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-¿Habéis pensado ya una fecha para la boda?- pregunta mi madre mientras caminamos por los jardines.
La miro apretando los labios.
-Todavía no, la verdad. No solemos hablar de ello cuando estamos juntos.
-Claro, tenéis cosas más importantes que hacer- contesta sonriendo con picardía y me noto enrojecer al instante.
Seguimos caminando en silencio hasta que mi madre lo rompe de nuevo. Para decir lo peor.
-¿Puedes contarme ya lo que te preocupaba hace unos días y supongo sigue haciendo?
Me detengo de golpe apartándome y bajo la vista a mis pies.
-No es algo tan importante, créeme- digo casi en un hilo de voz.
Agarra mis manos con suavidad haciendo que vuelva a mirarla.
-Por favor, Ashley, dímelo. Quiero ayudarte a...
-¿Y si por una vez no puedes hacer nada?- la corto sollozando-. Además estábamos hablando sobre la boda, así que mejor vamos a buscar a Eric para decidir juntos una fecha y empezar a prepararla.
Me alejo de vuelta al interior del Castillo sin saber si mi madre me sigue o no, aunque tampoco me importa.
Avanzo deprisa por el pasillo hasta llegar a mi sala de arte y cierro la puerta tras de mí.
Eric se acerca y me abraza con fuerza.
-Debemos pensar una fecha para la boda- digo apretándome más a él.
-¿Por eso estás tan preocupada? No sabía que fuera tan horrible saber cuándo podremos casarnos por fin.
Me separo y bajo la vista de nuevo ignorando su intento de bromear.
Eric posa su mano en mi mejilla y su calidez me reconforta un poco.
-Te quiero- susurro sonriendo.
Nos miramos por unos segundos y nos acercaremos de nuevo al otro para besarnos con intensidad.
Enlazo mis brazos en su cuello y él me pega más a su cuerpo antes de ser quien avance para apoyarme contra la pared.
Los golpes en la puerta minutos después nos hacen detenernos sonriendo y normalizar nuestras respiraciones antes de separarnos por completo.
-Sé que os estáis divirtiendo pero tenemos que hablar con vosotros- escuchamos decir a mi madre.
Abro la puerta y ésta nos mira en silencio junto a mi padre. Me hago a un lado para que puedan pasar.
-Sentimos interrumpir, pero tu madre ha insistido.
-No importa- contesta Eric acercándose de nuevo a mí, entrelazando nuestras manos- ¿Es un asunto sobre la boda?
Mis padres se miran y asienten entre ellos.
-No queremos presionaros, pero lleváis bastante comprometidos y ni siquiera habéis sugerido una fecha desde entonces. ¿Debo suponer que habéis cambiado de opinión?
-¡No!- contestamos Eric y yo al mismo tiempo.
-Se lo he explicado antes a mamá- me apresuro a seguir hablando-. No tenemos fecha porque no hemos vuelto a pensar en ello, nada más.
Mi padre avanza hacia nosotros posando una mano en mi hombro y otra en Eric.
-Intentad hacerlo en los próximos días. Cuánto antes tengamos la fecha antes podremos empezar a prepararla con tranquilidad- nos suelta y mira a mi madre de reojo-. No como la de dos personas que conozco.
Ésta se ríe y se acerca a él, besando su mejilla con cariño.
-Sabes que mis padres insistieron en hacerlo rápido porque debías aprender cómo comportarte dentro de la realeza.
Aprieto con más fuerza la mano de Eric y respiro hondo.
Mi padre parece notar mi nerviosismo puesto que toma mi otra mano y la acaricia con suavidad.
-Tranquila, cariño, nuestro acuerdo se mantiene; esperaremos a los 20 para que comiences con tus deberes hacia la Corona.
Niego con la cabeza y me separo de ambos sintiendo las lágrimas resbalar por mis mejillas.
Miro a mi madre entre sollozos antes de tomar aire y contarle, no sin miedo, cómo me siento al respecto.

La cena transcurre en silencio. Un silencio muy incómodo a mi parecer, ya que mi madre no ha dicho una palabra desde mi confesión de ésta tarde.
Su cubierto golpea el plato por tercera vez y se levanta con brusquedad para salir apresurada del comedor. Mi padre me mira antes de seguirla y yo lo hago segundos después.
-¡Mamá!- la llamo tratando de alcanzarla, pero acelera más el paso hasta encerrarse en su despacho.
Llego a la puerta y me apoyo en la madera suspirando.
-Ashley, creo que deberíamos dejarla tranquila por lo menos unos días- dice mi padre a mi lado.
-Tú no, yo- contesto mirándole-. A tí te necesita para recuperarse.
No dejo que hable de nuevo y me alejo de allí para ir a mi habitación a descansar.
Me dejo caer en la cama suspirando con pesadez y cierro los ojos hasta que escucho la puerta abrirse despacio.
Eric se acerca para tumbarse a mi lado y le abrazo con fuerza.
-No quiero que me odie como su padre hizo con ella- digo en un hilo de voz.
-No lo hará, mi amor- susurra apretándome más a él-. He conocido ambas partes y puedo jurar que tu madre nunca será tan ruin como tu abuelo.
Alzo la cabeza para mirarle, besándole por unos segundos antes de volver a apoyarme en su pecho.
—Espero que tengas razón— murmuro dejando que el sueño me atrape.

A Princess' Tale (Reales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora