IMPERIO 6.

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Cuando Jason toma la siesta me escapó de mamá para ir a hablar con mi hermana.

— Hola hermanita. — Me siento en su cama y revuelvo el cabello de Marcus.

— Me da mucho gusto que estés aquí Aidan. — Aitana ha pasado por mucho, pero sigue de pie por el niño que está en mi regazo.

Y a diferencia de Andrei, por supuesto que a ella le da mucho gusto que yo haya regresado, sé que me ama incluso más que a papá.

— ¿Cómo van las cosas con Adriano? — Alzo una ceja cuando comienza a buscar algo en su bolso. — ¿Qué es esto? — Frunzo el ceño cuando me da una carpeta.

— Estoy embarazada. — Se le llenan los ojos de lágrimas y abro la carpeta para ver la ecografía.

— Vas a tener un hermanito. — Le digo a mi sobrino y sonríe mientras ambos vemos la ecografía. — ¿Y por qué lloras? Adriano te quiere.

— Yo lo sé y créeme que yo lo amo a él. — Le doy un beso a mi sobrino. — Estoy muy feliz; pero no le digas nada a nadie. Adriano y yo queríamos que estuviera toda la familia antes de dar la noticia, pero necesitaba decírselo a alguien.

— Así que voy a ser tío por cuarta vez. — Asiente con una sonrisa.

— Tío, ¿Mañana jugamos tenis? Es que mamá no sabe. — Suelto una carcajada.

— Vale. — Choca su mano con la mía. — ¿Mamá también te dice que las novias son brujas malas? — Aitana me fulmina con la mirada.

— No tío, son tiburones peligrosos. — Niego mirando a mi hermana con fastidio.

— Tienen que dejar de decirle esas tonterías a mis sobrinos.

— ¡Ni se te ocurra Aidan! — Me grita, pero yo ya estoy saliendo con Marcus tomado de mi mano.

Con él es menos tiempo para hablar de otras cosas. Aún es un niño, pero cinco años mayor que Jason. Y si dejo que sus mamis les sigan llenando la cabeza de estupideces mis sobrinos van a seguir sin tocar a una mujer a los cincuenta.

— Hola papi. — Suelta una carcajada como siempre que le digo así.

Esta de pie frente al ventanal que da al jardín.

— ¿Qué me vas a pedir? — Alza una ceja.

— Nada, es sólo que es bueno estar de regreso. — Suspiro y apoyo la espalda en el respaldo del sillón detrás de su escritorio.

— Necesito que leas esto. — Me pasa una carpeta con el logo del Corporativo.

—¿En serio me vas a hacer trabajar papá? — Alzo una ceja. — No llevo ni veinticuatro horas aquí.

Desde los dieciséis años somos parte de la mesa directiva del Corporativo Ivanova. Desde que tengo memoria nos han dicho que todo lo que mis papás han construido es nuestro, aun así, nuestras firmas no tienen el mismo valor que la de ellos y no las van a tener, eso lo sé.

— Aidan, ya estás por cumplir veintidós años, comienza a ser responsable. — Aquí vamos de nuevo con esto.

— Soy responsable y lo sabes.

— No me refiero a que sepas ponerte un puto condón. — Lo miro con fastidio y me pasa otra carpeta. — Son los estados de tus cuentas bancarias y las tarjetas.

— ¿Ahora me vas a decir que te molesta que gaste dinero y me vas a quitar las tarjetas? — Cruzo los brazos ofendido. — ¡Viví en Singapur papá!

— Me importa una mierda el dinero que gastes Aidan; pero si quieres hacerte cargo de mis negocios entonces tienes que hacerte más responsable. Un solo error que cometas y me vas a hacer perder millones de dólares.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora