis padres se encuentran hablando entre ellos, por lo que no se dan cuenta de nuestra presencia hasta que nos acercamos.
—Tú eres la visita— exclama mi madre mirando a Eric.
Éste sonríe y hace una reverencia.
—Príncipe Eric de Eprosal, Majestad.
Al mencionar su reino, mi madre se torna sería y palidece al instante.
Toma con fuerza el brazo de mi padre y se apoya en su hombro cerrando los ojos. Él empieza a acariciar su cabello y deja pequeños y suaves besos en su cabeza. Yo aparto la vista.
—Disculpadnos— dice unos segundos después y se acerca a mí— Ashley, tu madre no se encuentra bien. Voy a llevarla a su habitación para que descanse.
Asiento aún sin mirarlos y escucho cómo se alejan despacio.
No levanto la vista hasta que sé que Eric y yo volvemos a estar solos.

A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora