IMPERIO 12.

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Pasaron ocho días en los que no fui capaz de dejar de ver a Rachel. Nos vimos al menos seis veces, pero ya no en mi casa, Aarón tenía toda la razón. No podía seguir arriesgándome de una manera tan estúpida.

Así que estamos en un departamento de mi tío Danielle. La verdad es que él es un poco más descuidado con la seguridad, papá no. Seguridad se encarga de revisar las cámaras de todas las propiedades al menos cada tres días y si las desactivó sería peor. Cuando las cámaras se apagan durante mas de un minuto entonces llega una alerta a la empresa de seguridad de mi tío Cane — que son quienes se encargan de la seguridad de la familia — y sería como pedir una orden de asesinato.

Quisiera sentirme mal por estarme follando a su hija en su departamento, pero la verdad es que no puedo. No suelo arrepentirme de lo que hago, aunque muchas veces son cosas estúpidas. La vida es demasiado corta como para pensar mucho las cosas antes de hacerlas, como para arrepentirte y luego tener que disculparte por todo. Eso no va conmigo.

Para colmo Hats retraso su llegada a Nueva York. Llega hoy. Por supuesto que me muero por verla.

— ¿A dónde vas? — Me mira mal cuando me comienzo a vestir.

— Sabes que Hats llega hoy. No te hagas como que no lo sabes. — Suspiro preparándome mentalmente para lo que viene.

— ¿En serio me vas a dejar aquí por irte con ella? — Resoplo.

— Rach, no comiences con esto de nuevo.

Me despido de ella y salgo de la habitación poniéndome la camiseta. Sé que está molesta, pero se lo he dicho muchas veces. Sabía que Hats llegaba hoy y aun así quiso que nos viéramos, así que no es mi culpa, creo que trato de chantajearme con sexo, pero no funciono.

— Aidan. — Viene solo en ropa interior. ¿En serio tenemos que llegar a esta situación tan dramática?

— No comiences con esto Rachel.

— Te vas a acostar con ella, ¿Verdad? — Resoplo y tomo su barbilla entre mi pulgar e índice para que no aparte la mirada.

— No preguntes algo que ya sabes y que si te lo vuelvo a confirmar vas a odiar la respuesta.

— ¿Por qué? — Se le llenan los ojos de lágrimas.

— No me hagas esto Rach. — Le doy un beso en la frente. No me gusta ver llorar a una mujer.

— No me lo hagas tú a mí. — Le tiembla el labio inferior.

— Así tiene que ser esto y lo sabes. No puedo presentarme contigo en público como si fueras mi pareja. Para todo el puto mundo eres mi prima. — Cierra los ojos. Sabe que tengo razón. — Así que tiene que ser. — Subo al ascensor y por suerte las puertas se cierran bastante rápido.

— ¡Aidan! — Por el pequeño espacio veo que comienza a sollozar.

Aunque quiero regresar con ella, no lo hago. Es mejor que entienda que no podemos llegar a más; y si regreso a abrazarla entonces solamente voy a darle más esperanzas. No voy a dejar de estar con Hats. Mi problema es que las quiero a ambas, pero una es prohibida, la otra no.

Apoyo la frente en el volante de mi auto y lo aprieto con fuerza. Solo porque me moría por ver a mis papás y hermanos o de lo contrario me hubiera ido a Sídney directamente. Quizá muchos piensen que son solo pretextos y que realmente regrese por Rachel, pero no es así. La única mujer que es capaz de hacerme cruzar el mundo entero por verla es mi madre, ni siquiera Hats. La diferencia es que ella esta conmigo mientras cruzo el mundo entero por llegar a ella.

Tengo que entrar al aeropuerto pues a la señorita se le ocurrió comprar el boleto de avión. Se suponía que vendría en el jet del Corporativo pues el de su padre estaría ocupado, pero dijo que no tenía caso y solo compro el boleto en primera clase, un precio excesivo para un vuelo de tres horas.

AIDAN. (Imperio #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora