IMPERIO 44.

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Muchas veces dije que era imposible ver esa ''luz'' al final del túnel, sentir que vas a morir, que es imposible hablar con algún familiar, amigo o alguien importante para ti que ya falleció cuando sientes que ya no tienes fuerza para nada, ni siquiera para respirar.

Fui a una reunión en el Corporativo que duró dos horas o quizá un poco más, pero me quedé algunos minutos más hablando con el director sobre cosas aquí y allá que mi papá debía saber, y muchas otras que mamá debía saber cómo actual directora general de la sede principal del Corporativo, y bueno, del Corporativo en sí. Algunas veces puede ser difícil hablar con ellos debido a sus agendas.

Una vez que pude quitarme de encima al director me fui con un ligero dolor de cabeza por todo lo que mi cerebro tuvo que procesar y, sobre todo, recordar para hablar con mis papás. Son ridículas todas las cosas que mamá debe hacer y saber al ser la jefa de un Corporativo transnacional.

No tiene suficiente con obligarnos a hacer lo que ella quiere en nuestra familia. También cientos de empresas dependen de lo que ella ordene.

Luego mi auto dejó de funcionar, en ese momento estaba molesto pues un DBS completamente nuevo había dejado de funcionar de la nada, llame al seguro y a la agencia aún más molesto, ni siquiera llamé a Hats pues ella no tenía la culpa. Además, no quería que me dijera que estuviera tranquilo, pues eso solo me iba a alterar más.

Cuando se llevaron mi auto detuve un taxi, me golpearon en la cabeza y todo se volvió oscuro. Luego desperté en medio de la nada con mucho dolor en el cuerpo, no tengo idea cómo logré ponerme de pie, di dos pasos y sentí como si algo me obstruyera el paso del aire. No podía respirar y era doloroso. Demasiado doloroso.

— Hola bambino.

El dolor se volvió soportable, me sentía tranquilo, en paz, pero muy confundido. Estaba viendo a mi abuela, tenía enfrente a mi abuela Betty. Era como un sueño.

— ¿Abuela? — Frunzo el ceño.

— Me da gusto que no me hayas olvidado amore, han pasado muchos años. Eras pequeño cuando me fui. — Asiento.

— Te fuiste a dormir y esa fue la última vez que te vi. — Asiente con una sonrisa triste.

Creo que esa fue una de las peores cosas por las cuales pase siendo un niño. Recuerdo cuando papá entro a la cocina y nos dijo que mi abuela había fallecido, el dolor que se instalo en mi pecho haciéndome sollozar en sus brazos al entender que nunca volvería a verla. Recuerdo muy bien el viaje hasta Florencia, las lágrimas de mi abuela Karina al ver a su madre en un ataúd.

Siempre lo he tenido todo, pero mi abuela Betty fue lo primero que la vida me arrebato y no entendía por qué. Muchas veces me pregunte por qué se había ido si yo la amaba. Me despedí de ella pensando que la vería a la mañana siguiente. Sin embargo, no fue así.

— Yo no quería dejarlos amore, pero estaba muy cansada y quería volver a estar con tu abuelo. Aunque no pude ver nacer al resto de mis bisnietos.

— Todo me duele abuela, siento que el pecho me quema, no puedo respirar. — No sé por qué lo digo justo ahora.

— No es tu momento amore mío, tienes muchas cosas que hacer aún, no te puedes dar por vencido ahora.

— Siento que me ahogo. — Lo que siento en mi cuerpo es indescriptible.

— No puedes dejar a tu madre, ella se moriría si algo te pasará. Tienes muchas cosas que hacer, tienes a muchas personas que te aman.

— No sé qué pasó, no sé cómo termine aquí. — El dolor solo hace que me sienta mucho más frustrado.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora